Tres tazas de café caliente, una cámara y una grabadora reposan sobre la mesa en la que Ernesto Arakaki estaba sentado para iniciar la entrevista. La cita fue en un local cercano a la Plaza de La Bandera, en Pueblo Libre, donde se respira tranquilidad y se escucha buena música. Pero estábamos allí para hablar de fútbol, específicamente, sobre Alianza Lima, con el que ganó cuatro títulos nacionales (2001, 2003, 2004 y 2006), llevó la cinta de capitán y hasta fue uno de sus máximos referentes en la cancha. En vísperas del partido contra Sporting Cristal, que podría definir el destino de cada equipo en el Torneo Clausura, el Chino analizó el presente del cuadro blanquiazul, cuestionó la poca identidad en su juego, resaltó la necesidad de referentes nacidos en el club para ser campeón y contó la vez que provocó la expulsión de Luis Alberto Bonnet. “Le dije: ‘tranquilo, hijo’ y se molestó”, detalla.
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— Siempre se dice que los Cristal-Alianza son clásicos modernos. ¿Crees que Cristal es el clásico de Alianza?
Sí, claro. Son equipos grandes, de mucha tradición, historia e hinchada. Así como la U es el clásico rival de Alianza Lima, Cristal también protagoniza partidos que generan mucha expectativa. Está luchando por los primeros lugares y se habla mucho alrededor de estos partidos.
— ¿Cómo se viven estos partidos si tenemos en cuenta que ambos pelean por ganar el Clausura?, ¿hay un favorito?
Ambos están tentando el título. El Apertura lo ganó Universitario y esta es la última oportunidad que tienen Cristal y Alianza para luchar por el título nacional, los cupos a los torneos internacionales también; entonces, son competidores directos hoy. Siempre hay nerviosismo, una cuota de ansiedad, de tensión, y uno tiene que regularlo. En partidos como estos, los jugadores saben todo lo que se lucha y se pelea en la cancha.
— Hay un dato no menor: Alianza no le ganó a ninguno de sus rivales directos este año. ¿Por qué?
Alrededor de los equipos se dicen un montón de cosas, la prensa, las redes. Seguramente, no somos ajenos a esas presiones, a esas cosas que se dicen sobre un plantel, un equipo y ciertos jugadores. Pero a la hora que empieza el partido, todo eso queda de lado y se olvida. Hay ciertas cosas también que van taladrando en el subconsciente, pero ahora hay herramientas que puedes utilizar; y una que vez que empieza el encuentro, te olvidas de todo eso.
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— ¿Cómo explicar que Alianza no haya podido ganarle a la U, Cristal y Melgar este año? ¿Por qué cuesta tanto?
Es difícil de entender. Yo no soy parte del plantel, ellos seguramente tienen las respuestas más concretas, más seguras. Lo que percibo es que Alianza tiene el mejor plantel, pero esto te puede jugar a favor o en contra, dependiendo de cómo lo armes. En cuanto a cantidad y jerarquía de sus jugadores, somos el mejor plantel. Ha faltado encontrar la forma de competir a estos equipos grandes. Es clave ganarles si quieres ser campeón a fin de año. Falta una cierta cuota de identidad.
— ¿Sigues los partidos de Alianza? ¿Te gusta esta versión que ves?
He visto algunos. Te mentiría, siendo lo más sincero posible. Veo buenos jugadores, con jerarquía, con talento, recorrido y un nivel físico que antes no había. Pero Alianza siempre se ha caracterizado por otro estilo de juego. Tiene que ver con las piezas que escoges a la hora de jugar y allí falta cerrar ese círculo.
— Los resultados a veces determinan la continuidad de un entrenador. ¿Se justifica la salida de Alejandro Restrepo?
Creo en los proyectos a largos plazos, la consistencia y la coherencia. La coherencia es lo que te da resultados, y yo no sé si somos coherentes. Como te digo, Alianza representa unos valores, una identidad y tú tienes que tomar decisiones en torno a eso. Cuando las cosas encuentran relación y coherencia, ahí se dan los resultados. Yo no siento que allí encajan las piezas. Si tú crees que Alianza representa estos valores y esta identidad, pero a la hora de elegir jugadores no tomas en cuenta eso, no se va a encontrar esa conexión entre los objetivos del club y el sentimiento del hincha. Para que todo fluya y haya armonía en una institución, tiene que haber coherencia y consistencia entre los objetivos y la toma de decisiones. Y allí siento que hay preocupación.
