Una pequeña tablet lo acompaña a donde va. El trabajo -el fútbol- también. La última imagen que tuvimos de él fue despidiéndose de sus labores como Director de Menores de la Federación Peruana de Fútbol, cargo que ocupó desde 2019 hasta 2022. Sí, Ernesto Arakaki se encargó del proyecto de menores -una problemática sin solución en el país- en medio de la pandemia por el COVID-19. “No lo tomo como mala suerte, no creo en eso”, nos dice. El Chino conversó con Deporte Total sobre su paso por la Videna, lo que le dejó estar ahí, y también sobre Alianza Lima, el club de sus amores, al que le dió cuatro títulos (2001, 2003, 2004 y 2006). Además, como no podía ser de otra manera, no dudó en elogiar a Chicho Salas, su gran amigo, hoy técnico del cuadro blanquiazul que enfrentará este miércoles a Atlético Mineiro por la Libertadores.
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-¿Cómo viviste la victoria de Alianza ante Libertad en Paraguay?
No soy de vivir mucho de los recuerdos, pero este triunfo me trajo algunos pantallazos del partido que ganamos a Olimpia en 2003. Además me puso contento porque no solo se rompió la racha, sino que Chicho (Salas) estuvo ahí, dirigiendo a ese equipo. Él es de los pocos exjugadores que tuvieron esa voluntad de invertir tiempo y dinero en su capacitación para seguir en el fútbol. Estuvo en el club hace muchos años, primero en menores, dando pasos lentos pero seguros. Se merece más que nadie estar donde está.
-Aparte, él también estuvo en ese triunfo hace dos décadas…
Claro. Chicho es un hombre de la casa, ganó cuatro campeonatos como jugador. Sabe y siente lo que es ser un aliancista.
-¿Este tipo de triunfos suelen ser síntomas de mejoría en el fútbol peruano? ¿De para ilusionarse? Sobre todo sabiendo que Alianza enfrentará este jueves a Atlético Mineiro en Brasil…
Esperemos que sí. Lo que sí veo este año es que hay un nivel de jerarquía superior en los jugadores. Un aspecto muy importante es cómo armas tu equipo y los planteles se deben confirmar con miras a competir internacionalmente. Esa debe ser la visión de los equipos peruanos, tener esa ambición. Ya los resultados en el torneo nacional se pueden dar por añadidura.
-¿Por qué le costó tanto a Alianza romper esa racha en Libertadores?
Creo que tiene que ver con la seriedad y fortaleza que tengan las instituciones. Hoy, Alianza está bien económicamente y eso va de la mano con los resultados deportivos porque puede contratar mejor y así lo ha hecho. Para competir afuera, la institución tiene que ser sólida.
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-¿Hoy Alianza es una institución sólida?
Desde afuera parece que sí lo sales.
-Estuviste en Alianza hasta 2019, antes de llegar a la FPF. ¿Hasta ese año, Alianza iba camino a ser lo que es ahora?
Alianza iba camino a generar esa solidez institucional que tiene ahora. Cumplía con sus obligaciones, las áreas iban profesionalizándose y formándose con gente capaz. Falta dar ese salto de calidad para competir internacionalmente, algo que han logrado ahora. Repito: eso tiene que ver con lo económico porque el club ha crecido mucho económicamente y eso, además del trabajo de todos, es gracias al hincha. Ahora mi gran sueño es que el siguiente paso tenga que ver con infraestructura, crear patrimonio para el club. Eso, claro está, es tener un Centro de Alto Rendimiento, que ojalá se haga realidad pronto.
-¿Por qué a Alianza -y a los otros clubes- le cuesta tanto vender jugadores? ¿Cuál es el problema en la formación de futbolistas?
Hablando estrictamente de Alianza: hay que recordar que hubo una época, hace pocos años, en la que el club tenía serios problemas económicos. Y cuando eso pasa, los primeros afectados siempre serán las categorías menores porque habrá recorte de presupuesto. Es como cubrirse la cabeza para destaparse los pies. Eso pasaba en el club. No habían buenas condiciones para la formación, por lo que hubo una fuga de talentos importante.
