Martín Caparrós

Yo ya tenía doce años y no lo soportaba más. Mi padre nos llevaba a la cancha con alguna frecuencia y una condición: que nos fuéramos cinco minutos antes del final para evitar las aglomeraciones. Así, durante toda mi infancia, el fútbol fue para mí algo infinito, en sentido literal: algo cuyo final no conocía.

Contenido Sugerido

Contenido GEC