Lesken Horna tan solo tardó tres segundos en dejar su nombre firmado en la historia del fútbol peruano. Sus compañeros no lo podían creer, su DT tampoco y el portero rival…mucho menos. Pero él, poco antes de gestar su hazaña, sabía que la pelota entraría fugazmente. Y lo logró. Esta es la historia del jugador que casi toda su carrera jugó en la Copa Perú y que, desde su posición, consiguió dejar su huella en el balompié nacional.
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Desde pequeño, Lesken ha estado ligado al fútbol. Siempre le agradó ir de un lado a otro con su juguete favorito: el balón. “Mis familiares me cuentan que siempre andaba con una pelota en el brazo”, narra.
Es así que comenzó a lucirse jugando en su barrio, en Villa María de Nuevo Chimbote. Desde niño jugaba campeonatos y a los 14 años comenzó a competir en importantes torneos de su localidad. Ya al año posterior empezó su aventura en la Copa Perú, con solo 15 abriles encima.
No era el histórico Boca Juniors de Argentina, pero sí el de Nuevo Chimbote el club que le acogió y con el que llegó a una etapa provincial. Rápidamente comenzó a destacar en este equipo, aunque en realidad no fue nada fácil ganarse un lugar con temprana edad.
“En ese tiempo no existía la exigencia de los menores en campo. Era muy duro ese tema porque tenías que ser demasiado talentoso para poder tener un ‘cachito’, como se dice, en algún equipo. Con bastante trabajo y bastante sacrificio, tuve la oportunidad de poder estar luego en equipos grandes también”, cuenta.
Así fue que comenzó a tejer sus sueños en la Copa Perú. Vistió las camisetas de clubes tradicionales en este certamen como Comerciantes Unidos, Carlos Mannucci (hoy en Primera), Sport Chavelines, Sport Ancash, entre otros. La cuenta no termina.
Incluso, llegó a pertenecer a un plantel de la máxima categoría en el 2012: José Gálvez, club que se fijó en él justamente por lo que venía haciendo en Chimbote. Lamentablemente, solo pudo jugar con la Reserva de ‘La Franja’ y no llegó a debutar con el primer equipo. En el 2015, además, disputó una temporada en la Segunda División con el Willy Serrato.
Hoy por hoy forma parte del modesto Atlético Bruces, que con poco ya alcanzó la etapa nacional del torneo en la presente temporada. Pero la aspiración es mucho más alta. Aunque, claro, la Copa Perú es bastante dura. Esa es su fama. Y Lesken Horna lo sabe muy bien. Las distintas anécdotas que ha sumado todo este tiempo no son por gusto.
En el 2010, por ejemplo, experimentó una final que le quedó marcada para toda su vida. Con la camiseta de Comerciantes Unidos, Lesken peleó por el ascenso en la definición contra Unión Comercio. En la ida, su equipo había logrado un triunfazo (4-2), pero en la vuelta, en casa (Cutervo), no pudo evitar la derrota (2-0) y la hinchada local reaccionó de la peor manera tras la fatídica eliminación.
“Ese día fue muy duro, porque la policía entró, la barra de Cutervo comenzó a atacar al equipo rival por la derrota y lanzaron piedras. ¡Wow! Fue increíble, hubo lluvia encima. La policía actuó con bombas lacrimógenas y me acuerdo que hasta me llegué a desmayar. Un compañero me ayudó para seguir corriendo, porque todo era humo. Todas las calles eran puro humo y la gente se bañaba en agua, se echaba la cabeza y todo. Eso me marcó, porque era muy joven también, tenía 20 años”, recuerda al detalle.
Este tipo de hechos son frecuentes en Copa Perú, pero Lesken recién lo estaba experimentando en ese grado. Después, claro, le sucedieron otras cosas más que solo le hicieron más fuerte, cauteloso y precavido. Prácticamente, ha jugado toda su vida en este torneo y muy pocos tienen la trayectoria que él tien.
El gol histórico
Hace poco más de una semana, pocos o casi nadie conocía el nombre de Lesken Horna, pero eso -para él- es lo de menos. Su propósito siempre ha sido ayudar al equipo y qué mejor que hacerlo con un gol -o más bien un golazo- en un partido clave.
El 21 de agosto, en la final departamental de ida entre su equipo, el Atlético Bruces de Nuevo Chimbote y San Andrés de Runtu, el volante de 33 años gestó la mayor hazaña de su carrera sin haberlo premeditado. No se trató de ninguna jugada preparada ni de un gol que ha estado intentado marcar toda su vida. Fue solo una cosa hermosa del momento.
