En la mayoría de países de Sudamérica la derrota es vista como algo inaceptable. Normalmente, si tu equipo pierde, se buscan argumentos para desprestigiar al entrenador y a los jugadores. En general, a todos los integrantes. Es una práctica común en nuestro continente: adular a quien gana y menospreciar al que pierde.
Aunque eso no es lo peor de todo. Muchas veces, y en la mayoría de países de Sudamérica, la violencia es pan de cada día. En Argentina mueren hinchas, en Brasil hay batallas campales fuera de los estadios y, sin ir muy lejos, aquí en Perú el fanático no acude al estadio debido a que el clima de violencia en los estadios es latente.
¿Es posible que suceda lo contrario si entendiéramos que el fútbol es solamente un juego que no deja de perder el espíritu amateur? Sí. Una prueba: ayer los hinchas de la Roma, luego de perder 7-1 frente a Bayern Múnich, aplaudieron a la fanaticada bávara que acudió al Olímpico de Roma y hasta intercambiaron bufandas a través de las tribunas.
Una imagen que demuestra que el fútbol es confraternidad, reconocimiento, y todos los etcéteras, menos sinínimo de violencia.