-¿La racha negativa en la Libertadores también afectaba a las divisiones menores?
Sí, también. Pasa que cuando el primer equipo está bien, todo es felicidad. Pero si deportivamente te va mal, empiezan a cuestionar por todos lados y lo primero que hacen es poner el ojo en las divisiones menores, que no se forma bien, que no se trabaja…
-¿Cómo era trabajar en Alianza en esos años?
En el tiempo que estuvimos, en Alianza pasaron como tres administraciones. Los cambios eran complicados porque cada uno venía con ideas nuevas, con su gente. En ese momento, cuando cogimos el proyecto en 2012, recuerdo que a los entrenadores se les debía nueve meses y no había plata ni para pagar la luz. No había presupuesto y en cinco años no había campeonato ninguna categoría. Tampoco los chicos habían viajado a torneos internacionales. Ese era el contexto.
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-¿Qué hicieron para sobrevivir?
Hicimos un trabajo de gestión. Organizamos campeonatos internos, vendimos uniformes, teníamos que cobrar 39 soles en la escuela base. Entonces a medida que generábamos más recursos, mejorábamos las condiciones de trabajo. Hicimos un trabajo agresivo en la captación de menores también. Y recuerdo, por ejemplo, que Alianza no tenía escuela de base; es decir, de doce años para abajo. Entonces ampliamos el trabajo de escuela base hasta los siete años.
-Hoy en Alianza existe un gran problema: no hay promoción de jugadores. Sí algunos debutan, pero no se consolidan en un plantel repleto de figuras destacadas…
En menores se trabaja bajo tres pilares. El primero es la captación de talento para tener la mejor materia prima posible. El segundo, la formación de los jugadores, el modelo de juego, la metodología, cómo los entrenamos y todo lo que viene con eso. Y el tercero es la promoción de jugadores. El primero y segundo dependía de nosotros; el último, del técnico que esté en el primer equipo. A veces al entrenador no le gusta dar oportunidad o la obligación de ganar hace que se centre más en los experimentados. Eso ha ocurrido. Ahora Chicho está llevando poco a poco a los chicos, los convoca, los hacen debutar, les da minutos. Pero siento que ese es un gran problema en el Perú. ¿Por qué no promocionan su producto? Es como cualquier negocio: si quiero vender pasteles y no están en la vitrina, los tengo escondidos en el almacén, nadie me va a comprar. Es así.
-Hablando del Chicho. Jugaste y campeonato con él como futbolista. Trabajaste con él en las menores de Alianza. ¿Cómo es dentro de un vestuario? ¿Siempre ha sido un líder?
De jugador siempre fue profesional y esa exigencia con la que trabajaba es la que le pide a sus equipos. Una de las cosas que más valora un jugador es que el técnico sea frontal y honesto. Al futbolista no le gusta que le mientas, que le digas una cosa y termines haciendo otra. Y eso tiene Chicho. Es muy sincero, no tiene doble discurso. Y por eso creo que lo respetan.
-¿Te sorprendió que como técnico llegue hasta donde está en poco tiempo y que su techo aún esté más arriba?
No. Chicho ha tenido años trabajando en menores en Alianza. Esperó su oportunidad para tomar el equipo de reserva. Luego fue asistente en Primera dos o tres años y, cuando se le presentó una chance pequeña, lo hizo muy bien, salió campeón, se ganó el respaldo. Lo que sí veía cuando él estaba en menores es que tenía perfil para dirigir en Primera, con jugadores profesionales por su forma de dirigir, de hablar. Es pragmático, quiere ganar, es ambicioso en ese sentido, y eso, en divisiones menores, donde importa más cómo forman a los chicos, a veces juega en contra.
