La sonrisa del hincha se hace inmensa y el corazón late a mil. El año que estuvimos en peligro se termina con una clasificación a la Sudamericana luego de vencer a Cristal y dejar con los crespos hechos a Alianza en su propia cancha. Lo importante, sin embargo, fue haber zafado de la baja. Hasta hace pocas semanas parecía que Leguía y compañía habían comprado todos los boletos para hundirá la ‘U’ en el infortunio. Gracias a un par de decisiones correctas, el club logró salvar el pellejo.
¿Cuáles fueron? En primer lugar, apostar por Roberto Chale, quien más que recursos técnico-tácticos, logró componer un plantel que nunca sintonizó con Luis Fernando Suárez. La dirigencia supo rodearlo bien -Pajuelo y Fontes- y el equipo, sin hacer demasiado, encontró cierto orden y los resultados que le habían sido esquivos durante la primera parte del año. Chale fue factor de unión -y distensión- en un plantel sobreestresado, sin rumbo ni liderazgo, que jugó poco y empujó mucho.
La segunda decisión, acaso más importante que la primera, fue la que permitió la vuelta de Ruidíaz. El delantero se dio cuenta de que el dinero no es todo en la vida y que en Melgar era solo una pieza de rotación. Le dio un giro a su línea de carrera y apostó por volver al primer plano en su casa, donde mejor le ha ido. La asombrosa efectividad de Raúl maquilló el rendimiento irregular de la crema en el Clausura. Un bazukazo de tiro libre o una aparición fantasmal en el corazón del área bastaron para borrar repetidas tardes escasas de ideas. El Chato no está en el ránking de los mejores delanteros de la historia, pero por lo que hizo este final de año, el agradecimiento es y será eterno. A punta de goles, literalmente, salvó a la ‘U’ de lo peor.
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Juan Pajuelo: ¿Por qué no continuará en Universitario? ⏩ https://t.co/AF1kZgRC9f pic.twitter.com/lYuYkcJ3do
— DT El Comercio (@DTElComercio) December 2, 2015
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