Y es una forma más de definir el aliancismo. Un sentimiento que en noches como la de Asunción encuentra explicación a seguir creyendo en medio de todo. Porque la ilusión es más grande cuando el reto es más complicado y hay que esperar hasta el minuto final para celebrar, Pero hoy el cielo es más azul que en los últimos once años. Y el corazón es más grande luego de 30 partidos.
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Porque Alianza es un sentimiento que vale la pena cualquier espera. Lo vivimos los base tres con los 18 años de espera hasta 1997, y los once entre el 2006 y 2017 para celebrar nuevos títulos locales. O ese maldito verano del 2021 aguardando por la palabra del TAS. Y claro, la pesada mochila de los 30 partidos sin ganar en la Copa Libertadores.
Se nos escapó en la última ante River por un tiro libre brillante de los millonarios en el 2019 (1-1 sobre la hora), se fue de forma absurda ante Estudiantes de Mérida en el 2020 (2-2 en Matute ante un cuadro venezolano de poco nivel).
Pero era este 2023 con un Chicho Salas a la cabeza, con Campos salvando varias y Zambrano jugándose todo en el área. Con Castillo corriendo todo y Aldair celebrando un golazo. Todos nacidos con el corazón blanquiazul. Y con los que se han hecho al aliancismo desde que vieron los colores. Porque hoy Sabbag, Andrade y Barcos, claro, son más aliancistas como Comando Sur que llegó hasta Asunción a alentar.
Gran parte de ese plantel hoy seguro gritaron frente a sus televisores la victoria blanquiazul. De aquel 1-0 sobre Nacional de Uruguay en marzo del 2012 se han repetido tantas veces los videos que José Carlos Fernández parece que sigue corriendo por todo el Estadio Nacional.
Han pasado once años desde esa victoria. 30 partidos que esperaron los corazones blanquiazules. 24 derrotas y seis empates que frutaban en cada torneo.
Treinta encuentros en los que no se pudo ante cinco equipos brasileños (8 partidos), otros cinco argentinos (10 partidos), dos uruguyos (3 partidos), dos chilenos (4), un colombiano (2), un venezolano (2) y un paraguayo (1).
Ahora se escribe una nueva historia. Pero hacia otro rumbo, como en Alianza Lima debe ser.
Noche histórica
Canta la barra con la garganta de cientos en la tribuna, y con el alma de la mitad más uno de un país que esperaba este momento. Grita Chicho Salas, explota Aldair Rodríguez y es pura euforia Pablo Sabbag por el 2-1 de Alianza Lima sobre Libertad en el Defensores del Chaco. Hubo que esperar mucho para un momento como este, fueron treinta partidos sin ganar en once años que quedarán en un mal recuerdo, en una mala racha que llegó a su fin por este Alianza que se reforzó para ello.
Y para eso llegó Sabbag, para eso firmó el ‘Rifle’ Andrade, para eso se confió en Carlos Zambrano y para eso apareció Bryan Reyna. Y quien nos iba a contar que esta victoria empieza a escribir una nueva historia era Aldair Rodríguez, un atacante que ha marcado tres tantos en los últimos tres años. Se guardó la puntería para el momento más pesado y pudo ser por duplicado, pero el VAR le negó el segundo.
Golazo de Sabbag para creer, pero un penal para Libertad hizo que la fe fuera más grande en los últimos minutos para confiar en que todas esas malas que siempre suelen suceder esta vez no iba a pasar.
Y no pasó porque este Alianza tiene un corazón que late para momentos como este. Porque Campos se crece y Peruzzi se desdobla para ocupar espacios. Porque Hernán Barcos es líder dentro y fuera del campo y, sobre todo, porque esta es una familia que crece junta por el mismo objetivo.
Y los planes cambian. Ya se rompió la terrible mala racha de 30 partidos sin ganar. Ahora, ¿por qué no pensar en octavos?, ¿por qué no hacer que la nueva historia sea más grande que hasta ahora?
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