Que la mascarilla no esconda la emoción. Si bien el nuevo reto ya había empezado desde territorio chileno, Mario Salas llegó el jueves a Lima para asumir in situ lo que es la conducción de Alianza Lima. Primero, él y su comando técnico tendrán que pasar la cuarentena de ley antes de poder estar de manera presencial en las prácticas, que deberían empezar este lunes 22 en el complejo del Esther Grande de Bentín.
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Osvaldo Alegría (preparador físico), Rodrigo Guerrero (asistente técnico), Javier Rodríguez (preparador de arqueros) y José Mena (psicólogo) forman la legión del ‘Comandante’, que apunta a conquistar al hincha blanquiazul.
-Sus retos-
A primera vista salta lo que es la Copa Libertadores. En una coyuntura donde la crisis económica es también un rival, clasificar a los octavos de final sería un logro que va más allá de lo deportivo por el millón de dólares más que recibirían –ya consiguieron hasta hoy 3 millones por la fase de grupos–.
Avanzar a octavos, algo que no se logra desde le edición del 2010, permitiría al cuadro íntimo sumar en sus arcas esta suma que puede paliar algo de la crisis que se vive en el país. Como se sabe, Conmebol permitió que los clubes puedan acceder a un 60% de sus premios, pero pese a ello, el cuadro íntimo tuvo que recurrir a reducir el sueldo de su plantel y se comunicó que no se podrá pagar las cuotas del plan de reestructuración – aunque el Fondo Blanquiazul realizará un préstamo para que se pueda cumplir con los demás acreedores-.
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Sin embargo, el mal inicio en el certamen puede hacer que ese reto sea complicado –dos derrotas en dos partidos ante Nacional y Racing–. Uruguayos y argentinos son los favoritos en el grupo, pero Alianza Lima tiene el fixture que puede manejar. Debe visitar al Estudiantes de Mérida, que aparece en la previa como el más débil del grupo y que también tiene dos derrotas. Luego toca recibir a Racing en un partido decisivo para después ser local ante los venezolanos y cerrar en Montevideo ante Nacional, en un partido al todo o nada.
Equipos | Pts | Df | |
---|---|---|---|
GRUPO F | Racing | 6 | +2 |
Nacional | 6 | +2 | |
Estudiantes de Mérida | 0 | -2 | |
Alianza | 0 | -2 | |
FIXTURE | Estudiantes vs. Alianza Alianza vs. Racing Alianza vs. Estudiantes Nacional vs. Alianza |
Ante el reto, el ser tercero del grupo puede ser un buen premio consuelo. Clasificar a la segunda ronda de la Copa Sudamericana representaría 375 mil dólares para las arcas íntimas. A eso se pueden sumar más cifras si se sigue avanzando en el segundo certamen continental. Jugar octavos significaría 500 mil dólares más y llegar a ‘semis’ otros 600 mil. El año pasado, Sporting Cristal recorrió este camino y llegó a octavos, al caer sorpresivamente ante el Zulia venezolano en Matute.
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Desde la perspectiva local, el título siempre es el objetivo, pero lograr un cupo a la fase de grupos de la Copa Libertadores del próximo año es vital. Debido a la modificatoria del formato del campeonato, el Torneo Apertura es importante para la suma de puntos para la tabla acumulada, ya que luego, para el Clausura se dividirán en dos grupos, y dependerá de las posiciones –y la suerte- el nivel de los rivales que toquen. Si bien para campeonar hay que ganar a cualquiera, el camino puede complicarse siempre.
Entonces, si bien el título nacional es el objetivo, con llegar a la final del certamen se aseguraría ya la parte económica, ya que permite clasificar directamente a la fase de grupos de la Libertadores del próximo año, lo que significa una ganancia de 3 millones de dólares como mínimo. Clasificar a las fases previas representa un riesgo, ya que desde que se instauró esta idea en el 2005, solo cuatro equipos peruanos han podido llegar a la fase de grupos –Universitario 2006, Cienciano 2008, Aurich 2010 y Melgar 2019- y el mismo Alianza falló en su intento en el 2011 y 2015. Y ahora son más llaves, lo que si bien puede generar más ganancias, también representa vallas complicadas para superar.
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-Lo que encuentra-
Salas encuentra un club que no atraviesa un buen momento, sin que esto sea una condición crítica. Antes de la pandemia del coronavirus, la crisis de la indisciplina fue lo que obligó a tomar decisiones que pueden tener repercusiones. Jean Deza fue despedido y Carlos Ascues se encuentra en suspensión perfecta de labores.
Con la salida de Deza se espera que el mensaje sea claro: no más indisciplinas. Para Salas, este tema es un pilar importante y espera que el plantel logre comprometerse con su idea.
En lo futbolístico, el chileno tendrá un plantel que no armó pero que, como ya dijo, “es el mejor que existe” en el medio local. La referencia directa que se tiene de su estilo es aquel Cristal del 2018 y para ello tendrá que trabajar mucho si quiere una volante con alta intensidad y los extremos con mucho recorrido. Ya conoce a Ballón, pero tendrá que encontrarle un acompañante que le imprima vértigo a esa volante: ¿Cruzado? ¿Fuentes? ¿Recuperar al mismo Ascues?
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Arriba, el drama pasa por las variantes. Si no renuevan Federico Rodríguez y Adrián Balboa, sus ‘9′ serían Cristian Zúñiga, Beto da Silva y Gonzalo Sánchez –y la eventual recuperación de Sebastián Gonzales Zela, a préstamo en San Martín–. Conociendo que Salas apuesta mucho con los extremos, será momento de que explote a Osling Mora y ver qué más puede dar Alexi Gómez. Arroé se siente más como un ’10′, aunque suele tirarse para la banda izquierda.
La apuesta por los jóvenes es otra incógnita. Mauricio Matzuda no la pasa bien en Binacional. José Gallardo fue cedido a Mannucci. Sus retornos no sería una mala idea tras sus gratas apariciones el año pasado. Jairo Concha –fichado de San Martín– podría incorporarse o apostar más por José Cornejo en el medio, Joao Montoya en la zaga, Kluiverth Aguilar, ya vendido al City, y Dylan Caro por los laterales.
Alianza Lima es un plantel con jugadores ‘pesos pesados’, como se dice. La experiencia dice que Salas suele tener problemas con los llamados referentes, le pasó en Colo Colo. Su primer mensaje debe ser convencer a todos para remar hacia el mismo puerto.
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