Hay quienes individualizan en Manuel Burga el problema del fútbol peruano. De hecho, la mayoría (mirar el resultado parcial de nuestro sondeo) está de acuerdo con que la FIFA nos desafilie con tal de ver al cuestionado presidente fuera de la Federación Peruana de Fútbol (FPF). Y eso es incorrecto: la expulsión de Perú de la FIFA no implica de ninguna manera sacar a Manuel Burga de la presidencia de la FPF.
Usted se preguntará por qué. La respuesta es fácil: porque cuando presentas la solicitud para volver a afiliarte, la FIFA te obliga a que lo hagas bajo las mismas condiciones de cuando se dio la desafiliación. Es decir, con el mismo presidente. En este caso, Manuel Burga. Le falte un mes o cuatro años de gestión.
Ojo, la desafiliación implica cero competencias (Eliminatorias, Sub 20, Sub 17, Copa Sudamericana, Copa Libertadores, etc.) y cero transferencias de jugadores. Si el común de la gente considera que el problema principal del fútbol peruano es la estructura de menores -formación- es contradictorio estar a favor de una desafiliación porque perderías una de las principales etapas de formación: la competencia.
Hay otras formas legales para que el presidente de la federación, en este caso Manuel Burga, sea removido de su cargo. De hecho, la FIFA permite la injerencia del gobierno en temas penales. En ese sentido, y tomando como ejemplo el caso Burga, el Congreso puede investigarlo durante el período de su proceso como presidente sin que la FIFA se meta en el asunto, como por ejemplo en el caso Huapaya (investigado por supuesto lavado de activos). ¿Intervino la FIFA? No.
La FIFA es casi como una empresa. Se debe respetar su reglamento interno, pero nada impide que el presidente de una federación sea investigado o, si fuese el caso, sentenciado por algún delito penal. Por ejemplo, el caso más sonado: Lionel Messi. En el hipotético caso de que el gobierno español lo sentencie por evasión de impuestos y asociación ilícita para delinquir por el caso Hacienda, nadie, ni la FIFA ni su federación, impediría que vaya a la cárcel. En ese sentido, no desafiliarían a nadie.