El invicto de Salas que no se veía desde 1999: Los aciertos de Chicho para convertir Matute en un fortín aliancista

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Sentado en una banca cerca a uno de los portones que da entrada a las tribunas Oriente y Norte, Salas esperó a sus nuevos dirigidos. Con el grupo completo, los reunió y les pidió dos cosas que van más allá de la táctica y la estrategia, pero que en ese momento eran necesarios: compromiso y sacrificio. Dos pilares que han marcado la pauta de su camino glorioso desde aquel septiembre de 2022 hasta estos días.

Un recorrido en el que logró el bicampeonato el año pasado y que en este 2023 ya cortó dos rachas históricas en la Libertadores (34 partidos sin ganar para Alianza y 30 sin triunfos de visita para equipos peruanos), además de tener al equipo íntimo como líder del Apertura con números increíbles: 11 victorias, 24 goles a favor y 8 en contra, y cien por ciento de efectividad jugando en Matute, su fortín (6 de 6).

“Sé de lo que es capaz. Estudió mucho, estuvo varios años como asistente y ahora está teniendo su oportunidad”, contó José Soto, quien fue su compañero de vestuario en los títulos de 2001, 2003, 2004 y 2006.

Frontal y honesto. Dos virtudes que no abundan en el mundo del fútbol, pero que Salas tiene como bandera. Y ahí radica quizá la enorme gestión que ha realizado en el cuadro íntimo. Con la espalda de conocer el mundo aliancista como pocos, no le pesó tomar decisiones drásticas desde el inicio.

En el momento en el que asumió, Alianza iba en el quinto lugar del Clausura. Así que rápidamente hizo cambios. Los Rodriguez (Aldair y Arley), dos extremos potentes para presionar y generosos para ayudar en defensa, serían titulares tras no tener minutos con Bustos. Y Farfán, que no estaba bien físicamente, entendió sin chistar que su rol estaba fuera del campo.

Los resultados le dieron la razón. Los blanquiazules ganaron ocho de nueve partidos -contando las hazañas en Cusco y Ayacucho- y clasificaron a la final contra Melgar en la que se impusieron. En las celebraciones, Farfán fue uno de los primeros en ir a abrazar a Guillermo. Benavente, otro de los relegados, también lo hizo.

“Nos gustó que sin perder el tiempo diera un palmazo sobre la mesa sobre lo que él creía que había que hacer. Mostró su carácter”, analizó José Bellina, gerente deportivo aliancista, en una entrevista con este Diario.

El corajudo lateral de metro 70 que disfrazaba sus carencias técnicas con voluntad de hierro, se hizo gigante y dominó un vestuario con muchas figuras.

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Un 2023 que está siendo histórico

Respaldado por el título, Salas se ganó la chance de dirigir este 2023 sabiendo que el reto era aún mayor. El club invirtió en jugadores de jerarquía como Zambrano, Cueva, Andrade y Sabbag para buscar el tricampeonato y competir en la Libertadores que hasta hace poco era una pesadilla. Además, detrás estaban los bicampeones que esperaban ser titulares.

El desafío no le está quedando grande al técnico. Ha sabido gestionar el vestuario y el tiempo de los jugadores. Hernán Barcos, líder y goleador los últimos dos años, es suplente de Sabbag y entre ambos hay muy buena relación. Christian Cueva se está poniendo bien físicamente y ‘Chicho’ lo viene llevando de a pocos. Y Jairo Concha ha sido relegado pese a que en los planes de la gerencia estaba venderlo este año.

“Está tocado”, nos dice Ernesto Arakaki, su excompañero. Y pareciera que sí. Desde que asumió, Salas no perdió en Matute. Con el triunfo ante Vallejo, Alianza lleva 12 partidos ganados (31 goles a favor y solo uno en contra), la mejor racha de victorias de local del club desde 1999 cuando encadenaron 17 paridos sumando de a tres con Edgar Ospina en el banco. Además, superó a Bengoechea (10 triunfos en 2017 y 9 en 2018).

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Es líder del Apertura con 33 puntos (cinco más que la ‘U’) con cinco fechas por jugar (tres serán en casa) y marcha segundo en la Libertadores con dos encuentros seguidos por jugar de local .

‘Chicho’ ha hecho que Matute, la caldera ubicada en La Victoria, lata al ritmo de su corazón y le haga honor al nombre del populoso distrito blanquiazul.