No puede caminar muy bien. Aún le duele la rodilla por la lesión que sufrió en la segunda final de la Liga Femenina ante Mannucci. Tiene para un par de meses fuera. Y también le duele el corazón por no haber podido defender a su Alianza Lima en la Copa Libertadores Femenina que se viene jugando en Quito y de la que el bicampeón peruano se quedó afuera en fase de grupos. Pero Sandy Dorador tampoco puede ocultar su felicidad a cada pequeño paso que da por el estadio Alejandro Villanueva, su casa. “Mi hijo, mi madre y Alianza Lima”, nos dice mientras habla de lo que significa el club con ojos brilloso de quien habla del verdadero amor. Deporte Total conversó con la histórica futbolista. La selección, el futuro del fútbol femenino y la intención de formar una agramiación que protega a las jugadoras. Todo eso y más en esta entrevista.
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—¿Cómo estás tras la lesión en tu rodilla?
Tengo un esguince de segundo grado en el ligamento interno y los meniscos están un poco dañados. Gracias a Dios no fue rotura y solo con terapias vuelvo en un mes y medio aproximadamente.
—¿Después del choque intuías que te ibas a perder la Copa Libertadores?
Yo salí mal de la cancha porque sabía que me iba a perder la Libertadores. Sabía la intensidad con la que me se dio la lesión. Lloré más que nada por eso y porque no podía terminar la final con ese marco tan espectacular.
—Una final ante 30 mil personas en Matute y anotaste uno de los goles, además de salir campeona. ¿Qué significa eso para la Sandy Dorador que soñó con ser futbolista?
Fue un día inolvidable, especial. Soñaba desde muy chiquita con vivir algo así, pero por cómo estaba el fútbol femenino, pensaba que nunca pasaría. Salir a la cancha, que la gente coree mi nombre, me muestren su apoyo tras la lesión… es un sueño hecho realidad.
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— Alianza Lima Femenino (@AlianzaLimaFF) October 8, 2022
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—Y jugando para Alianza Lima, el equipo de tus amores…
Cada vez que jugaba un campeonato por otro equipo, me he comprometido al cien por ciento. Pero cuando enfrentaba a Alianza, por dentro decía: ¿a qué hora me llaman? ¿A qué hora me fichan? Yo quería estar ahí. Vengo a la tribuna sur de Matute desde los 7 años para ver a mi Alianza y siempre me repetía que “algún día voy a estar en esa cancha, voy a ver que la gente me aliente a mí, sentiré esa emoción”. Y se cumplió.
—¿Quién te inculcó el aliancismo?
Mi hermano ha sido aliancista siempre. Él me trajo. Y yo le prometí que le iba a dar el título, que iba a dar la vuelta en Matute… y se lo cumplí. Siempre lo tengo presente en el polo, juego con él acompañándome. Cuando anoté el gol, tuve muchos sentimientos encontrados, es imposible describirlo.
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—¿Qué significa para ti Alianza Lima?
Es mi vida. Como te dije, no veía la hora que Alianza me fiche, que me abran las puertas de Matute. Yo mato por Alianza, dentro y fuera del campo. Cuando juegan los chicos, yo estoy en la tribuna sur alentando. Ahora no por la lesión, claro. Pero Alianza cambió mi vida y como lo he dicho antes: mi hijo, mi madre y Alianza Lima.
—¿Fue difícil llegar a Alianza?
¡Ufff! Demasiado. En 2019, perdimos las semifinales de la Zona Lima contra Alianza por penales. Entonces el reglamento permitía a los clubes reforzarse para la etapa nacional. Ahí es cuando Samir Mendoza (técnico aliancista) me llama para venir al equipo. Yo no lo podía creer. Conozco a Samir desde hace muchos años, es mi amigo, y siempre le pedía que me jale, pero nunca lo hacía, ja ja ja.

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—¿Entonces cuál fue la traba?
