La liga brasileña llegó hoy a su fin con el Corinthians por encima del resto y un nombre, el de Ricardo Oliveira (Santos FC), que por méritos propios y para sorpresa de muchos se ha convertido en el gran protagonista de la temporada al proclamarse máximo goleador del torneo, con 20 tantos.
El ex delantero del Milán, Betis y Zaragoza, entre otros, decidió volver al Santos FC el pasado enero, con un contrato de apenas cuatro meses bajo el brazo y con el propósito de demostrarse a sí mismo que aún podía jugar un fútbol de cierto nivel, tras cinco temporadas en los Emiratos Árabes Unidos.
El retorno de Ricardo Oliveira, a los 34 años, al club que lo dio a conocer al mundo, allá por el año 2003, parecía responder más a la necesidad del equipo de contar con un líder en el vestuario, que con la de tener un goleador en el campo.
Ricardo Oliveira, goleador del Santos FC y de la liga de Brasil. (Foto: AFP)
Sin embargo, Oliveira fue haciéndose un hueco en el equipo a base de goles y su participación acabó resultando fundamental para que el pasado mayo el Santos se proclamara campeón del torneo regional paulista, competición para la que de hecho había sido contratado el por entonces ex internacional.
La marcha al fútbol chino de la estrella del equipo, Robinho, a mediados de año, dejó a Oliveira ante el reto de asumir el papel de líder del equipo.
Fue entonces cuando este antaño veloz extremo no solo dio un paso al frente y se hizo con los galones, más por carácter que por edad, sino que además comenzó a explotar ese olfato goleador que el Santos tanto necesitaba.
Su desempeño llamó la atención del seleccionador brasileño, Dunga, que optó por volver a convocarlo diez años después de su última participación en la Canarinha, durante la Copa Confederaciones 2005.
Frente a Argentina, en noviembre, el delantero se convirtió, a sus 35 años, en el jugador de mayor edad en participar con la Canarinha en un fase de clasificación de un Mundial. Y esta misma semana el propio Dunga lo señaló como el mejor jugador de la liga brasileña en estos momentos.
Nada mal para un jugador al que todos habían dado por acabado en 2009 cuando, tal vez cansado de los vaivenes vividos en el fútbol europeo, hizo las maletas con destino a Oriente Próximo, en lo que parecía ser la búsqueda de un retiro tan soleado, como dorado.
En Europa, pese a lo irregular de su trayectoria, había logrado hacerse un nombre tras un primer paso en falso en las filas de un Valencia que no quiso darle una segunda oportunidad después de un estreno un tanto decepcionante.
Se fue entonces a Sevilla, donde su buen primer año como jugador del Betis no tuvo continuidad durante el segundo, lo que lo animó a volver cedido a Brasil, para enrolarse en las filas del Sao Paulo.
Sus buenas actuaciones en el 'Brasileirao' le acabarían abriendo las puertas del Milan, donde compartiría vestuario con otros grandes nombres del fútbol brasileño, como Kaká y Ronaldinho.
De nuevo, una actuación que no estuvo a la altura de lo esperado y, de nuevo, un teórico paso atrás en su carrera con destino a un prometedor Zaragoza.
El lugar de un equipo con figuras como las de los argentinos Pablo Aimar, Andrés D'Alessandro y Diego Milito parecía estar en la zona noble de la tabla de la Liga española, sin embargo, para sorpresa de los aficionados el equipo acabó sufriendo el drama del descenso en 2008.
El delantero decidió volver a firmar por el Betis mediada la temporada; sin embargo, el fantasma de la categoría de plata parecía perseguirle y ese mismo año, el 2009, el club andaluz acabó la temporada en puestos de descenso.
Fue entonces, apenas seis meses después de su vuelta a Sevilla, cuando el Al-Jazira llamó a sus puertas con una tentadora oferta, más en lo económico que en lo deportivo.
De nuevo un mal comienzo y de nuevo una cesión al Sao Paulo a los pocos meses de firmar por el club emiratí, que otra vez le serviría para recuperar su mejor fútbol.
Su vuelta a Abu Dabi fue espectacular. En sus cuatro temporadas en el equipo lideró a sus compañeros en el período más laureado de la historia del club. Sumó títulos, goles y galardones individuales a su palmarés, pero también años en sus piernas.
Por eso, en 2014 el Al-Jazira dejó marchar a su ídolo, rumbo al rival Al-Wasl, donde pese a su edad el delantero siguió jugando a buen nivel.
Así las cosas, Oliveira decidió afrontar el que podría ser el último reto de su carrera y en enero de este año volvió al mismo club que le vio partir a Europa doce años atrás.
Un contrato de apenas unos meses y una opinión pública que no veía con buenos ojos la llegada de un jugador de 34 años fueron la nada halagüeña bienvenida a un futbolista que a la postre ha demostrado que su carrera es un constante vaivén en el que nadie puede saber con certeza si va o viene.
Pero él ha demostrado que siempre está allí, en el momento justo, en el lugar indicado.
Fuente: EFE
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— DT El Comercio (@DTElComercio) diciembre 6, 2015
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