Lo ha repetido una y mil veces, aunque para el hincha solo han sido palabras que se las llevó el viento. Pero Paolo Guerrero siempre soñó -aún lo hace- con retirarse en Alianza Lima, el club de sus amores. “Yo soy hincha de Alianza, eso no va a cambiar. Para mí sería una ilusión regresar después de tantos años”, reveló en mayo en el programa “Enfocados” de Jefferson Farfán, su gran amigo. No le importó si en ese momento tenía contrato con César Vallejo, club del que quiere liberarse en estos días tensos.
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Sobrino de José ‘Caíco’ Gonzales Ganoza y hermano de Julio ‘Coyote’ Rivera, el fútbol viene de familia. Y la sangra blanquiazul corre por sus venas. Se hizo aliancista casi al mismo tiempo que empezaba a caminar, desde que se puso la camiseta para ser la mascota de la mano de su tío ‘Caíco’. Apenas era un bebé y Paolo ya pisaba los campos de fútbol -también fue mascota en la selección peruana de la mano de Juan Carlos Oblitas en 1985, cuando apenas tenía 13 meses-.
“Desde que su tío le puso la camiseta de Alianza, él siempre quería ponérsela. Desde los 2 años ya era aliancista”, contó alguna vez Petronila Gonzales, o Doña Peta, madre y soporte del ‘9′. Creció en Chorrillos, pero siempre quiso ser un victoriano.
“Cantaba ‘Corazón, Alianza, corazón”, recordó Paolo. En 1991, con siete años, empezó su historia con el club de sus amores: se unió a la Sub 11, la categoría más baja de ese entonces. Tres años después, en el programa de Yola Polastri, Alberto Masías lo presentó junto a la categoría 84 de los íntimos. “Es el futuro crack del fútbol peruano”, vaticinó. El pequeño Guerrero tenía diez, pero su futuro parece haber estado escrito.
Solo pudo disputar un partido oficial a nivel profesional con Alianza. Fue en el amistoso ante Peñarol -jugaba Pablo Bengoechea, quien sería campeón con los victorianos en 2017 como técnico- por la Copa El Gráfico, en 2002, antes de irse al Bayern Múnich en medio de un polémico traspaso. Quizá por eso, más que en su sueño, para Guerrero jugar en Alianza es una revancha. Claro, hubo varias oportunidades en los últimos años pero los tiempos nunca coincidieron: cunado el club quiso, él prefirió seguir en el fútbol exterior; y cuando él buscó su retorno, el club tenía otros planes.
Hoy, con 40 años, Paolo busca desvincularse de César Vallejo. Un tema legal que parece tener muchos capítulos por contar. Sin embargo, su situación ha abierto la chance de que pueda cumplir su sueño y volver a Matute.
Los pasos de Paolo hacia Matute
De entrada es necesario informar que, según fuentes confiables, en estos momentos no existe ningún tipo de conversación entre Paolo Guerrero y Alianza Lima, mucho menos algún acercamiento. Pese a que la esposa del presidente de César Vallejo, Richard Acuña, señalara al club íntimo como responsable de la decisión del delantero de irse de Trujillo.
“Si es que él se quiere ir a otro equipo, ya sabemos que es Alianza Lima, no lo va a dar, no va a pasar eso. Si quieres irte a otro trabajo tienes que pagar tu penalidad”, indicó Brunella Horna en un programa de espectáculos.
En las reuniones que tuvo con el propio Acuña, y luego con el técnico Guillermo Salas, Guerrero argumentó su deseo de desvincularse del club trujillano por razones netamente deportivas. Incluso hubo un acuerdo con el directivo para llegar a buen puerto, sin embargo lo que ha venido sucediendo en los últimos días han manchado todo tipo de negociación. Eso sí, la situación ha llegado a un punto donde es difícil regresar: viene entrenando de manera particular por las tardes, mientras que el primer equipo lo hace en las mañanas.
En ese sentido, lo primero que debería pasar para que el goleador histórico de la selección cumpla su sueño de vestir la camiseta de Alianza Lima es liberarse de César Vallejo. Y para eso hay dos caminos: mutuo acuerdo con el club trujillano o renunciar de manera unilateral e ir a la cámara de resolución de disputas de la Federación Peruana de Fútbol. Esta última opción es la que se busca evitar porque demoraría más de la cuenta y la institución que lo quiera, sea Alianza o cualquiera, tomaría sus recaudos para evitarse un problema legal.
Además, es necesario recordar que el mercado de pases en la Liga 1 termina el 31 de agosto. Aunque queda tiempo aún, Paolo deberá resolver pronto su futuro si quiere firmar por otro equipo del fútbol peruano.
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