DAVID HIDALGO JIMÉNEZ @DavidsCreator
La primera Copa del Mundo que se jugó en México no necesitó HD, tampoco se vio a colores, pero el brillo y la calidad estuvo a cargo de sus estrellas. La campeona del mundo liderada por Pelé, Tostao, Rivelino, Jairzinho y Gerson puede dar fe de ello. Aquel torneo, calificado como uno de los mejores de la historia, tal como acaba de ocurrir con el Mundial Brasil 2014, tuvo para nuestros colores un singular matiz alemán.
“Teófilo Cubillas fue, sin duda, uno de los mejores jugadores que pude ver en México 70”. El testimonio de Peter Brandenberg, veterano cronista de la revista “Kicker-Sportmagazin” que siguió a todos lados al Perú de Didí, no admite discusiones. Él vio a la mejor blanquirroja desde un lugar de privilegio. Estadio Guanajuato de León, 2 junio de 1970, Perú se estrenaba ante Bulgaria y en el segundo tiempo caía 2-0. En la tribuna, el que más sufría, era el mencionado periodista de la revista alemana. El suizo Peter Brandenberg llegó a Lima a finales de los años sesenta como un joven ejecutivo de la farmacéutica transnacional Sandoz.
Su gran afición al fútbol le había permitido escribir algunos artículos para “Kicker”, y fue esta revista la que requirió sus servicios cuando un desconocido Perú cayó en el Grupo 1 del Mundial azteca junto a Alemania Federal, Marruecos y Bulgaria. “Me pidieron que siguiera a la selección peruana. Hablé con los ejecutivos de mi empresa y me concedieron permiso para trabajar en el Mundial durante mis vacaciones. Yo escribí sobre las maravillas del auge del fútbol peruano, me había aventurado a decir que sería una de las sorpresas de México 70, y cuando veía que estaba perdiendo 2-0 ante Bulgaria, decía: ‘¡Trágame, tierra!’”, recuerda Brandenberg, afincado hoy en Lucerna.
“Pero ahí estaban Chale, Chumpitaz, Mifflin y el ‘Nene’, y en unos pocos minutos le dieron vuelta al marcador (3-2). El alma me volvió al cuerpo”, nos cuenta sacando pecho, a bordo de su Audi, en el recorrido de las calles de la ciudad más turística de Suiza. “Yo trabajé en Perú en el ramo químico, pero a raíz de mi labor en el Mundial, la prensa peruana me bautizó como el ‘Espía Alemán’, a pesar de ser suizo. Cuando iba al Estadio Nacional de Lima decían: ‘Ahí está el ‘Espía Alemán’, ese es”, rememora, con la misma sonrisa de hace 44 años.
“Sigo recordando al Perú por su comida: el delicioso ají de gallina, cebiche, las conchitas a la parmesana, y también porque dejé buenos amigos en la selección como Roberto Chale y Teófilo Cubillas”. En 1974 el ‘Nene’ llegó a Basilea con el Resto de América para jugar un partido benéfico contra Resto de Europa. Anotó dos goles, y de inmediato el empresario suizo Ruedi Reisdorf hizo lo imposible para llevárselo al FC Basilea, y lo consiguió.
“Cuando Cubillas llegó al Basilea de Suiza yo regresé de Sudamérica y me establecí en esa ciudad. Él estaba un poco perdido en el lugar, no dominaba el idioma, y por eso le pedí que se viniera a vivir a mi edificio. Allí estuvo un año y medio, pasamos un buen tiempo, y también conocí a la que ahora es su esposa. Fue una linda época, guardo muy gratos recuerdos”, concluye Brandenberg, quien tiene planes de reencontrarse el 2014, en Lima, con el eterno ‘10’ del fútbol peruano.
El ‘Nene’ Cubillas, admirado en todo el mundo, junto a Miroslav Klose y Thomas Müller, es uno de los tres únicos jugadores en la historia que marcó al menos cinco goles en dos mundiales.