Marco Quilca León

Su mayor acto de amor hacia su Alianza Lima se dio en 1987, en aquella inolvidable noche que los íntimos jugaron el primer partido después de la tragedia del Fokker. Fue un día de mucho dolor, de gritos ahogados en las tribunas del estadio Alejandro Villanueva e inclusive llanto; pero también de amor incondicional: ese 17 de diciembre, Alianza revivió en sus ídolos.