— ¿Te refieres a la gerencia deportiva, que es la que finalmente contrata al comando técnico y los jugadores?
No señalo a nadie, pero sí me gustaría ver esa coherencia desde afuera. Por ejemplo, Alianza siempre se ha caracterizado por promocionar a sus divisiones menores. Sé de los chicos que hay, el talento que tienen y bajo qué filosofía se han ido formando; y no verlos en el campo es no respetar las raíces. Alianza, hoy en día vive un contexto que nunca se ha dado en su historia. Alianza siempre ha sido un equipo de pueblo y de bajos recursos. Hoy es todo lo contrario: vive una bonanza económica y pareciera que lo marea. Ha perdido el rumbo. Espero que se retome eso. Esa va a ser la fórmula para conseguir resultados.
— ¿Le falta identidad a este Alianza Lima?
Yo creo que sí. Falta ese toque de aliancismo en su juego. Y eso tiene que ver con los jugadores que escoges. Eso se puede corregir. En el plantel hay jugadores que representan eso, como Castillo, Noriega, Campos, chicos nacidos de las canteras. Quevedo no se formó en Alianza, pero representa lo que al aliancista le gusta: ese jugador habilidoso, quimboso, que puede pasar y meter goles, la alegría en el juego. Eso hay que buscar, sin quedarnos en el pasado. Hay que ver cómo conjugamos esa identidad con lo que el fútbol moderno exige. Que no se malentienda: hay que buscar, a través de esa identidad, dar un paso hacia adelante, porque tenemos recursos.
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— Hace poco Jefferson Farfán dijo que en Alianza no hay referentes que hayan crecido en el club y que eso es importante para mantener la identidad. ¿Coincides con esto?
Sí, y eso hay que construirlo, cuidarlo, respetarlo. En la época que yo jugué, siempre había una columna: dos o tres jugadores que se mantenían en el equipo, quizá no tanto por lo que puedan dar en el campo porque el tiempo pasa y los años transcurren, pero son los que cuidan los valores, la identidad y la mística de Alianza. Hay cosas que uno va haciendo y reflejan esa identidad. Como hoy Alianza es un equipo de bonanza, muy fácil se traen y se sacan jugadores, y no se ha preocupado de cuidar eso en el tiempo. Hoy hay piezas en el plantel que pueden darle ese toque. Zambrano es hincha de Alianza, se ha ganado el respeto y tiene cierto empoderamiento que Alianza necesita.
— Mencionaste a Zambrano, Castillo, Noriega, Campos, pero no a Hernán Barcos. ¿Encaja en esa lista?
También. Que no se malentienda, él es un jugador que le ha dado mucho al club. Valoro mucho su liderazgo y su constancia: es un jugador que siempre mete goles, que nunca se lesiona y siempre está. Es un líder. Pero más allá de esto, él no nació en el club. Por más que quiera, no conoce en el fondo la historia, la mística que gira alrededor de Alianza. Seguramente, con el tiempo lo ganará; pero si te das cuenta, el liderazgo en la historia del club tiene que ver con jugadores que nacieron de la cantera y se mantuvieron muchos años allí. Esto no es una crítica contra Barcos, no creo que le esté quitando el valor que se ha ganado en el tiempo. En la época en la que yo jugué, puede llegar el delantero más rankeado del extranjero; pero (Juan) Jayo y Pepe (Soto) estaban y tenían la cinta.
— Lograste cuatro títulos nacionales con Alianza, ¿crees que el hincha te guarda un cariño especial? ¿Así lo sientes cuando sales a la calle?
Sí, ese cariño no se olvida. Gracias a Dios me he mantenido trabajando en el fútbol y eso me mantiene de alguna forma cerca de la gente. He trabajado siete años en menores en Alianza, y siempre he recibido el cariño y el respeto hasta ahora.
— Te tocó ser campeón y capitán con Alianza en 2004 y 2006 con 25 y 27 años. Eso ahora no se ve mucho...
Son cosas que hay que ir cuidando y generar esos liderazgos. Yo vengo de una época en la que Pepe y Jayo eran los líderes; y cuando ellos fueron saliendo, me dejaron a mí ese protagonismo. Me daban la banda en ciertos partidos. El ‘profe’ (Gustavo) Costas fue el primero que me dio la cinta. Y allí vas construyendo lo que viene en el futuro. Pero ahora Alianza vive momentos distintos a lo de toda su historia.
