En el verano de 1993, la ‘U’ jugaba copa y Alfredo González, por entonces hombre fuerte de los cremas, prometía un 10 extranjero de calidad. Todas las informaciones provenientes del Río de la Plata hablaban de Pablo Bengoechea como el elegido. El ‘Profesor’, así le decían al hoy técnico de Alianza Lima, era un armador de gran pegada que se hizo muy conocido internacionalmente por su paso en Wanderers y por su gol en la final de la Copa América del 87, que finalmente ganó Uruguay a Chile (1-0). Era un jale de nivel que se sumaría –así estaba pactado- a los nombres locales que ya brillaban con la ‘U’: Roberto Martínez, José Carranza, Juan Carlos Bazalar, Ronald Baroni y Juan Reynoso.
El refuerzo no era menor. Bengoechea venía de jugar cinco años en el Sevilla español y estaba preparando su regreso al fútbol sudamericano. González ya lo había querido la temporada 92 y entonces el uruguayo había marchado a Gimnasia y Esgrima de Argentina, seducido por Gregorio Elso Peréz, sí, el mismo que hoy ha sido nombrado técnico de la ‘U’. Esa vez, ante una nueva chance, cuando ya los medios locales preguntaban por el día de su llegada, Pablo volvió a oír a Pérez y se fue a Peñarol.
“Son muy amigos, eso cambió la cosa, Pablo tenía intenciones de venir al Perú, pero la oferta de Uruguay terminó siendo más tentadora también desde el plano humano”, justificaba el suplemento Deporte Total, citando a un directivo merengue. La relación entre Pablo y Gregorio venía de años, de hecho lo había entrenado de joven en la selección y el volante privilegió ese vínculo desechando a los cremas. Su paso por el Lobo fue breve, solo jugó 16 partidos y marcó 5 goles. En Peñarol, en cambio, fue figura indiscutida por varios años más. Es más, ganó cuatro títulos uruguayos y volvió a la selección de su país. En 1995, para más datos, volvió a anotar un gol en la final de la Copa América, esta vez ante Brasil (triunfo celeste por penales).
González, resignado tras el desaire de Bengoechea, salió a buscar de emergencia un sustituto para el jale caído y adquirió al paraguayo Jorge Amado Nunes, un 10 que venía de ser titular en México 86. Visto el inmenso recuerdo que dejó el ‘Cenizo’ en la ‘U’, no estuvo nadita mal el reemplazo.