Antes de que el árbitro diera el pitazo inicial en Ancash, Lesken vio algo bastante inusual en la portería rival: el arquero de San Andrés caminaba en dirección contraria a su arco. “Venía caminando hacia la media luna del área grande y me percaté”, narra. Y cada vez, dejaba más abandonada su portería. Al parecer, su alejamiento se daba porque se encontraba rezando. “Estaba con las manos arriba”, dice.
El experimentado volante le contó, disimuladamente, a su compañero del costado, Bruno Barducci, lo que estaba pasando. “Mira, el arquero se está saliendo”, le dijo en voz baja. “Sí, pero todavía no está saliendo mucho, se va a dar cuenta”, respondió el otro.
Cuando Lesken se dio cuenta de que el guardameta rival ya estaba bastante alejado de su portería, esperó ansiosamente a que el juez principal del partido comience las acciones. La espera desesperaba. Pero se escuchó el pitazo inicial y entonces… todo ocurrió.
“Más lo miraba al árbitro que al arquero. Le dije a mi compañero que ya lo deje de mirar porque se podía dar cuenta de la intención que tenía y le pedí que toque levemente el balón, que la pise, porque si me daba un pase, tenía que controlar todavía. Seguía mirándolo al árbitro hasta que llegó a tocar, mi compañero me la pisa y le pego con dirección al arco y con mucha fuerza también para no darle oportunidad al arquero. Me salió un gol bonito”, resume.
El arquero, claro, intentó reaccionar, retrocedió lo máximo posible e incluso voló lo más alto posible para evitar el gol, pero el remate había sido tan bueno que fue imposible evitar el gol. Ese trayecto del balón desde el centro del campo hasta las mallas del arco solo duró tres segundos. Lesken, sin saberlo en ese momento, había hecho historia con un fugaz y hermoso gol.
“Estoy muy contento, feliz y emocionado, porque como mis hijitos me comentaban ‘papi, estás saliendo acá en el diario y en este otro’. Y bueno me siento feliz por ellos también, que como niños se emocionan. Mi familia se pone muy contenta por ese reconocimiento”, dice.
De las decenas de goles que ha marcado en su carrera, nunca había hecho un gol de ese tipo. Claro, ha anotado un sinfín de veces de larga distancia, incluso en tiros libres lejanos. Pero nunca desde la media cancha y mucho menos a los tres segundos de haber arrancado un partido. Histórico para él. Histórico para el Perú.
La Primera División, un sueño
Lesken Horna se ha dedicado al fútbol toda su vida. Y quiero seguir haciéndolo hasta que el cuerpo le de. Para ello, se esfuerza diariamente, pues persigue un sueño que no es fácil de cumplir, pero tampoco imposible.
Ahora mismo su equipo ya se encuentra en la etapa nacional de la Copa de Perú, una fase a la que muchos aspiran, pero pocos llegan. El camino obviamente tuvo muchos obstáculos, pero estos ya han sido superados y ahora Atlético Bruces de Nuevo Chimbote -grábense bien ese nombre- va por mucho más.
“Venimos haciendo bien las cosas desde la Liga. Se ha creado un bonito grupo. Hemos jugado partidos muy duros, pero los hemos sabido sacar adelante con la experiencia también de algunos compañeros. Esperamos seguir en este camino, porque se viene una etapa nacional más dura y habrá que afrontarla de la mejor manera, con la misma responsabilidad y con mucho trabajo, para poder lograr el objetivo de llegar a los dieciseisavos”, apunta.
El anhelo máximo es llegar a la Primera División y justamente este año será la última vez que la Copa Perú de acceso directo a la máxima categoría. Sea como fuere, Lesken Horna confía en sacarse la espina que se quedó clavada en su interior cuando no pudo debutar profesionalmente con José Gálvez. Ya a sus 33 años, él sigue soñando en grande.
“Yo creo que sí puedo cumplir mi sueño de jugar en Primera. Tuve la oportunidad de haber debutado, pero no se dio. Dios sabe por qué pasan las cosas, pero bueno, siempre estoy con la idea de poder debutar en Primera. Yo creo que sí podría lograrlo. Me considero un profesional y me cuido siempre como si fuera uno. Considero que si tengo la oportunidad, voy a estar preparado para poder hacerlo y lo haré muy bien”, sentencia.
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