P: ¿Cómo hacemos, hermano?
F: No sé, dime tú, yo estoy para ti siempre.
P: Me debes un pase gol hace tres meses, eh.
F: Te lo pago en el clásico y en el Nacional. Y ganamos.
P: Vamos con todo.
*Esta conversación ha sido modificada para conveniencia del alegre lector crema que el domingo comprará el pan más rico de la panadería.
Cuántas veces Andy Polo ha soñado este momento. Cuántas veces Edison Flores ha querido sentirse así. Prueba de que solo la emoción perdura. Los niños que se hicieron amigos en Vidú son los hombres que hoy construyen paso a paso el camino en el centenario de Universitario. Los hermanos de toda la vida construyeron el gol que muteó a un Nacional vestido de blanquiazul, pero que estalló de felicidad en cada casa de un hincha merengue. 1-0 y nada más, para que la alegría de la final ganada en noviembre del 2023 se siga celebrando en febrero del 2024.
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Vamos dándonos cuenta lo estudioso que es Fabián Bustos. El técnico trabajó una idea en la semana y sobre el gramado del Estadio Nacional le funcionó. Encasilló a Cabellos entre Murrugarra, Concha y Gonzáles, y puso a Portocarrero frente a Kevin Serna para igualar la velocidad por las bandas. Las dos apuestas blanquiazules frenadas desde la pizarra.
Vamos confirmando lo brillantes que son Corzo, Riveros y Di Benedetto jugando juntos. Compactos, inexpugnables e imquebrantables para sumarle otra batalla ganada a la línea defensiva. Ahora, con Sebastián Britos en el arco, la garantía se mantiene: 270 minutos sin recibir goles en Liga 1.
Y vamos advirtiendo que la apuesta por Diego Dorregaray, hasta ahora, no ha tenido grandes frutos. La presión es mucha, las ocasiones son claras, y dentro de una fecha volverá Alex Valera para pelear el puesto de centrodelantero.
Clásico caliente
Un clásico intenso en toda medida. Peleado por los cuatro lados de la cancha. Con sabor a revancha para unos, y con ganas de seguir celebrando para otros. Los blanquiazules tomaron la iniciativa y, cuando mejor se sentían sobre el campo con la contensión de Arregui y el juego de Rodríguez, llegó el gol de Polo en complicidad con Jairo Concha y Edison Flores, y con responsabilidad del zaguero Aldair Fuentes y del arquero Franco Saravia, quien regaló el primer palo de su arco para la definición del merengue.
Con el resultado a favor, Fabián Bustos movió piezas, no desesperó a su equipo, supo darle freno por el si el ímpetu se desbordaba (amonestados Murrugarra y Concha en los primeros 45′). En cambio, el técnico Alejandro Restrepo fue por el empate con todo lo que tenía a la mano: Costa por Cabellos y Garcés por Fuentes a los 46′. Y luego, Zanelatto, Lagos y Humán con la misma orden de encontrar el gol. Los centros y arremetidas se encontraron siempre con el muro defensivo de la ‘U’.
Caidos en desesperación, contagiados por el empuje sin control, a los blanquiazules les ganó la vehemencia. Jiovany Ramos pateó a Calcaterra en el piso y vio la roja. El arquero Saravia cortó un ataque de Rivera con falta y también se fue a las duchas.
Por otro lado, al árbitro Diego Haro no le tembló la mano. Sacó seis amarillas en total en la ‘U’, dos más en Alianza Lima, y se valió del VAR para anular un gol de Hernán Barcos en los descuentos y con 9 hombres. Ese tanto hubiese significado un empate agónico para los hinchas blanquiazules que llenaron el Nacional.
Fue, entonces, triunfo crema como premio al planteamiento de Bustos, a la solidez defensiva y a la efectividad de la dupla Flores-Polo, los buenos muchachos que iluminan el centenario merengue.