La tarde del 15 de abril del 2018, un día después de despedirse de Independiente Santa Fe de Colombia, el último club que dirigió, Gregorio Elso Pérez regresó a su natal Uruguay. No tuvo mejor idea que vivir en Parque Beattle, un barrio al sudoeste de Montevideo. Desde allí tenía una vista envidiable y panorámica del Estadio Centenario. Y para él, el Centenario es un lugar especial. Fue ahí donde ganó cuatro de los cinco campeonatos consecutivos de Peñarol entre 1993 y 1997. Si se quiere hablar del famoso Quinquenio del ‘Carbonero’, primero se nombra a don Gregorio. Es una ley.
El entrenador de 71 años eligió ese barrio por ser una zona tranquila, pero también para sentir el cariño del hincha que vive agradecido con su persona. Y de paso para mantener viva esa pasión por el deporte que solo lo encuentra en su país. “Yo voy a todas las canchas, voy a ver fútbol de la A, de la B", comentó hace poco en una entrevista al diario uruguayo “El País”. Cada vez que salía a correr por los alrededores del estadio pensaba en su futuro, en el mañana. Sus ganas de volver a dirigir siempre estuvieron.
Cuando se reunió en Uruguay con Jean Ferrari, gerente deportivo de Universitario, quedó satisfecho. Se tomó un tiempo corto y aceptó. “¡Bienvenido, Gregorio Pérez!”, con ese mensaje amaneció la cuenta de Twitter del cuadro crema, dando por oficial la llegada del experimentado técnico. “Arribará este jueves a nuestro país para ser presentado oficialmente el viernes. Su contrato es por un año, aunque queremos que se quede por mucho tiempo debido a su gran trayectoria”, señaló Raúl Leguía, secretario general de la 'U'.
“Queremos recuperar la esencia del club y necesitamos personas que estén a la altura de la historia de Universitario. El maestro Gregorio Pérez es una persona que va a dejar un legado dentro de la institución como tal. Quiero que en la presentación lo escuchen y a partir de allí vean qué perfil de entrenador es el que hemos elegido”, recalcó Ferrari.
Una trayectoria larga
Nacido en 1948, Gregorio empezó a amar el fútbol desde que tuvo uso de razón. Aunque su pasión no era directamente proporcional con sus habilidades con un balón. Era un marcador o volante cinco. Tenía buen juego aéreo pero con poca técnica.
De hecho, el único título profesional como futbolista lo consiguió en 1976, el año de su debut. Con Defensor Sporting ganó el Campeonato Uruguayo. Antes había logrado el ascenso con Montevideo Wanderes. Una lesión en la rodilla hizo de su carrera como jugador sea igual de corta que los shorts que usaban aquellos días: solo duró cuatro temporadas. Se retiró a los 32 años jugando en Progreso, un pequeño club de su país. Eso sí, lo terminó con una convicción en su cabeza: viviría ligado al fútbol hasta el final de sus días.
El primer equipo que dirigió fue, justamente, Progreso, que había dejado un año antes, en 1980. Luego pasó a ser técnico de la tercera de Defensor Sporting. Volvió a su pueblo para tomar las riendas de Basáñez. Recién en el 85 le dieron la primera de los violetas aunque por un problema interno lo cesaron al poco tiempo. Sin trabajo, pero con sus dos hijos pequeños, ‘Don Goyo’ tuvo que trabajar en varios lugares alejados a los campos de fútbol: de suplantar a serenos en una estación de servicios a cargar cajones en un mercado de frutas y verduras.
De ahí llegó a las inferiores de Nacional, mientras compartía horas con su trabajo en una automotora. Luego dirigió a Rampla y Central, ambos también de Uruguay. Su carrera empezó a ascender cuando arribó a Montevideo Wanderes. Pérez le dio el primer título en la era profesional al cuadro bohemio en 1987 (Torneo Competencia). En su equipo tenía a dos jugadores que con el tiempo se hicieron conocidos en Alianza Lima: Pablo Bengoechea y Guillermo Sanguinetti, técnico y extécnico del cuadro íntimo. El primero se fue a mitad de aquel año al Sevilla de España, luego se reencontrarían; mientras que el segundo se quedó durante toda la temporada.
Entre 1988 y 1990 fue parte del cuerpo técnico de la selección uruguaya, junto a Óscar Washington Tabárez, con quien trabajó durante dos años, incluso durante el Mundial de Italia 90. En 1991 llegó la primera experiencia en el exterior. Gregorio fue contratado por Gimnasia y Esgrima La Plata en las temporada 1991 y 1992. Luego retornaría a Argentina: en 1996 fue fichado por Independiente, en 1999 de nuevo por el ‘Lobo’, en el 2004 por Olimpo y en el 2005 fue técnico de Argentinos Juniors.
