¿Quién es Josh Cavallo y por qué su confesión es un paso necesario para el fútbol?

El video dura exactamente 2 minutos con 50 segundos, pero hay un sinfín de emociones que no pueden ser medidas. Josh Cavallo, mediocampista australiano de 21 años, dio el paso más importante para ganar el partido de su vida: este miércoles declaró públicamente su homosexualidad. “He estado luchando con mi sexualidad durante más de seis años y estoy contento de poder aceptarlo”, dijo el primer futbolista activo -a gran escala y con reconocimiento internacional- en declarar abiertamente que es gay.

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El acto de valentía mostrado por Josh fue aplaudido por el mundo del fútbol. Futbolistas de la élite como Gerard Piqué, Antoine Griezmann y Zlatan Ibrahimovic no tardaron en aplaudir su decisión. Los clubes y ligas de todo el mundo también se unieron al gran gesto que solo confirma una cosa: se acaba de dar -ojalá- un paso gigantesco en el deporte rey, el más popular del mundo, pero a su vez menos noble.

En 2013, el exmundialista con la selección alemana, Thomas Hitzlsperger, reconoció su homosexualidad luego de haberse retirado. Ese mismo año, Robbie Rogers, volante estadounidense, también salió del armario después de colgar los chimpunes. Los dos tienen algo en común: declararon su opción sexual después de dejar el fútbol, con el temor quizá de pasar el infierno que vivió Justin Fashanu.

Todos los 19 de febrero se celebra el Día Internacional contra la LGBTIfobia en el Deporte. ¿Por qué esa fecha? Por la muerte, por suicidio, del exfutbolista británico Justin Fashnau.

Justin era de origen humilde, gay y negro. Y tenía un talento desmesurado. Tras brillar en el Norwich en el inicio de la década del 80, su fichaje por el Nottingham Forest del mítico Brian Clough lo convirtió en el primer jugador afrodescendiente contratado por un millón de libras. Cuando la vida privada de Fashanu empezó a ser un secreto a voces, Clough se lo recriminó en el vestuario: “Si quieres un pan, ¿a dónde vas? Al panadero, supongo. Si quieres una pierna de cordero, al carnicero. Entonces, ¿por qué sigues yendo a esos malditos clubs de maricones?”.

En 1990, año en el que la Organización Mundial de la Salud decretó que la homosexualidad no era un trastorno, Justin confesó su homosexualidad. Ocho años después, cansado de las burlas, el repudio de su propia familia -su hermano declaró a la prensa que era un “paria”- y de ser acusado de agresión sexual, cogió una soga y se ahorcó. Tenía 37 años. “Ya me señalaron como culpable. No quiero ser más una vergüenza para mi familia”, escribió en un papel. Nunca se enteró que la policía abandonó el caso por falta de pruebas.

De ese trágico episodio han pasado tres décadas y el mundo del fútbol ha demostrado un cambio rotundo para bien. “Hoy me desperté, cerré ese viejo libro y abrí el libro real sobre Josh Cavallo. Nunca sonreí tanto en mi vida y anoche tuve la mejor noche de sueño sabiendo que finalmente podría ser yo mismo y no llevar una vida de mentiras. Me duelen mucho las mejillas de tanto sonreír”, reconoció a la BBC, Josh Cavallo. El futbolista, con miedo pero con más valentía, declaró ante el mundo que es gay. Y el mundo se unió en unísono para aplaudirlo, apoyarlo y reconocerlo.

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“Me llamo Steffani, soy futbolista y soy gay”

Stefanni Otiniano es una futbolista peruana de 29 años. En el 2019 pasó a la historia del fútbol nacional al marcar el primer gol de la selección en unos Juegos Panamericanos. Desde agosto de este año pertenece al Asteras Ladies Rethymno de Grecia, luego de haber jugado en Brasil, una de las mejores ligas de la región. Pero hoy no nos quiere hablar de su exitosa carrera futbolística, sino de algo que ella considera igual de importante: su orientación sexual.

“Yo me acepté desde muy joven, creo que a los 21 años. Pero conseguí liberarme para mi familia este año, conseguí contarles mi opción sexual y me apoyaron. Estoy agradecida con ellos porque sé que siempre me amarán independiente de a quien yo ame, así sea hombre o mujer”, inicia su relato.

“Vi las noticias sobre el futbolista australiano, Josh Cavallo. Me conmueve saber su historia de lucha en un ambiente, como el fútbol masculino, que no es tan común ver ese tipo de situaciones. El fútbol femenino no es ajeno a ese asunto, siempre existen personas que te miran de una forma diferente, se ríen de ti, te insultan y no te aceptan por solo tener una opción sexual distinta a ellos”, agrega antes de dejar el siguiente mensaje:

“Yo siempre pido empatía, cariño y respeto hacia el próximo, sea en cualquier situación. Y a las personas con otra orientación sexual les diría que no tengan miedo de abrir su corazón, que no se queden reprimidos. Es mejor estar libres y con una sonrisa que refleja lo que somos. Hoy puedo decir: Me llamo Steffani, soy futbolista y gay”.

