Juan Patricio Balbi Vignolo
La Nación (GDA)
Héctor ‘Caverna’ Godoy, uno de los líderes de la barra brava de River, es conocido en el club desde hace tiempo, pero quedó como referente de la tribuna en 2008 y desde septiembre de 2016 está en el listado del derecho de admisión del programa Tribuna Segura, tras haber sido procesado por administración fraudulenta debido a la reventa de entradas durante 2012, en el mandato de Daniel Passarella. Su apodo se lo ganó por lo rudimentario de sus decisiones.
Ahora vuelve a aparecer su nombre en medio de las versiones que sostienen que el ataque a los jugadores de Boca podría haberse tratado de una venganza de la barra: perdieron el negocio del año y el sábado no estuvieron en la tribuna Sívori Alta.
Porque, aunque no puede ir a la cancha, Godoy sigue moviendo los hilos junto con Martín "de Ramos" Araujo, procesado por la misma causa y con derecho de admisión.
Durante los partidos, el control es de Cristian Szyrko, alias Ciruja, pero a Caverna se lo puede ver en el exterior acompañando a River.
El presidente de River, Rodolfo D'Onofrio, atraviesa uno de los momentos más críticos de su gestión. La doble postergación de la final de la Copa Libertadores ante Boca por la agresión al ómnibus rival mantiene en vilo al club.
Y lo mismo sucede con la investigación judicial sobre la reventa ilegal de entradas, que tiene un protagonista central: Caverna Godoy. D'Onofrio y su comisión directiva dicen que no lo conocen.
"Godoy siempre está en todas las movidas con las entradas: con las de protocolo, con las de socios que ya fallecieron y haciendo pasar gente trabando molinetes", sostuvo un detective judicial que lo investigó en varias causas.
Ahora lo sigue el fiscal Norberto Brotto, quien lleva adelante la causa desde el 5 de abril por la reventa ilegal de entradas tras detectar ofertas en la página web Mercado Libre, y ayer allanó el estadio.
Hace más de veinte años que Caverna está en la popular: inició su camino a fines de los 90, se alió al grupo de Los Patovicas -o La Banda del Yogur-, de Adrián Rousseau y los hermanos Alan y William Schlenker, alianza que se quedó con el poder de la barra en 2002, y hasta fue empleado del club durante la gestión de José María Aguilar, un polémico ex presidente de la institución.
Pero todo dio un giro el 11 de febrero de 2007 con la "batalla de los quinchos", en la previa de un partido ante Lanús, en Núñez. Un enfrentamiento con armas blancas y de fuego hizo estallar la interna entre el grupo de Rousseau y el de los Schlenker, quienes se quedaron con el poder.
Y otros dos hechos cambiaron el rumbo: la "batalla del playón", en mayo, tras un encuentro con Independiente, en el que integrantes de la facción dominante fueron atacados por la banda de Rousseau.
El otro episodio fue el asesinato de Gonzalo Acro, en agosto, por el cual Rousseau y Schlenker están condenados desde 2011 a prisión perpetua.
A partir de ese momento, Rousseau obtuvo el poder, pero, al no lograr entrar a los estadios, la tribuna quedó al mando de Godoy y Araujo, sus laderos.
Ambos fueron aumentando su poder en los ciclos de Aguilar y Passarella, enfrentados con La Banda del Oeste, actual grupo disidente. Pero en 2014, el primer año de la gestión de D'Onofrio, comenzaron los problemas: en abril fueron detenidos en un operativo antes de un duelo con Lanús, en el Monumental, con 200 carnets de socios, entradas para reventa, gas pimienta, facas, 12 celulares y más de 7000 pesos.
Pese a que fueron liberados tras efectuarles un acta contravencional, en noviembre Godoy fue apuñalado en la confitería del club en un ataque de miembros de la barra disidente, en busca de entradas para la semifinal de la Copa Sudamericana con Boca. Fue internado y volvió a la tribuna, pero sin mucho tiempo.
A partir de la investigación por la muerte del joven Gonzalo Saucedo en la tribuna Sívori Alta en un partido contra Boca Unidos en 2012, las escuchas derivaron en otra causa: la reventa de entradas de canje durante la gestión Passarella. Y en septiembre de 2016 fue procesado por el juez Fernando Caunedo, junto con el ex presidente y otras 18 personas.
Hoy, Caverna no está detenido porque la situación de las entradas de reventa es una contravención, que, según señaló ayer el fiscal Brotto, "posiblemente se transforme en delito". Pero su nombre vuelve a estar en boca de todo el mundo en River.