Además, tuvo varios pasos por clubes de Paraguay: Olimpia en dos etapas (2009 y 2012); Libertad en el 2010 y 2012, donde logró el Torneo Clausura en su primer año; y Rubio Ñu (2016). También supo cruzar el charco y probar suerte en el Viejo Continente: Cagliari de la Serie A en 1996.
Sus últimos dos clubes lejos de Uruguay fueron Deportes Tolima (2017) e Independiente Santa Fe (2017 y 2018), ambos de Colombia.
19 clubes, cinco países, 37 años de profesión. Sin embargo, el único equipo que caló fuerte en el corazón de Gregorio Pérez fue Peñarol. El entrenador cumplió su sueño de niño: salir campeón con el cuadro del que es hincha. No como jugador, pero sí como técnico. Y en cuatro oportunidades.
Pablo Bengoechea, Universitario y una decisión que valió cuatro títulos
A inicios de 1992, Pablo Bengoechea alistaba sus maletas para retornar al fútbol sudamericano luego de su paso por el Sevilla de España entre 1987 y 1991. Entre su carpeta de clubes pretendientes estaba Universitario de Deportes, que por ese entonces tenía a Alfredo González como presidente. El exdirigente crema había prometido a la hinchada traer una volante creativo de peso y el ‘Profesor’ -apodado así por sus clases maestras al ejecutar tiros libres- era el elegido.
Cuando el ahora técnico de Alianza Lima estuvo a punto de firmar por la 'U' recibió un llamado de Gregorio Elso Pérez, su exentrenador en Wanderes. Pérez dirigía en ese entonces a Gimnasia y se llevó al ’10′ se gran pegada a Argentina.
“Son muy amigos, eso cambió la cosa, Pablo tenía intenciones de venir al Perú, pero la oferta de Argentina terminó siendo más tentadora también desde el plano humano”, justificaba el suplemento de El Comercio “Deporte Total”, citando a un directivo merengue.
En 1993, Gregorio firmó con Peñarol y su primer pedido a la dirigencia fue: traigan a Pablo Bengoechea. Ambos retornaron juntos a Uruguay y ganaron cuatro ligas: 1993, 1994, 1995 y 1997. El volante obtuvo también el trofeo de 1996, mientras que el técnico no pudo porque ese año decidió firmar por Independiente de Avellaneda.
Estilo de juego
“[Gregorio Pérez] es un técnico muy uruguayo, más allá de su nacionalidad. Su estilo de juego es de balón largo, lucha y entrega. No me parece que sea un técnico defensivo, pero sus equipos no se caracterizan en tener tanta posesión de juego. Es un trabajo y un entrenador muy interesante en lo táctico”.
Así lo describe Guillermo Arango, periodista colombiano de “ESPN” y “RCN Radio” en conversación con El Comercio. De hecho, no es el único especialista en delinear al filosofía de juego del ahora entrenador de Universitario. Aunque él lo ha negado en algún momento.
“Mis equipos siempre fueron ofensivos, lo que pasa que me etiquetaron con la pelota quieta y el pelotazo. Pero no es así”, se defendió en una entrevista hace algunos años.
Eso sí, el técnico uruguayo se caracteriza por usar el clásico 4-4-2, aunque a veces varía.
¿Cómo le fue en su último club?
El último equipo que dirigió Gregorio Pérez fue Independiente Santa Fe. El uruguayo llegó al cuadro colombiano en lugar de Gustavo Costas, extécnico de Alianza Lima -sí, su carrera estuvo marcada con los colores azul y blanco- y estuvo al mando durante diez meses: entre julio del 2017 y abril del 2018.
En total, ‘Don Goyo’ disputó 55 partidos con Santa Fe, contando partidos por la Copa Libertadores, la Copa Sudamericana y el torneo local. Sumó 23 triunfos, 20 empates y 12 derrotas; consiguió un rendimiento del 53,93%. Su equipo marcó 61 goles y recibió 40. Al final el presidente del propio club decidió que no el entrenador no continúe al mando del elenco.
Rey de los clásicos en Uruguay
Durante su estadía en Peñarol (el club donde más tiempo estuvo), Gregorio dirigió 35 clásicos ante Nacional. Ganó 20, empató cinco y perdió 10. En general, obtuvo el 62% de los puntos en juego.
Pérez también tiene esa filosofía de Pablo Bengoechea: el ganar es un deber no negociable. Y así lo demuestra cada vez que puede. “La historia se acuerda de los campeones, no de los segundos”, afirmó hace poco.