Yo le dije que ya, obviamente. Lo único que necesitaba era una firma mía. Pero por respeto tenía que hablar con el club en el que estaba jugando. Voy a la oficina, les digo que se me dio la oportunidad de cumplir mi sueño de jugar por Alianza, pero ellos me dicen que no podía. A pesar de la negativa, yo igual firmé. Era un sueño, una oportunidad que no podía pasar. Ese año perdimos contra la ‘U’ en las dos finales, me quedé con la espina clavada. Y Samir me dice que me querían para el otro año.
—Volviste al club donde estabas…
Claro. Voy y les digo que quiero jugar por Alianza. Pero el trato no era el mismo. Yo estaba molesta porque me dijeron que no la primera vez; y ellos, porque me fui. Entonces me dicen que me iban a dar mi carta pase solo si pago cinco mil soles. Yo me sorprendí y les reclamé porque no sabía de dónde iba a sacar tanto dinero. Siguieron las negociaciones y bajaron el monto a dos mil, lo cual seguía siendo elevado para mí. Pero estaba contra el tiempo porque ese 2020, Alianza presentó al equipo femenino en la Noche Blanquiazul y yo lo tuve que ver en la tribuna. A ellos les dio la gana de darme después de la presentación mi carta y por 1200 soles. Entonces hice una pollada para poder pagar porque en ese momento no ganaba casi nada jugando. Gracias a Dios mucha gente me apoyó, saqué para pagar al club y pude estar en Alianza. Lamentablemente hay gente que se aprovecha de ese tipo de situaciones.
—Ese día del bicampeonato fue redondo para tí: te encontraste con Teófilo Cubillas. ¿Cómo se dio tu cercanía con uno de los más grandes ídolos aliancistas?
El ‘Maestro’, así le digo, siempre viene un día antes de los partidos. Cuando está acá, claro, porque radica en Estados Unidos. Pero se acerca y nos habla, nos cuenta sus historias, de cómo debemos patear, conducir, incluso vivir el fútbol. En una de esas, cuando estaba hablando, se acercó a mí y me dijo que yo era la única que lo miraba con los ojos brillosos.
—No es para menos…
Claro. Entonces acaba la reunión, me llama y me dice: “no sabes cómo me deleito cuando juegas, me haces acordar a mi cuando jugaba, cuando pateaba esos tiros libres. Soy tu hincha”. Yo me quedé sorprendida. Quería llorar. Y para la final me llamó al celular, me pidió que no reniegue y disfrute del juego, ja ja ja. Ese día del bicampeonato lo ví, lo abracé y le agradecí por todo. Él también fue parte del título.
—Otro que estuvo también ese día fue Hernán Barcos. ¿Cuándo ayudaría que los equipos femeninos tengan un Barcos que las apoye siempre?
Muchísimo. Hernán es el que más se acerca. Pero en Alianza todos nos apoyan. Esa vez me crucé con Aldair (Rodríguez) y me preguntó cómo estoy con la lesión. Antes de la final, Jefferson Farfán nos dio aliento. Los chicos también están comprometidos con nosotras y eso ayuda. Pero, claro, Hernán siempre ha estado apoyando. En la final bajó, nos dio unas palabras que nos motivaron más. El fútbol femenino va a seguir creciendo si hay más Barcos en todos los equipos.
—¿Lo que ha pasado en la Copa Libertadores es culpa de la mala organización del torneo? El campeonato acabó una semana antes y Alianza quedó eliminado en fase de grupos…
Buscar culpables está demás. Pero sí se debe organizar mucho mejor. No es posible acabar un campeonato y a los pocos días viajar a Quito, que es altura, a jugar la Copa Libertadores. Veníamos con una seguidilla de personas fuertes, exigentes. Disputar dos finales ante un gran rival como Mannucci obviamente que te exigen. Y eso nos pasó factura. Yo me lesioné y no pude viajar, Sofía García sufrió un golpe acá y en el debut en la Copa terminó por quebrarse la nariz, la ‘Gringa’ (Adriana Lúcar) sufrió el sobreesfuerzo y se lesionó sin poder jugar. No tuvimos un buen descanso como el año pasado. Ojalá no continúe así.
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—¿Qué enseña jugar dos Libertadores seguidas?
