Mauricio Affonso. (Foto: GEC)
Mauricio Affonso. (Foto: GEC)
Ricardo Montoya

“Hasta donde yo sé, en el fútbol gana el equipo que convierte más goles”. La frase sintetiza la prédica de Bengoechea en una sola oración. Era la que empuñaba como escudo cada vez que la prensa, y algunos hinchas, le demandaban un juego más vistoso, conforme manda la historia de la institución. Después, apuntalaba su idea con un “debo entender eso de ganar a la uruguaya como un elogio. Cuántos logros ha conseguido el fútbol de mi país”. Tenía razón Pablo. La mayoría de hinchas blanquiazules reconoce que al equipo que adoctrinó podía faltarle fútbol, pero nunca, ni aun viéndose superados, fuerza en el órgano cónico y musculoso que se sitúa en la cavidad torácica (léase corazón).

El Alianza de Bengoechea no encandilaba, pero tenía un coraje inmenso con el que compensaba casi todo. Usaba, además, un patrón de juego ordenado al que acompañaba un arquero colosal.


Así, con muy poquito, casi consiguen un bicampeonato. En cualquier club del mundo, si además se toma en cuenta el plantel sin luces con el que contaba Pablo, esto hubiese significado la gratitud eterna y un contrato a largo plazo. En Alianza es imperativo que el fútbol los hipnotice; que el equipo exprese la fiesta que lleva dentro el pueblo; y no que solo sea una conmovedora oda al esfuerzo. Por eso en Matute le están agradecidos a Bengoechea. Sin embargo, la exigencia es otra. Alianza, con Bengoechea, ganaba. Con él tenía ofi cio y era digno dentro de su escasez estructural. Pero, digámoslo sin eufemismos, jugaba feo.

La directiva ha contratado, en tiempo récord, a Cartagena, Beltrán, Cuba, Salazar, Manzaneda, Espinoza y a Rosell. Los demás refuerzos llegarán de la mano de Miguel Ángel Russo.

La apuesta por Russo parece inobjetable desde su palmarés y por su calidad humana. El estratega platense ha ganado un Clausura con Vélez, la Libertadores con Boca en el 2007, un par de campeonatos colombianos con el Millonarios y algunos títulos de la Segunda División argentina con Lanús, Estudiantes y Rosario. Russo es un líder estupendo y que impone disciplina desde el primer día.

En cuanto a la propuesta futbolística, Russo, contra lo que se cree, comparte algunos rasgos con Bengoechea. No subordina el juego al resultado; y, como el uruguayo, se inscribe en la escuela pragmática. Sus equipos suelen incluir orden táctico, eficiencia y sincronía, pero no son necesariamente escuadras que deslumbren visualmente a la afición. Alianza tiene un plantel renovado, en apariencia mejor que el anterior. Miguel Ángel tiene ante sí el enorme desafío de ponerle fútbol al corazón blanquiazul.

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