¿Alianza Lima necesita a Reimond Manco?, por Jerónimo Pimentel
¿Alianza Lima necesita a Reimond Manco?, por Jerónimo Pimentel
Jerónimo Pimentel

Se debe resistir la tentación de simbolizar. También es necesario renunciar al hallazgo de fábulas y moralejas. Evitar decir, por ejemplo, que es un ex jugador de 25 años. No sirve de nada. El periodista informa, no sentencia. Por eso hay que evitar la comparación fácil que invita a ver en él lo que no es: un Kukín del siglo XXI. La operación demanda esfuerzo, sí, pero tiene recompensa: separar el ruido del fútbol. Es un ejercicio en toda regla pasar por alto la oportunidad que desperdició en Holanda, la farsa que armó en México y el video que lo muestra remolcado por un taxista aquella vez que lo noqueó una borrachera televisada. Pero ignorar la evidencia extradeportiva, por una vez, se justifica: el fútbol es un país generoso y el Perú también. En estas tierras a todos nos queda un próximo partido.

El de Manco se lo ha dado y provoca creer que la fuente donde nació el mito será también el correctivo que lo encauce. Pero esos son buenos deseos. Roverano, o quien lo suceda, deberá entender primero qué tipo de futbolista es Manco y cuál quiere ser. Su historia breve pero accidentada no lo ha dejado en claro. El ex ‘jotita’ soñó con ser un ‘10’ antiguo, de regate y descarga. Oré lo usaba de segundo delantero y en Aurich se redescubrió como ‘8’. Así, asociado con Tejada, tuvo su último buen pico de rendimiento en una Libertadores ya un tanto lejana: por la derecha y pegado a la línea. Luego, en UTC y León, se transformó en un lanzador satisfecho, capaz tanto de ejecutar tiros libres y asistir perfectos como de caminar la cancha durante 80’. Ocurre que esto último se nota menos en clubes de media tabla, donde las expectativas son bajas y las carencias tácticas, a veces, pasan por pintoresquismos. En ese tramo, Manco fue ganando cuerpo y perdiendo velocidad. No nos estamos haciendo más jóvenes.


Los hechos futbolísticos, luego, son los siguientes: Manco debe ser uno de los futbolistas más dotados para resolver en espacio reducido. Es difícil que alguien se oponga a esa afirmación, una de las pocas en la que podrían coincidir Butters, Markarián y Burga, para ponernos extremos. La contraparte es igual de contundente: Reimond es tácticamente flojo, tiene poca movilidad, le cuesta jugar en bloque y es prácticamente inútil cuando su equipo defiende. La buena noticia  para él es que el talento no se consigue con trabajo, en el mejor de los casos, se desarrolla y se afina. La mala noticia es que hay deportistas a los que no les gusta laborar.

¿Alianza Lima, hoy, representa el entorno adecuado para que Manco sea por primera vez en su vida un profesional y supla sus defectos formativos? O dicho de otra forma: ¿quién necesita más a quién?

Se debe resistir la tentación de especular y moralizar: el periodista deportivo no es un profesor de Educación Cívica.

Reestreno. Reimond Manco volvió a jugar por Alianza Lima tras siete años de ausencias. Por ahora, más dudas que certezas.

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