Cambió la mentalidad en Alianza Lima. Nosotras tenemos en mente que las que vienen deben pensar que acá solo peleamos para campeonar. Y ese pensamiento se ha trasladado a las chicas de los demás equipos, soñar con ir a la Libertadores donde se ve la realidad de nuestro fútbol. Por eso creo que este año avanzamos, ya no se ven los resultados de la temporada pasada porque los equipos se están reforzando, las jugadoras entrenan mucho más. Eso suma para que el fútbol femenino crezca.
—El ‘boom’ del fútbol femenino empieza en 2019, justamente con una revolución que inician ustedes pidiendo ser vistas. ¿Te hubiera gustado tener hoy 17 años y vivir a pleno la que quizá sea la mejor etapa del deporte en su historia o te sientes feliz de marcar el camino para las nuevas generaciones?
Sí lo he pensado. A veces me pregunto por qué ahora cuando tengo 32 años ocurre todo esto. Pero también me siento feliz de quedar como una referente para las niñas que vienen de atrás. Siempre he dicho que las experimentadas hemos luchado desde abajo para esas niñas que vienen detrás y que ellas no pasen lo que nosotras sí pasamos. Aún falta mucho, pero es un sueño que en un par de años el fútbol femenino sea profesional acá y que las mujeres puedan vivir de esto.
—¿Hoy puedes decir que vives del fútbol?
Sí. Pero me costó. Luché desde muy pequeña por eso, pasé cosas muy difíciles y hoy en día tener un contrato profesional como jugadora de Alianza Lima… solo me queda agradecerle a Dios.
—¿Cómo ha cambiado tu vida?
Antes, por ejemplo, cuando me lesionaba, tenía que buscar la manera de sanarme, pagar mis terapias. Y para eso, había que hacer actividades. Pero ahora es distinto. El club me apoya, la Federación Peruana de Fútbol también. Se preocupan por las jugadoras.
—¿El fútbol femenino está cerca de ser profesional?
El hecho de que sea televisado ya es un gran paso. Pero falta. Las empresas deberían apostar un poco más, así como las que están en Alianza Lima. Pero a veces solo hay empresas que apoyan al fútbol masculino y no a nosotras. Eso debe cambiar. Porque hay talento. En provincias o lugares alejados de Lima, hay muchas chicas que juegan muy bien, pero no tienen el apoyo económico. Y también está el machismo en el fútbol que aún continúa lamentablemente. Hay hombres que dicen que las mujeres no deben jugar al fútbol, o papá que no les permiten jugar a sus hijas.
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—Tú tienes una academia de fútbol con Fabiola Herrera, capitana de la ‘U’. ¿Les ha pasado algún caso de machismo?
No me ha pasado, pero sí he escuchado y he tenido amigas que jugaban muy bien y sus padres no les permitían jugar. Pero eso hoy eso está cambiando. Antes, en mi barrio era la única jugando. Ahora veo hasta 15 niñas haciéndolo. Yo salí de la pista a la cancha, nunca tuve un profesor que me enseñe, nunca estuve en una academia. Ahora sí hay academias de fútbol femenino. Lo que sí creo es que los profesores deben capacitarse para entrenar niñas porque no es lo mismo que con los niños.
—¿Ya eres directora técnica?
Acabé la Licencia C y empezaré la Licencia B. En la academia estaba entrenando pero tuvimos que parar por el campeonato. Como ahora se viaja y se concentra, era muy difícil estar presentes. Y las niñas piden que estemos nosotras, los papás también. Entonces se nos complicaba. Pero espero que dentro de poco reaperturemos para continuar.
—¿Cómo tomas la responsabilidad de ser ahora referente de muchas niñas?
Cuando era niña tenía como referente a Isa Garibay. Ella me llevaba a jugar y soñaba con ser como ella. Era muy buena. Ahora mi vida dio un giro rotundo. Antes salía a la calle, iba al centro comercial y todo normal. Ahora salgo y la gente me pide una foto, un video. Te sientes bien con esas cosas.
