Una semifinal marcada por la polémica. La llave entre Quilmes y Ferro, por el pase a la final del Reducido, para seguir soñando con el ascenso a la máxima categoría en Argentina, se definió por un penal que solo vio el árbitro Nicolás Lamolina. El juez se convirtió así en el protagonista del juego.
Al minuto 30 del segundo tiempo, en el Estadio Centenario Ciudad de Quilmes, el delantero del ‘Decano’, Federico Anselmo, fue a la disputa de la pelota cuando está estaba en el aire. Para hacerse con el balón, también fue el arquero de Ferro, Marcelo Miño, y hubo un contacto entre ambos que los hizo caer.
Guiado por el primer golpe de vista, Lamolina observó una infracción, del guardameta del ‘Verdolaga’, y no se percató que el que pegó había sido Anselmo, como se ve en las imágenes. El réferi no dudó, hizo sonar su silbato y señaló el punto del penal. Pese a los reclamos, no hubo marcha atrás.
El mismo Anselmo, que se dio vueltas en al gramado y tomó la zona afectada en el impacto, se encargó de patear el penal y no falló. Así, sobre los 32 minutos del complemento, Quilmes se puso arriba en el marcador, que no se movió más.
La determinación de Lamolina, como era de esperarse, tuvo repercusión en los medios argentinos. “El insólito penal que decretó el triunfo de Quilmes sobre Ferro y su clasificación a la final por el segundo ascenso a Primera”, tituló Infobae. Por su parte, Olé puso: “Quilmes a la final por un penal inventado”.
Injusto o no, Quilmes avanzó a la final del Reducido y luchará con Barracas Central por el segundo boleto par la Liga Profesional de Argentina.