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Un paso hacia un fútbol mejor

El apoyo que recibió Josh Cavallo tras declarar su orientación sexual conmovió, pero también sorprendió. Lo hecho por el australiano lamentablemente es algo poco común en la historia del balompié. “La homosexualidad en el fútbol masculino sigue siendo un tabú en la medida en que se suele manejar el consejo aún de no salir del closet porque el deporte mismo presiona a los hombres a ser símbolos de masculinidad. Se estigmatiza al hombre fuerte, testosterónico, y el público, en su mayoría, proyecta su masculinidad en estos ídolos futbolísticos igual de machos que ellos, que no son gays porque los gays se vinculan con la debilidad y esto se relaciona con lo femenino, y en esta sociedad ser femenino es ser débil y eso está mal visto, lamentablemente”, nos dice Aiñari Indacoechea, psicóloga clínica y socia consulta de Human Partners.

En esa misma línea se encuentra Thalia Simich, abogada especialista en Desarrollo Sostenible y Liderazgo Comunitario, y directora de Alianzas y Sostenibilidad de la Fundación “Deporte en Igualdad”. “El fútbol es un espacio percibido tradicionalmente como masculino, solo para hombres, machos, fuertes, aguerridos y que dejan todo en la cancha. Ahí se combinan dos prejuicios: 1) el estereotipo de que todos los hombres homosexuales son menos masculinos y que por eso su desempeño podría no estar a la altura del resto del equipo; y 2) que, por el hecho de sentirse atraídos por otros hombres, los demás jugadores del equipo quedarían expuestos y vulnerables dentro de la intimidad del equipo”.

Para el psicólogo y periodista deportivo Ricardo Montoya, existen dos tipos de homosexualidades: egosintónica y egodistónica. “La egosintónica es que tú te aceptas y lidias con eso, estás contento con lo que eres y tomas una decisión de obrar de acuerdo a lo que sientes. El problema en algunos deportes es que hay egodistonía; es decir, no se acepta que la gente sea homosexual. El fútbol es un ejemplo de eso, porque es el deporte que más discrimina. En otras disciplinas todavía más violentas la homosexualidad es aceptada, como el caso del capitán de la selección de rugby de Gales, Gareth Thomas, quien salió del clóset y tuvo el apoyo de toda la comunidad. Inclusive los jugadores de Francia salieron a un partido con los pasadores color arcoiris mostrándole su apoyo”.

Con respecto al argumento de Montoya, se puede creer que Cavallo tuvo la valentía de aceptarse, quererse y declarar abiertamente su homosexualidad sin temor al qué dirán, consciente de que está capacitado para afrontar los distintos escenarios que pueden venir. Por ahora ha recibido el total apoyo del mundo del fútbol. El problema podría venir después.

“El hincha, el consumidor de fútbol, básicamente demuestra su fanatismo con conductas impulsivas que podría traer consigo agresividad si está en desacuerdo con algún comportamiento de un futbolista, sea de su equipo o el rival. Podría haber insultados, rechazo y discriminación. En estos casos, la seguridad del futbolista está en riesgo”, añade Indacoechea.

Federico Stein, psicólogo terapeuta y deportivo, se aferra fuertemente a las esperanzas de que el fútbol, poco a poco, aceptará y tolerará la homosexualidad. Aunque esto, claro, vendrá como una consecuencia de muchos factores: “La educación es fundamental. Creo que conforme se trabaje en la formación de las personas, será más natural la aceptación de las diferencias. Pero también está el comportamiento del hincha, en la medida que siga aplaudiendo y apoyando, como lo han hecho con el futbolista australiano, seguiremos avanzando hacia lo que yo llamo ‘igualdad en las diferencias’”.

“El fútbol es una plataforma muy potente -agrega Simich- que tiene llegada masiva a las personas de una manera inigualable. Por eso es importante que se sigan emitiendo mensajes en contra de todos los tipos de discrminación (racismo, homofobia, xenofobia, violencia contra las mujeres, entre otros), porque finalmente son conductas que nos limitan como sociedad y vulneran o restringen los derechos y las libertades de las personas”.

Por otro lado, argumenta Aiñari, existe cierto miedo en los futbolistas de declarar su orientación sexual porque eso podría perjudicarlo económicamente al no ser tomado en cuenta en campañas publicitarias. De igual modo, el tabú se mantiene porque el fútbol es un deporte de contacto, con jugadores compartiendo habitaciones, viajando constantemente. “Podría haber rechazo de sus propios compañeros, si es que este asume o interpreta que por ser gay se fijará en ellos o intentará proponer algún tipo de contacto”, señala.

A inicios de este año, el diario alemán “Bild” publicó algunos extractos de “El juego: el mundo del fútbol”, el nuevo libro del exfutbolista Phillip Lahm en el que el campeón mundial en Brasil 2014 aconseja a los jugadores homosexuales que no hagan pública su orientación. “Tendrían que soportar insultos y difamaciones, ¿quién lo aceptaría?”, afirmó. Ocho meses después, sin querer, Josh Cavallo le respondió y mediante un emotivo video dejó un potente mensaje: atrévanse, sean libres. No hay frontera si es que no existe la necesidad de cruzarla.

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