Cuando le propusieron venir a Sudamérica, al otro lado del mundo, Prince Amoako no lo pensó dos veces, agarró sus maletas y arribó primero a Argentina. No obstante, su destino estaba en el Perú, un lugar que desconocía. El idioma no impidió su ilusión, pues dentro de la cancha, el fútbol es un deporte universal.
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“Me siento muy orgulloso por haber sido el primer africano en jugar una final de Copa Libertadores. No cualquier africano juega en Sudamérica. Es un fútbol muy fuerte”, revela el ex jugador que logró el subcampeonato de la Copa Libertadores en 1997. Con la dorsal “20”, sacó lustre a su mejor repertorio con el balón a través de su velocidad, desequilibrio y gol, su mejor carta de presentación.
Sin embargo, no todo fue color de rosa para el ghanés, ya que sorteó obstáculos previa llegada a La Florida. Apenas pisó Lima, probó suerte en Universitario de Deportes, pero el serbio Iván Brzic le cerró las puertas. Aunque otra se le abrió en el camino: Sporting Cristal. Nolberto Solano fue el intermediario. Convenció a Sergio Markarián, de una prueba, aceptó y lo mandaron al ruedo en Cerro de Pasco. A más de 4.380 metros sobre el nivel del mar, bajo una infernal lluvia, Amoako corrió como perseguido por un león en búsqueda de su estrellita en la frente.
Sin necesidad de oxígeno, aprobó el examen en 90′ de juego. Así escribió su primer capítulo en el fútbol peruano. El premio: un subcampeonato internacional, pero lo sacaron del póster. A la siguiente temporada, Luis Augusto García, el “Chiqui”, técnico colombiano, que reemplazó al “Mago”, lo fue excluyendo sin explicación. No obstante, su capítulo final se dio en Deportivo Municipal. Con la “Franja” reventó redes y se reinventó.
En medio año, tenía nuevo destino: Talleres de Córdoba, con Ricardo Gareca, actual seleccionador de Perú. Jugó cinco encuentros y viajó a España, donde surgió una propuesta de Granada. Después emigró a Grecia y Rusia, donde sumó regularidad, y volvió a su selección para jugar la Copa Africana, en el 2002. Su libro lo cerró en su país, en el 2006. Hoy, Prince Amoako radica en Minnesota, Estados Unidos, lejos de África y de Sudamérica, pero siempre ligado al fútbol y atento a los movimientos de Sporting Cristal.
-¿Estás como entrenador en alguna academia o colegio?
Sí, tengo un equipo de fútbol en Minnesota con africanos. Hay jugadores de Ghana, Camerún, Libia. Mi equipo se llama “Fabulous” (Fabuloso), risas.
-Noto que procesas más rápido el idioma español…
Sí, aprendí en Perú, pero más en España. Cuando estuve en Granada, ahí hablé más rápido que en Sudamérica.
-¿En Perú, en Sporting Cristal, ¿quién era tu traductor?
Tenía un profesor de español que iba a mi departamento a enseñarme. En el fútbol no necesitas el idioma para jugar, es universal. Uno entiende como juega.
-Brizic no te quiso en Universitario. ¿Qué pasó?
Mi representante me digo que hubo un problema. Jugaba bien, pero el técnico no estaba de acuerdo con mi agente. Solano fue el intermediario para que vaya a Cristal. Él habló con mi representante y después con Sergio Markarián, quien vio mis videos y puso una prueba.
-¿Recuerdo que debutaste en Cerro de Pasco?
Sí, fue mi partido oficial. Jugué 90 noventa minutos. Mucha altura. Muy difícil. No perdimos el partido, empatamos ante Unión Minsa. Fue mi primera vez que jugaba en altura, Cerro de Pasco era más alto que en Zambia. Cuando pegaba el balón, pasaba muy rápido.
-¿Por qué decidiste venir a Sudamérica?
Cuando estaba jugando en Ghana, fui el mejor, en el 95, pero mi representante me dijo que había una propuesta de Argentina, así que acepté sin problemas, pero hubo problemas y terminé llegando a Perú. La gran mayoría de jugadores de mi país se van a Europa. Aprendí mucho en Sudamérica.
-¿Conocías Perú?
No, en África solo ven fútbol de Europa, no de Sudamérica. No conocía nada. Y cuando estaba acá, nadie me veía en África (risas).
-¿Qué recuerdos del subcampeonato con Cristal de 1997?
