Nombre de astrónomo, apellido croata y actitud de guerrero. Ese es Galileo Galilei Percovich, el uruguayo que llegó al país en el 2000 para defender la portería de Alianza Lima y lo hizo incluso con los puños para proteger a un compañero. El charrúa pasó a ser preparador de arqueros y ahora es asistente del Middlesbrough, con el que busca el ascenso a la Premier League, como ya lo hiciera en el 2016.
Galileo llegó en enero del 2000 a Lima para vestir la camiseta de Alianza. Luego de solucionar algunos inconvenientes de su liberación del Fluminense, el portero arribó a Lima el 12 de ese mes, recomendado por el técnico colombiano Jorge Luis Pinto.
“Queríamos tener asegurada la presencia de un arquero A-1 y creo que Percovich cumple ese requisito”, declaró el directivo Fernando Farah sobre la llegada del uruguayo. Christian del Mar, portero campeón en 1997 y finalista en 1999 tuvo que ser prestado.
“Es un honor venir a una institución como Alianza Lima. No fue fácil, para alguien que ha estado seis años en Brasil, tomar una decisión para marcharme. Sin embargo, la tomé con seguridad porque confío en el equipo que tiene mucha tradición”, señaló el portero a El Comercio durante la pretemporada que realizó en Huaraz.
TEMPERAMENTAL
Su presencia en el arco nunca pasó desapercibida, ya sea por sus atajadas o por la corpulencia (una mole de metro 90 de estatura y 90 kilos de peso) que llamaba la atención de propios y extraños; además, su temperamento muchas veces le jugó una mala pasada. Apenas en la fecha 4, en marzo, fue expulsado en la derrota de 4-0 ante Sport Boys y recibió dos fechas de suspensión.
Un mes después, y debido a los malos resultados, se especuló que Percovich dejaría el club. Christian Sotomayor, Paul Cominges y al argentino Claudio Spontón abandonaron Matute. Pero el portero se quedó debido a que Marco Flores se lesionó y no había un tercer arquero.
Se fue Pinto, entró el brasileño Arthur Bernardes y los resultados seguían siendo irregulares, aunque Percovich se mantuvo en el titularato, hasta que llegó el duelo con Nexaca por la Copa Merconorte. Debido a la cantidad de lesionados, Bernardes tuvo que alinear a un once con varios suplentes. Marco Flores fue al arco. Alianza ganó 1-0 con gol de Renzo Benavides y Flores atajó un penal, pero los flashes apuntaron a Percovich.
El uruguayo, que fue suplente, invadió el campo de juego en el minuto 69 para intentar golpear al mexicano Sergio Almaguer, luego de que este le aplicada un cabezazo a Rafael Villanueva y le fracturara el pómulo. Ante la inacción del árbitro boliviano René Ortubé, que solo le sacó amarilla al azteca, Galileo se metió al campo en busca de justicia. Esto provocó una batalla campal que terminó con el ‘Churre’ Hinostroza y dos mexicanos expulsados, uno por aplicarle un puñete al ‘Pato’ Quinteros.
La Conmebol sancionó a Percovich e Hinostroza, además del preparador físico José Costa, con cuatro fechas de suspensión, mientras que al mexicano agresor solo le dieron una. “Se juzga al que actúa y no al que provoca. No me arrepiento de lo que hice. Sentí que tenía que hacer algo por un compañero que había sido agredido cobardemente”, aseguró en su momento el charrúa.
CAMBIOS A FIN DE AÑO
Así llegó a su fin la temporada 2000, con Alianza en el octavo lugar y con la Comisión de Fútbol decidiendo la contratación de Gustavo Roverano para el siguiente año, el del Centenario, por lo que Percovich tuvo que dejar el club después de disputar 26 partidos (18 en el Apertura y 8 en el Clausura), recibir 25 tantos y despedirse con dos expulsiones. Pero, según cuentan sus excompañeros, una de las enseñanzas que dejó fue decir siempre sus verdades dentro del vestuario. Criticó a quienes les gustaba mucho la noche y les exigía que sean profesionales.
Tras dicha temporada, Marcial Salazar, Javier Mosquera y David Chévez, José Chacón y los ex-Boys Rafael Villanueva y Bratzo Gil dejaron el club. Para el 2001 Alianza armó un ‘Dream Team’, con el que conquistaría el título en sus 100 años.
