“¿Cómo crees que va a salir?”, le pregunta Paolo Guerero al abogado Julio García en el lobby del hotel Ascot de Zúrich, Suiza. Es el 30 de mayo del 2018, uno de los días más largos en la vida del ‘Depredador’. El abogado suizo Alexandre Zen Ruffinen les había comunicado que el Tribunal Federal Suizo se había reunido y que al día siguiente se iba a publicar el fallo definitivo. Guerrero, finalmente, iba a saber si podía (o no) jugar el Mundial de Rusia 2018.
Habían pasado casi ocho meses de apelaciones, de espera de resoluciones y la historia parecía estar cerca de cerrarse. En noviembre del 2017, Guerrero fue inhabilitado por FIFA por dar positivo en una prueba antidopaje después del partido entre Perú y Argentina en La Bombonera. Su apelación en el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) en lugar de liberarlo del castigo lo llevó a una sanción mayor. Pero el '9′ intentó el último trámite para buscar su cupo mundialista. Contrató abogados internacionales, recibió la asesoría voluntaria de Julio García y llegó hasta el Tribunal Federal Suizo.
Los plazos se acortaban, Ricardo Gareca tenía que entregar su lista definitiva el 4 de junio y todo el plantel se alistaba para dirigirse a Austria, donde se había establecido la preconcentración antes de viajar a Moscú. Paolo Guerrero viajó a Zúrich con el abogado peruano Julio García, con su mejor amigo José Zegarra y con el presidente de la Federación Peruana de Fútbol, Edwin Oviedo. Antes de entregar la documentación al Tribunal Federal Suizo, Paolo y Oviedo se entrevistaron con Gianni Infantino, presidente de la FIFA. ¿El objetivo? Dejar constancia que el máximo ente del fútbol no tenía una posición muy radical sobre si Guerrero debía o no jugar en Rusia. Ese, sin duda, fue uno de los argumentos más potentes en la defensa del delantero.
Otras cartas usadas por los abogados de Paolo era la premura del tiempo para aprobar su apelación en Suiza, el daño a la carrera que le estaba causando el castigo y a la comprobación que la contaminación del '9′ no fue intencional. Toda esa documentación fue entregada al Tribunal el 25 de mayo del 2018.
Ese 30 de mayo, hubo sobresalto en el grupo que acompañana a Paolo porque desde Lima ya se había anunciado desde la prensa que “Guerrero iba al Mundial”. Lo primero que hizo la defensa del '9′ fue entrevistarse con el departamento de comunicaciones del Tribunal Federal Suizo y explicarles que esa información, no provenía de ellos. Querían deslindar y desmentir que querían ejercer presión al Tribunal. Así transcurrió la mañana y tarde de ese día.
-Entrenar y esperar-
“Cuando Paolo me preguntó en la noche previa cómo iba a salir su fallo, le dije que habían muchas probabilidades que todo vaya bien. Pero que en esos temas jurídicos siempre hay un margen de error. Me sentía muy comprometido de usar las palabras correctas para responderle”, me responde García. Todo el grupo que viajó con Guerrero trataba de enviarle mensajes positivos mañana, tarde y noche. Con ese optimismo, querían motivar a Paolo, quien se entrenaba durante tres turnos en Zúrich.
Por las mañanas, el ‘Depredador’ entrenaba en un parque inmenso, rodeado por el lago Zúrich; por las tardes iba a la cancha de un colegio de educación primara (que fue gestionado por el cónsul en Suiza, Germán Vera) y cerraba el día en el gimnasio. En todos los turnos lo acompañaba el entrenador argentino Alejandro Espósito.
El 31 de mayo era un día límite para esperar esa resolución. La víspera casi nadie pudo dormir. Guerrero y García, hinchas de Alianza Lima, miraron de madrugada la victoria 2-1 de los íntimos sobre Sporting Cristal. Ya faltaba poco tiempo para esa llamada que esperaban. La llamada del abogado suizo Alexandre Zen Ruffinen.
-Acción de gracias-
Eran las 8:15 de la mañana del 31 de mayo en Zúrich. Zen Ruffinen envió el mensaje más esperado. “Paolo va a poder jugar el Mundial”. Los tres estaban tomando desayuno en el hotel. Zegarra le escribió a Paolo y lo citó para que baje a reunirse con todos en el cuarto de Julio García. Allí le comunicaron la buena noticia. Sacaron una gaseosa del frigobar e hicieron un brindis simbólico.
“Tengo que irme a entrenar”, comentó riendo Paolo. Sin embargo, García le dijo que era el momento de agradecer. La iglesia elegida fue la de San Pedro y San Pablo, donde en octubre también le hacen homenaje al Señor de los Milagros. Guerrero no dudó en aceptar. Sabía que era el momento de agradecer.
A las 2 p.m. de Suiza (6 de la mañana de Lima), el Tribunal Federal Suizo hizo oficial el efecto suspensivo a título supraprovisional a la apelación interpuesta por el futbolista Paolo Guerrero. En resumen, se suspendía el castigo. No había exculpación ni condena, solo unos puntos suspensivos que Guerrero recordará toda su vida.
Paolo pidió hacer una llamada al presidente Martín Vizcarra, quien también manifestó su solidaridad y aceptó ser incluido en el petitorio que se llevó al Tribunal Federal Suizo. Lo que tocaba después era alquilar un auto y enrumbar hacia la concentración peruana en Austria.
Para el atacante el Inter de Porto Alegre su travesía mundialista tuvo sobresaltos hasta el último minuto. Ya con la tranquilidad de la habilitación, Guerrero salió del hotel junto a García. Afuera del hotel Ascot -también conocido como el hotel de la FIFA en Zúrich-, esperaban corresponsales peruanos que empezaron a correr buscando una exclusiva con Paolo. Lo que decidió el '9′ fue el silencio y se subió a un tranvía junto a García. Ya dentro del tren, ingresó la policía de tránsito para el control de los boletos. Guerrero y García, por ese apuro, se olvidaron de comprar los pases. Si los detenían, otra vez el Mundial quedaba en suspenso. Apenas se abrió la puerta del tranvía, se bajaron rápido sin mirar hacia atrás. Así llegó Paolo Guerrero a Rusia. Con la vista al frente, con los ojos bien abiertos para seguir soñando despierto.