Lo apodaban “Rocky”, por su parecido físico al actor Sylvester Stallone, en su interpretación al boxeador de Filadelfia, pero no repartía golpes en un cuadrilátero, sino goles en un rectángulo. Desde Cerro Chato, localidad de Uruguay, el ex atacante Diego Ifrán, campeón con Sporting Cristal en el 2016 y con Peñarol, en el Apertura del mismo año, rompió su silencio, y reveló el motivo de su alejamiento del equipo rimense, una declaración que sacará ronchas.
Alejado del fútbol, con 34 años, hoy dedicado a la ganadería en su país, contó anécdotas de vestuarios sobre su amistad con el francés campeón mundial Antoine Griezmann, con quien jugó en Real Sociedad de España. “Es un gran amigo con quien jugué tres años”, afirmó entusiasmado. Por otro lado, el encuentro entre el vigente campeón del fútbol peruano y el “carbonero”, por cuartos de final en la Copa Sudamericana, fue otro tema a repasar.
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—Ganaste títulos con Peñarol y Sporting Cristal, en el 2016, equipos que se enfrentarán en cuartos de final de la Copa Sudamericana… ¿Habrá sentimientos encontrados?
Sí, salí campeón con Peñarol a mitad de año, y luego coronamos con Sporting Cristal, al final del 2016. Fue un año inolvidable. Ahora se enfrentan, será un lindo partido. Peñarol está haciendo una Copa Sudamericana muy buena, le falta un poco cerrar los partidos, pero ha cambiado la visión del fútbol. Juega muy bien, mete muchos goles, será un encuentro parejo. Por su parte, Sporting Cristal juega, juega muy bien al fútbol, tiene sus armas, será un duelo de ida y vuelta.
—El último clásico, el “carbonero” se impuso con bronca, ¿lo disfrutaste como hincha?
Peñarol es el cuadro que representa más a Uruguay por sacar esa garra, esa lucha por superar momentos difíciles. Era un clásico fundamental para el equipo, que ganó el primer partido de visitante muy bien, y en el segundo partido, lo controló. Nacional, como había clasificado a Libertadores, el año pasado, llegaba como ganador, pero luego lo dejaron sin Sudamericana. Se quedaron sin el pan y sin la torta.
—Del Sporting Cristal 2016, todavía figuran Horacio Calcaterra y Martín Távara, hoy con más minutos de juego…
“Calca” está de capitán. También juega Távara y recuerdo que él estaba muy chico. También Luis Abram, Pedro Aquino, pero ahora están en la selección. Son jugadores jóvenes que tienen mucho por dar. A Abram lo seguía en Vélez. Cuando se fueron lejos de la cuna, sumaron experiencia, es un cambio tras haber dejado a sus familias, y están saliendo adelante, entrenando fuerte, es donde sacan su diferencia.
—¿Tienes comunicación con tus ex compañeros de Sporting Cristal?
Con Jorge Cazulo, el “Titi” Christian Ortiz. Ahora el “Piqui” está de entrenador de la reserva de Sporting Cristal. Es una persona muy seria y comprometida, era el capitán que teníamos con Carlos Lobatón, así que los dos eran comprometidos con el club, con el equipo, con todo. Tiene mucha experiencia, es un referente para la institución.
—Sporting Cristal está apostando por personajes del fútbol en la institución... ¿Qué te parece?
Han tenido buenas ideas. Hay muchas personas que pueden saber, que pueden haber estudiado, pero el que lo vivió, se esforzó, lo sufrió y disfrutó, sabrá más que cualquiera. Nadie sabe más que los jugadores que pasaron por un vestuario.
—Muchos recuerdan la “chalaca” al palo en la final por el título nacional contra Melgar…
Son ocasiones que pasan, unas veces salen, otras no. Lo disfruté mucho, pues al final se pudo ganar. Sin duda fue uno de mis mejores momentos. La felicidad fue compartida con el equipo, se pudo disfrutar con tranquilidad.
—Hablando de “chalaca”, ¿viste el gol de Christofer Gonzales ante Arsenal de Sarandí?
Sí, resolvió muy bien, rápido. No tenía otra opción, si esperaba un segundo más, se le venía la marca encima. Son jugadas que uno tiene que resolver en el momento, no tienes mucho por pensar. Tratas de hacer lo que uno tiene en la mente.
—¿Por qué rescindiste contrato con Sporting Cristal siendo campeón?
Sinceramente fue porque el técnico Pablo Zegarra me metió un cuchillo en la espalda. Yo ya venía cansado de líos con mi representante, de pasarla mal en algunos equipos, no me merecía eso, tenía a mi padre enfermo, así que decidí abandonar todo y venirme con mi familia. No quería tener más problemas, pues no sentía esas ganas de seguir, de jugar. Cuando la cabeza no funciona, el cuerpo tampoco. Así que más valió dar un paso al costado.
—¿Qué pasó exactamente con Zegarra?