-Tomó en el equipo y en pocas fechas, logrando una remontada increíble, lo sacó campeón. Rompió la mala racha en la Libertadores. Para muchos, Chicho es un ‘tocado’, un Ricardo Gareca para Alianza Lima. ¿Opinas lo mismo?
Yo creo que sí. Para ser técnico hay que tener ángel. No todos los técnicos lo tienen, Chicho sí. He visto un montón de entrenadores que hacen un trabajo espectacular durante la semana, estudiosos, trabajadores, meticulosos y al final no ganan. No digo que Chicho no lo sea, pero también necesitas tener ese extra que te acompaña. Además, él es un ganador, siempre lo ha sido. Lo transmitía desde que era compañero de él a la hora de jugar. Exigente, trabajador. No regalaba ni un “cachito”. Él era uno de los jugadores que más premios se llevaba porque era de los que más participaba.
-¿Este plantel 2023 es mejor que el del Centenario?
Es un equipo que tiene una jerarquía y jugadores que nunca había visto. En el 2001 hubo grandes refuerzos, jugadores que ya habían salido campeones como Palinha que antes de llegar al Perú fue multicampeón nacional e internacional. Ese año se armó un gran plantel, pero a los seis meses de haber campeonado comenzó a haber problemas económicos. Se campeonó, pero después vinieron las consecuencias. Algo que lo que parece es que no ocurre ahora.
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-¿Carlos Zambrano es de los mejores centrales que llegó al club?
Yo creo que sí. La más grande virtud que tiene Carlos es que sabe posicionarse y sin hablar mucho ordena a sus compañeros. Tiene oficio, jerarquía, un jugador de selección. Además llegó en un gran momento. Hace días dijo que él se hubiera quedado en Boca Juniors así el Real Madrid lo llamara, pero llegó Alianza Lima y su corazón pudo más porque tenía para seguir afuera.
SU PASO POR LA FPF
-Llegaste a la FPF en 2019 como director de menores. ¿Cómo encontraste la realidad de la formación de jugadores a nivel nacional?
Cuando llegué, lo primero con lo que me encontré fue que querían quitar la bolsa de minutos. La quería sacar pero sin nada a cambio. Es decir, se creía que no funcionaba y punto. No se buscaban soluciones. Hicimos un análisis y había equipos que tenían más de 40 jugadores inscritos, por lo que se hacía muy complicado que promuevan a sus juveniles. Lo que propusimos fue que cada plantel debía estar conformado no más de 25 jugadores profesionales y el resto debe ser de la reserva con la libertad de elegir. Creímos que esa propuesta era más sana que la bolsa de minutos porque así los clubes iban a darle importancia a los jugadores que están formando.
-¿Afecta que la bolsa se haya terminado sin ningún proyecto a cambio?
Yo no estaba de acuerdo con la bolsa porque los clubes, sobre todo los de provincia, le sacaban la vuelta a la norma: no formaban, sino se prestaban chicos de otros clubes, los de Lima normalmente, y los hacían jugar. La bolsa no logró su objetivo que era que los equipos trabajen bien en menores.
-Pero hoy, sin esa obligación, hay menos promoción de jugadores. Esa política se está perdiendo cada vez más…
Sí, tal cual. De todos modos el tema de la promoción de un jugador es progresivo, no de la noche a la mañana. El chico debe saber que si debuta este año, el siguiente estará en el 70% de los partidos en banca, después empezará a sumar de a pocos minutos de juego. Así va madurando poco a poco. Claro, hay jugadores que rompen todos los esquemas y se consolidan a temprana edad destacando. Es normal en el fútbol. Pero después están los jugadores de procesos, como dice el profesor Jaime Duarte.