Todavía los hinchas me mandan mensaje al Facebook, hablan de la Copa Libertadores. Los jugadores eran muy fuertes. Desde el arquero suplente, todos muy buenos. Nosotros no teníamos miedo a ningún equipo, y más confianza cuando jugábamos fuera de Lima. Había grandes jugadores como: Solano, Garay, Soto, Julinho, el “Coyote”, Bonnet, Asteggiano, todos tenían mucha confianza para jugar. Todos tenían carácter, todos trabajaban muy fuerte en el campo, ayudaban mucho.
-¿Aún tienes comunicación con tus ex compañeros celestes?
Sí, tenemos un grupo de WhatsApp de Cristal subcampeón del 97. No todos los días escribo, pero sí los leo (risas). No puedo hablar muy rápido el español, pero sí en inglés. Ahora ya mejoré mucho mi español, ya no como antes. Ahora con Solano siempre hablamos en inglés.
-¿Hasta hoy hablas con “Nol”?
Poco español, más en inglés. Hablo casi siempre.
-¿Te perdiste la final de la Copa Libertadores por la expulsión?
Sí, fue mi primera tarjeta roja en toda mi carrera. Yo no soy de reclamar, tampoco cuando jugaba en mi selección. Si no me hubiesen expulsado a mí y al “Coyote”, ganábamos la Copa Libertadores en Brasil. Cuando sale mi cambio vinieron varios jugadores argentinos (Racing) a empujarme. Ahí reacciono y el árbitro me expulsa. Igual fue la expulsión del “Coyote”. Ellos preferían a los argentinos que a Cristal en la final de la Libertadores.
¿Por qué el “Chiqui” García, técnico de Sporting Cristal, no te quería?
Nunca entendí. Decía que tenía un jugador más bueno que yo, pero cuando jugaba no había ninguno mejor que yo (risas). Yo siempre fui titular en mi equipo. Cuando fui a Municipal, anoté, ganamos, a Cristal.
-En Tallares de Córdoba, tuviste de entrenador a Ricardo Gareca, hoy seleccionado de Perú. ¿Cómo te fue con él?
Sí, es un gran entrenador, buena persona conmigo. Hablaba poco español, pero yo entendía las indicaciones de Ricardo Gareca. Ha transformado a la selección de Perú. Ahora juega muy bien, fueron al Mundial, jugó la Copa América. Recuerdo que hice pretemporada con ellos en Brasil, jugábamos muy bien, pero mi representante me dijo que tenía una propuesta de Granada de España. Jugué como cinco partidos, un clásico, me gustaba la gente, hinchas, compañeros, pero tuve que irme a España.
-Luego de España, Grecia, fuiste a Rusia. ¿Más frío que en Cerro de Pasco?
(Risas). En Rusia más frío, pero en Cerro de Pasco, la altura. En Rusia no puedes abrir la ventana, sino estás muerto. Estuve tres años y pude volver a mi selección a jugar la Copa de África en el 2002. Cuando fui a Sporting Cristal, fui el mejor jugador de Ghana, pero nadie ve partidos de Sudamérica, no me llamaron a la selección. En Europa, metía dos goles, y estaba en televisión, todos me veían en Ghana. Al venir a Sudamérica era difícil jugar por la selección de mi país, pero ahora hay redes sociales, es mucho mejor.
-¿Y qué te decían tus familiares en Ghana?
Mi esposa le gusta mucho Perú más que otro país donde he jugado. Ella recuerda mucho Perú.
-¿Qué comida te gustaba en Perú?
Yo no podía comer el ceviche, me picaba mucho. Lo que me gusta mucho es el arroz con mariscos con su Inca Kola. Eso extraño. Todos mis amigos me invitaban a comer ceviche, pero era muy difícil, muy picante.
-¿Con quién compartías más momentos?
Con Solano. Me decía que decía: ‘cabezón, guapo, habla o calla para siempre’, antes no entendía, ahora sí.
-¿Piensas volver al Perú y traer futbolistas ghaneses?
Sí, yo tengo muchos jugadores, pero por la pandemia se volvió difícil. Pero sí hablaba con Solano. Si Roberto Mosquera quiere un jugador, yo sé el nivel del fútbol peruano.
-¿Sigues a Sporting Cristal?
Sí, ha sido campeón en la liga, puede ser campeón, pero en Copa Sudamericana, tiene que jugar más, igual en Libertadores. Nosotros en la cancha no teníamos miedo, había confianza.
-¿Qué mensaje a los hinchas?
Nunca los olvido. Hasta tengo más amigos de Facebook que son hinchas de Sporting Cristal. Cada día recibo muchos mensajes. Los peruanos son buenas personas. Yo estaba preparándome para ir con mi familia a Perú.
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