Me hizo una mala jugada. Previo partido, viaje en ómnibus, siete horas, me dijo que venía de recuperarme, que no iba a tener minutos, pero que por mi experiencia me quería cuidar. Si me quería quedar, que lo haga. Pero no me convocó, me dejó ahí. Después el presidente de Sporting Cristal se enteró que yo no había querido ir, cuando fue él, quien le había dicho al presidente que yo no había querido ir. Le pregunté a mis compañeros, ellos sabían, pues les había contado. No podían creer lo que me había dicho. Me hizo una jugada de doble sentido. No me vino en gracia, más a mis 30 años, pues había dejado todo por Cristal.
—Tras lo sucedido, ¿hablaste con Pablo?
Hablé con él en su escritorio, también seriamente con todos mis compañeros dentro de vestuarios. Él le pasó la posta a los jugadores, así que los junté con el cuerpo técnico, ahí saltó todo. Ahí decidí rescindir contrato y venirme a Uruguay, pues iba a terminar mal con él. Seguramente un día me iba a agarrar mal del cuerpo e íbamos a las trompadas. Es la primera vez que lo cuento, pero es para tomar consciencia. Se están suicidando muchos jugadores, muchas personas. La vida no es un negocio, hay que ser feliz y disfrutar. En España, en el 2014, me vine de vacaciones a Uruguay, y me enteré, que mi madre tenía cáncer. Mi padre y hermano me lo habían ocultado. Hay muchas personas que sufren mucho, no todo es color de rosa en el fútbol. Hay que tomar consciencia, todos, técnicos, jugadores, hinchas, periodismo.
—¿Fue la única situación complicada que sufriste en Cristal?
No, fueron varias. Un día salí caliente del estadio, y en el portón de vestuarios, vinieron unos hinchas a insultarme. A mi me había pedido “Chemo” José Del Solar, con quien jugué quince a veinte minutos con Cristal en las Libertadores, que teníamos que ganar sí o sí para poder avanzar en fase, pero nadie sabía, que ese día me infiltraron el abductor. En la primera pelota que toqué, me volví a sentir. Ya no pude dar el cien por ciento. No podía jugar. Arriesgué mi físico por dar algo positivo para la institución, pero hay cosas que no saben, y la gente juzga sin saber nada. No podía con mi pierna, me frustró el doble.
—Justamente, un compatriota tuyo, Felipe Rodríguez, habló sobre la depresión en el fútbol tras los suicidios de Santiago “Morro” García, Williams Martínez y Emiliano Cabrera…
Sí, lo escuché y estuvo perfecto. La verdad que habló muy claro, con palabras justas. No es todo color de rosa, hoy en día el futbolista tiene mucha presión encima. Cuando está bien, todo es lindo, pero a la mínima, te cae todo encima, es difícil. Después nos queremos hacer los fuertes, pero no desahogamos, salimos perjudicados. Es más, algunos toman esa triste decisión que nadie quiere.
—¿Hasta el día de hoy te comunicas con Antoine Griezmann?
Sí, pero de vez en cuando. Tuvimos una relación muy buena cuando estuvimos en Real Sociedad de España, tres años juntos.
—De ahí dio el salto a Atlético de Madrid donde pudo ganar títulos, al igual que con su selección el Mundial…
Sí, en Real Sociedad, el equipo dependía de él. Empezó a tomar confianza, despegó, siendo su mejor versión en Atlético de Madrid. Ahora en Barcelona no es lo mismo, están todos los mejores, es difícil de sobresalir en esos equipos.
—¿Cómo nació su feeling por Uruguay?
Desde que empezó a jugar en Primera, el técnico era uruguayo, lo hizo debutar. Me tuvo de compañero, otro uruguayo, con el mate, y Peñarol, así que le fue gustando también el apoyo de la gente de Uruguay. No podían creer que un francés tomara mate, que sea hincha de Peñarol.
—¿Qué recuerdos de aquel gol con Real Sociedad al Barcelona del “Pep” Guardiola que acabó en triunfo 2-1?
Esa fue lo mejor que me pasó en el fútbol. Era el cuarto partido que jugaba en La Liga española. Recuerdo que entré desde el banco, íbamos perdiendo 1-0, y a los dos minutos de ingresar, anoté. Luego, el capitán marcó de penal, el 2-1. Tuvimos suerte de haber ganado el partido. Fue redondo. Daba gusto ver jugar al Barcelona, pero no por uno, pues nos hicieron sufrir.
—¿Por qué decidiste culminar tu carrera futbolística?
Tuve muchos problemas. Dejé el fútbol a los treinta años, muy joven.
—¿Te faltó ayuda profesional para superar vivencias personales?
Quizá me hubiese ido mejor, pero soy un poco terco, así que no lo pedí. Por suerte tengo con que distraerme, trabajo mucho en lo que me gusta, que son los caballos, y tengo la cabeza bastante ocupada.
—¿Ahora estás dedicado al ganado?
Sí, es un negocio bastante lindo en Uruguay. Trabajo mucho con esto, los caballos requieren de mucho tiempo, así que estoy muy contento.
—¿Cuántos caballos tienes?
(Risas). Hay varios. Acá en Uruguay es muy típico dedicarse a la ganadería.
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