— ¿Te considerabas un referente en esos planteles?
Es una responsabilidad que vas asumiendo poco a poco. Que uno lo quisiera o no es otra cosa. Yo tenía otra forma de liderar. No era tanto de hablar, si no de decir las cosas entre cuatro paredes con los compañeros. Estuve nueve años en Alianza y de alguna forma te vas ganando un lugar dentro del equipo: desde la relación con la barra hasta negociar los premios con los dirigentes. Guiar en 2006 al equipo para ser campeón nacional y también pelear la baja en el 2008. Hay momentos buenos y malos, y uno tiene que dar la cara en todo.
— Compartiste camerinos en Alianza con Farfán y ‘Chicho’ Salas. Hoy es un hecho que ambos no se llevan bien. ¿Qué les dirías como excompañero?
Difícil. Yo he sido jugador y también he estado como jefe de la Unidad Técnica de Menores, cerca de los entrenadores. Entonces, hay decisiones que desde la parte técnica tienes que tomar, y a veces desde la parte deportiva no son fáciles de digerir. Creemos que hemos sido compañeros y tienes que respetar ciertos códigos. Y no es así. ‘Chicho’ dio el salto hacia el otro lado y tuvo que tomar decisiones frías y duras que difícilmente se van a entender desde la parte deportiva. Cualquier jugador que quiere ser titular y el técnico lo sienta (en la banca), nunca a va a estar conforme con esa decisión. Después, que uno haya dicho una cosa y no lo haya cumplido, son detalles que no conozco.
— Si el ‘Zorrito’ Aguirre se hubiese quedado en Alianza, ejemplificaría lo que mencionas sobre la identidad...
Así es. Eso hay que analizar a la hora de construir un equipo. De repente, el ‘Zorrito’ no iba a influir deportivamente como en sus mejores años, pero sí un respeto por la identidad, a cuidar de la mística, de los valores, de las costumbres que tiene Alianza.
— ¿Qué anécdota es la que más recuerdas de las veces que enfrentaste a Cristal?
Hay muchas. Con Cristal nos tocó jugar dos finales nacionales y las ganamos ambas. Recuerdo que Bonnet era uno de los delanteros más difíciles de Cristal y estaba en sus mejores épocas. En una jugada chocamos, me reclamó y por sacarlo del partido le dije: ‘Ya, hijo, tranquilo’, sacándole en cara los dos títulos que le habíamos enfrente de ellos. Y me tiró un cachetadón, yo fingí, me tiré y lo expulsaron. En estos partidos las revoluciones están a mil.
— ¿Eras un central que le gustaba pegar o eras más cauteloso al momento de hacerte sentir en el campo?
La gente cree que soy tranquilo, pero en la cancha hay que hacerse sentir. Y uno tiene que saber cómo. (Gerardo) Pelusso nos decía: ‘Si tú haces falta, es porque estás marcando mal’. Él fue central. A veces la gente no entiende y te pide pegarle al rival. No es así. Si te puedes hacer sentir, sin hacer falta, bacán.
— Pero con el VAR es más difícil...
En los 80′s te mataban. Esa patada que le metieron a Franco Navarro, había que ser valiente para ser delantero. Ahora no puedes ni jalar un poco porque te cobran.
— ¿Qué le falta a este Alianza para ser campeón?
Es nuestro objetivo este año. Le falta un poco más de juego, un poco más de volumen de ataque. (Ricardo) Gareca decía en la selección que para anotar necesitamos 11 situaciones de gol en promedio. Si no mejoras eso, va a ser más difícil. Y eso es lo que está faltando a Alianza.
— ¿Mariano Soso es el indicado para darle eso que Alianza necesita?
Tomando en cuenta lo que se vio de él en sus anteriores equipos, podría ser. Después hay que ver si tiene las piezas para hacerlo.
— ¿En qué proyectos estás y qué se viene para ti en el futuro?
Ahora estoy full con mi escuela. Estoy un poco fuera del sistema, pero siempre buscando aportar al futuro formativo desde el ámbito privado. Estoy dando entrenamiento personalizados, también estoy en la escuela de entrenadores.
— ¿Te llama la atención dirigir en el fútbol peruano?
A veces me entra el bicho, pero también recuerdo que tengo como propósito de vida el aportar al fútbol formativo.