-El problema es que en el Perú ese proceso inicia a los 20 años y los jugadores terminan de formarse a los 22 o 23…
Claro, pero por eso debe haber políticas de promoción en las instituciones. Y para eso no solo tienes que poner juveniles a jugar, sino formarlo bien, un trabajo a largo plazo. Una realidad de nuestro fútbol es que hay muchos vacíos en la etapa de formación de los futbolistas, sobre todo en la infraestructura, los campos de juego que son muy malos y el interés real de los clubes de contar con personas capacitadas. Acá los clubes normalmente tienen que alquilar campos por lo que tienen limitaciones en los tiempos. O, por el mismo hecho de querer generar ingresos para pagar el alquiler u otras cosas, aceptan e inscriben a muchos chicos entonces no pueden trabajar correctamente.
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-¿Qué se puede hacer desde la Federación para cambiar eso? Teniendo en cuenta que la formación de jugadores es responsabilidad de los clubes.
Nuestro principal objetivo era construir ese método, esa forma de entrenamiento, reconociendo todos los vacíos que tenemos. Con problemas de infraestructura, competitividad, conceptos. Basándonos en esa realidad es que trabajamos y creamos un modelo de trabajo. También organizamos el Torneo Élite Federación, además de siempre estar al tanto de mapear a todos los chicos dentro y fuera del país. Tuvimos la suerte de ir a todas las regiones para ampliar nuestra base de datos.
-¿Es cierto que llegaste a la FPF con muchas ideas y tuviste que cambiarlas en el camino? ¿Por qué?
Yo venía de conocer algunas realidades afuera. Estuve en diferentes países. Entonces tenía una visión en cuanto a la propuesta metodológica. Pero ya en la Federación me di cuenta que lo que se hace bien en otro país, no necesariamente va a funcionar aquí. Es decir, nosotros no podemos pretender que Perú juegue como Alemania. No se puede. Eso no lo enseñó Ricardo Gareca, quien nos abrió los ojos en diferentes aspectos.
-¿En qué aspecto?
Lo que pasa es que la teoría te dice que el fútbol de hoy necesita jugar a uno o dos toques, con intensidad, siendo verticales y con mucho ida y vuelta. Eso pasa en Europa y está bien. Pero Gareca iba del lado contrario. El profesor sabía que al peruano no le convenía eso, no le iba bien con ese ida y vuelta, sino que necesitaba espacios de administración de la pelota. El peruano no puede jugar a uno o dos toques siempre, necesita una pausa. Esa visión me cambió la lógica con la que venía porque es cierto, nosotros debemos ver nuestra idiosincrasia y trabajar en base a ello. Hay que conocer al jugador local, cómo es, cómo le gusta moverse, y partido de allí podemos hacerlos competitivos, como lo hizo Ricardo con la selección mayor.
-Si hay algo que se pedía en la era Gareca era que todas las selecciones jueguen igual. Que la idea del Tigre bajara hacia las menores. ¿Eso pasó?
Esa era nuestra idea. De hecho, a todos los técnicos que se les entrevistaba para los cargos se les ponía como primer requisito que ya había un plan de trabajo y metodología, que no debía cambiar sino adaptarse.
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-Fuimos el último país que reactivó el torneo de menores en medio de la pandemia. ¿Por qué?
Nosotros siempre éramos los primeros interesados en que todo se reactive. Siempre estuvimos detrás de eso. Pero el Estado no quería. Mejor dicho, nos permitía pero bajo ciertas restricciones como los test constantes, evaluaciones a los chicos y varias cosas más. Eso significaba más presupuesto para los clubes. Por eso es que los clubes que más invertían fueron en cierta parte los que se oponían, incluso fueron los que más se demoraron en empezar. Por otro lado, el sistema de salud en el Perú es de lo más precario de esta región. Así no se podía empezar, más allá de que nosotros exigíamos que se arranque.
-La FPF en realidad se interesa en el fútbol de menores en el país? ¿Hay inversión?
Mientras nosotros estuvimos, nunca tuvimos problemas en lo que pedíamos. Siempre nos dieron las herramientas necesarias y el presupuesto para hacer las cosas bien. Supongo que ahora, con todo este tema de la pugna por los derechos de TV, las categorías menores están siendo afectadas, ojalá me esté equivocando.