Tras su paso por Alianza, Percovich se fue al fútbol español, donde militó en el Racing de Ferrol, en Galicia. Ahí puso fin a su carrera. Luego empezó a trabajar como preparador de arqueros, lo que lo llevó al fútbol estadounidense, donde trabajó en el Chivas USA, Toronto y Chicago Fire, antes de arribar al Middlesbrough de Inglaterra en el 2013.
EL BORO, SU CAMISETA
De larga carrera como asistente técnico, Percovich llegó al Middlesbrough en el 2013 junto al español Aitor Karanka, y permaneció ahí hasta el 2017, cuando pasó al Fluminense de Brasil. Pero en julio pasado marcó su retorno a Inglaterra acompañando a Jonathan Woodgate, el técnico, y Robbie Keane, otro de los asistentes. Ambos jugaron juntos en Tottenham y ahora sumaron a Percovich para su trabajo desde el banco de suplentes.
“Cuando el Boro te llama, el latido del corazón es muy fuerte”, aseguró en su presentación en junio pasado. Él fue elegido por el mismo entrenador para ser parte de su staff. “Siempre he sido 'teesside’ -de Middlesbrough, por el río Tees-, así me siento. No importa dónde haya nacido, si no lo que sientes y yo me siento ‘tessider’. Yo nunca he hablado con el aficionado, pero nosotros tenemos una relación desde lo que expresamos en el campo, en el entrenamiento, en los partidos, en los viajes. La pasión, el amor, el deseo para hacer las cosas”, asegura sobre cómo ha logrado identificarse con la ciudad, la gente y el club.
Con Percovich en el comando técnico, el Boro logró el ascenso en mayo del 2016 cuando acabó segundo en el Championship, sacándose la espina de lo que fue caer en la final de los ‘playoffs’ un año antes. “Fue fantástico, cierro mis ojos y recuerdo ese día. Cómo temblaba la tierra, la gran cantidad de gente que entró al campo, lo que sentía la ciudad. Ojalá ocurra lo mismo. Queremos el ascenso, pero el título también”, asegura ahora.
SU TRAGEDIA
No todo ha sido alegría en la vida de Leo Percovich. El 16 de diciembre del 2017 le tocó vivir el peor de los golpes. El arquero, que era técnico de la Sub 20 de Fluminense, sufrió un accidente de tránsito en el que perdieron la vida sus dos hijas.
Leo iba con su esposa y sus tres hijos, y su coche cayó por un barranco en una carretera del estado de Minas Gerais (sudeste). Producto de ello, una de las hijas perdió la vida en ese instante, su hijo y la otra pequeña de 10 años fueron ingresados a un hospital de emergencia, mientras que su esposa tuvo una fractura de cadera. Percovich tuvo lesiones menores. Lamentablemente, días después, su segunda hija también falleció.
El último diciembre, los hinchas del Boro le rindieron homenaje a las hijas fallecidas de Leo, lo que emocionó hasta las lágrimas al exportero. El técnico Woodgate le dedicó la victoria de 2-1 sobre el Stoke. “Esto es por Leo. Él es alguien en quien realmente se puede confiar y quien me da consejos. Me motiva”, comentó el entrenador sobre el uruguayo. “Ama el Middlesbrough, es brillante”, sentenció en ese momento.
La herida de Percovich jamás se cerrará. “No hay consuelo, no hay palabras, hay que tener un espíritu muy elevado para entenderlo y tienes que engañarte para seguir viviendo”, confesó el uruguayo. “No hay un día que no me levante o me vaya a dormir sin llorar. Y lo más fuerte que tenemos para engañarnos es un hijo que tenemos que criar y sacarlo adelante porque merece vivir feliz. Dios nos dejó la misión de seguir adelante con Pietro, de hacerlo un hombre con valores y por eso seguimos", añadió en una entrevista.
Aunque su paso por Matute fue breve, Galileo Galilei demostró siempre que está dispuesto a ofrecer sus puños para combatir la injusticia. Así es su vida, un renacimiento permanente para luchar día a día con esa tremenda injusticia del destino que jamás su corazón.
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