A inicios de los noventa, al fútbol peruano llegaban jugadores con la boleta de jubilación en la mano o un escuálido CV que resumía hazañas improbables en clubes desconocidos. Uno de ellos fue Rosinaldo Lopes de Souza, un macizo delantero brasileño presentado como refuerzo de Alianza Lima en la temporada 1990. El año en que un desconocido profesor de matemáticas le ganó la presidencia al más laureado de nuestros escritores vivos, el bahiense fue también una sorpresa. Su olfato goleador pronto le granjeó el cariño del hincha, así como su furia alimentada por años acumulados sin campeonar. Pese a ello, piloteó el ataque blanquiazul durante tres temporadas y alcanzó una marca aún insuperable: 38 anotaciones. Ningún jugador extranjero ha marcado tantas veces con la camiseta victoriana.
Pablo Sabagg está lejos del récord de Rosinaldo, pero nadie duda que su incorporación es una de las más importantes que ha realizado Alianza en los últimos 20 años. En apenas 8 partidos acumula 5 goles y es, casi por unanimidad, la gran figura de la Liga 1. Lo avalan no solo sus tantos -varios de ellos elaborados con la gracia de un producto de orfebrería- sino también su capacidad para deshacerse de marcas enconadas y fabricar espacios en lugares improbables. Cuesta creer que un delantero de su talento pueda jugar en estos pagos. Cuesta imaginar que pueda quedarse entre nosotros mucho tiempo más.
La guerra por los derechos de TV de la Liga 1, contado al estilo Dragon Ball Super:
Su reinado como el mejor extranjero de la liga se lo discute un chileno con cara de guardaespaldas de discoteca: Rodrigo Ureña. El volante central de Universitario llegó entre el ruido de los hinchas que reclamaban por la abundancia de mediocampistas en el plantel y la injusticia que representaba sacrificar al buen Jorge Murrugarra. El ‘Pitbull’ arrancó mal. Se lo veía abrumado y dubitativo. De a pocos se ha ido adueñando del círculo central crema, gobernando a punta de cortes, cruces y balonazos de larga distancia. Sin ser Velásquez o Marangoni, lo suyo es quite y salida amplia, sostenido en el trabajo de los volantes interiores.
A la hora de decidir quién es el mejor, el periodista Mauricio Loret de Mola se decanta por el ‘Jeque’ porque “cuajó rápido y abrió la lata de los partidos con sus goles”. El colombiano -resume- le alivió muchos encuentros a Alianza. “Tiene pinta de ser un jugador más posicional, pero en la Copa ha demostrado que sabe atacar zonas vulnerables del rival y lastimarlo”, añade.
Carlos Galván disiente. “Ureña está por arriba de Sabagg. En las primeras tres fechas el sistema que usaba Compagnucci (4-2-3-1 o 4-3-3) no lo favoreció. En Colombia jugaba como lo usa ahora Fossati: con libertad”. ¿Qué destaca del volante? “Tiene tiro de media distancia, pase corto y largo”. Completito.
El compañero del Negro en “A presión” coincide en que el uruguayo ha sabido proteger al chileno al poner tres centrales a sus espaldas, lo que le ha permitido mostrar su mejor versión tras aparecer en la foto de los goles en contra en los primeros partidos. “Hoy es el termómetro de la U”.
La periodista Carolina Salvatore, de Gol Perú, ve también al chileno un escalón abajo de Sabagg. “El rendimiento (del colombiano) eleva el nivel de la liga. Es un jugador completo, que hace goles exquisitos, tiene picardía dentro y fuera del campo, y ha sabido ganarse a la hinchada”. Antes de mencionar a Ureña sacó un tapadito: el rosarino José López Pisano, volante central del Atlético Grau de Piura. “Entrando o de arranque ha demostrado que es un jugador distinto, que pone su impronta, su chispa”, sostiene.
Galván hizo lo mismo y metió otro nombre al ruedo: Santiago García, el defensor de 34 años de los íntimos. Y aunque la crema siga corriendo por sus venas, no teme decir que el rosarino anda por encima de Riveros y Di Benedetto.
Hay otros nombres -no muchos- escondidos por la falta de reflectores, pero Sabbag y Ureña andan a la cabeza de todos. ¿Quién es el mejor? Como sus clubes en el torneo, aún nada está definido.