—Pero ese cambio, más allá de parecer un sueño, te exige ser profesional en todos los aspectos…
Claro. Tiene sus pro y sus contra. Pero yo sigo siendo la Sandy Dorador de antes con los pies bien puestos sobre la tierra. Sé lo que soy, de dónde he venido. Jamás le digo “no” a mis hinchas porque me debo a ellos, porque siempre me apoyan. Y también está el hecho de entrenarme más de lo normal. Antes jugaba con 65 kilos, comía hamburguesa un día antes de un partido, tomaba gaseosa. Hoy no, hoy cuido mi alimentación, peso 57 kg., voy al gimnasio, entreno por mi cuenta. El reconocimiento siempre tiene que venir de la mano del esfuerzo y dedicación que uno le da a lo que hace.
—Comentabas lo que sufriste para llegar a Alianza. ¿Has pensado en formar una agremiación de futbolistas para darse soporte entre ustedes?
En un momento tuvimos en la selección la visita de Roberto Silva, presidente de la Safap. También estaba Adriana Dávila. Estábamos pensando en formar una agremiación de fútbol femenino para tener un respaldo, claro que sí. Sería importante que tengamos una agremiación. Fabiola (Herrera) y yo dijimos que contaban con nosotras. Pero aún está en idea. Ojalá se concrete pronto.
—¿Hoy, con 32 años, aún sueñas con que Perú llegue al Mundial? ¿Qué se debe hacer para que eso ocurra?
Claro que sigo soñando y daré hasta lo último por mi selección. Uno de mis sueños siempre ha sido ir al Mundial o ganar algo importante, y mientras pueda, lo daré todo. Tenemos talento, eso no lo dudo, pero necesitamos más apoyo del que tenemos ahora.
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—¿Hay camada para soñar con que sí se puede?
Yo creo que sí. Aparte las niñas de ahora vienen de otra manera, tienen una academia donde se forman mejor que nosotras. Y nosotras, las que ya estamos, debemos trabajar también, cuidarnos en todos los detalles, se profesionales y trabajar como tal. Es una cadena en la que debemos trabajar todos.
—¿Cómo ves a la selección peruana actualmente?
Creo que con el profesor Doriva (Bueno) veníamos con un proceso bueno, con otra mentalidad y una idea de juego clara. Lastimosamente con todas las cosas que pasaron cerca a una Copa América, se tuvo que cambiar. Fue complicado para nosotras. De pronto llegó el profesor Conrad, que es muy buen entrenador, pero la adaptación es difícil, el cambio te afecta. En la Copa no ganamos ni un partido, la pasamos muy mal. Creo que para llegar a un Mundial debe haber un proceso largo, que continúe y no cortarlo.
—¿Hoy la selección está en un proceso?
Entiendo que hay amistosos en noviembre contra Ecuador. No hubo convocatoria en estos meses por la Liga, pero esperemos, Dios mediante, que cuando acaben esos amistosos, el proceso para la selección femenina sea largo. Como te digo, detrás hay muchas jugadoras jóvenes que juegan muy bien, muchas Sashenka Porras. Hay talento pero también debe haber trabajo.
—Pero lamentablemente todas las selecciones femeninas están al mando de un solo comando técnico…
Claro. Creo que lo mejor es que cada cuerpo técnico se encargue de una selección y así pueda centrarse cien por ciento. No podemos tener un entrenador para todas las categorías. Pero son situaciones que se dan y tenemos que respetar. Nosotras, como futbolistas, matamos por nuestra selección cada vez que nos convocan. Trabajamos para eso, para representar a nuestro país.
—Hablando de convocatorias, ¿Adriana Lúcar te comentó si quería volver a vestir la blanquirroja?
La ‘Gringa’ no le cerró las puertas a la selección. Entiendo que el profesor Conrad habló con ella antes de la Copa América y ella le dijo que no se sentía bien para volver. Pero no es que haya dado un “no” definitivo. Ella tiene que estar, es la mejor delantera del país. La necesitamos. Ella quiere volver, pero debe sentirse bien para hacerlo.
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