“Dale alegría, alegría a mi corazón. Que la Copa Libertadores es mi obsesión…”. Nadie se atrevía a luchar contra la corriente. Ningún hincha, aquella tarde, era capaz de guardar los gritos dentro de su alma. Todos entonaban. Todos saltaban. Y el canto podía verse, se sentía, ruborizaba, llenó el Monumental, lo cruzó de lado a lado, atravesó el césped e hizo crujir los cimientos del estadio. Y cada palma colorada y garganta afónica valió la pena: Universitario de Deportes superó a Boca Juniors en penales y alzó el título continental de la categoría sub20.
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Era una tarde fría, de los primeros días de invierno. Pero cada muro crema del estadio encapsuló la temperatura interna, le dio un clima independiente, distinto. Adentro, el 26 de junio de 2011, quemaba. Y los miles de hinchas alentando y saltando sin polo, mostrando los tatuajes de ‘Lolo’ y el ‘Puma’, lo comprobaban. El clima era caliente, sofocante, y la sangre hervía.
Entonces, once muchachitos, aún sin barba y con acné en el rostro, lograron lo increíble. Y con eso, completaron la tarea –salvando distancias– que Héctor Chumpitaz, ‘Cachito’ Ramírez, Percy Rojas y compañía dejaron a medias en la final de la Copa Libertadores 1972, que perdieron ante Independiente (2-1). Porque ese equipo de jóvenes de 20 años o menos, muchos sin minutos en Primera y dudando de si el fútbol iba a ser su camino de vida, abrazaron la gloria. Se bañaron en ella.
A nueve de años de uno de los capítulos más hermosos de la historia de Universitario, uno puede creer que lo sabe todo. Pero hay más de una anécdota en esa Sub 20 de la ‘U’ que está guardada bajo siete llaves. Capítulos que los protagonistas han protegido con juramento ninja, ya que son secretos que hacen más alegre y valioso el recuerdo de un título sin precedentes.
Sin embargo, hoy nos atrevemos a contar solo cuatro de ellas, narradas de la boca de los mismos jugadores. Porque al final, el resumen del campeonato y la tanda de penales que le dio el título al cuadro crema están en la red. Pero, las historias del grupo, no. Las cámaras y los testigos fueron ajenas a ellas.
-‘Pepe’, el espía secreto-
Cuando Universitario venció a Independiente José Terán y Alianza Lima hizo lo mismo contra el poderoso Flamengo, aquella edición de la Copa Libertadores Sub 20 (la primera con esa categoría de protagonista) tomó un valor distinto en el país. El destino quiso que ambos equipos choquen en semifinales. Y si algo tenemos claro, es que así sea en una final de campeonato o en un duelo de divisiones menores, el clásico es un clásico, y hay que ganarlo.
José Soto, técnico de los ‘grones’, era consciente de que el duelo podía irse a la tanda de penales y decidió, entonces, observar los entrenamientos del ‘compadre’ sin que nadie se diera cuenta. Allí, vio que Jair Franco era uno de los mejores y apuntó a qué lado solía patear para pasarle los consejos a su portero.
“En 2015, me llamó ‘Pepe’ Soto para ir Alianza Universidad de Huánuco. Conversando un día en el equipo, me confesó que él había ido ‘infiltrado’ a un entrenamiento de nosotros para ver cómo pateábamos los penales. Él sabía que yo iba a pegarle primero y a esa dirección. Por eso, Ángel Azurín se lanzó hacia ese lado, pero no la pudo agarrar”, nos revela Jair Franco, quien abrió la definición a favor de los cremas ante Alianza Lima y Boca Juniors.
El volante, quien en los dos últimos cotejos ingresó poco antes del pitazo final, también recuerda lo que le dijo Javier Chirinos antes de entrar. “Chirinos siempre nos hacía practicar los penales en los entrenamientos y yo era uno de los que mejor pateaba. En la definición con Alianza Lima, me puso 10 minutos antes. Me dijo que maneje el mediocampo para que la pelota la tengamos nosotros, porque él ya sabía que se iba a definir en penales”, agregó Jair.
-La alegría del ‘Puma’-
Después de vencer a Boca Juniors y celebrar en la cancha del Monumental y los camerinos, todo el plantel se fue a un restaurante cercano para celebrar. Y uno de los más animados fue el ‘Puma’ Carranza, quien deleitó a todos con su paso ilustre.
“Después del título, nos llevaron a un chifa para celebrar con la familia y amigos”, nos cuenta el hoy jugador de Deportivo Municipal, Cristian Dávila. Lo gracioso de esa cena, entre la alegría y las bromas, fue que el ‘Puma’ Carranza se paró de su asiento e hizo el ‘baile del avestruz’. Los jugadores estallaron de risa y algunos de unieron a toda esa alegría. Había razones.
Por otro lado, Dávila nos cuenta cómo se siente hoy al recordar dicho título: “Recuerdo ese día con mucha nostalgia y me siento orgulloso de haber hecho historia en el equipo del cual soy hincha. Nueve años después, mantengo contacto con muchos de los que integramos ese equipazo y lo lindo es que muchos hinchas nos recuerdan por haber logrado un gran título”.
“El grupo estaba concentrado y feliz por jugar una final internacional con el equipo de nuestros amores. Fue un sueño hecho realidad llegar a la final y queríamos hacer historia logrando el título. Gracias a Dios y al esfuerzo de todos los que estuvieron con nosotros, se dio”, completa el defensa peruano.
-Un pueblo, una familia-
Después de jugar una fase de grupos compleja (perdieron un partido, empataron uno y ganaron uno), Universitario clasificó a cuartos de final para enfrentar a Independiente José Terán. Para esta etapa, la directiva decidió que el equipo concentre la última semana del torneo (del 20 al 26) para mejorar la interna. El hotel elegido fue ‘El Pueblo’ y, según los protagonistas, lo que se vivió dentro de la concentración fue pieza fundamental para lograr la hazaña.
Una vez en el hotel, los jugadores aprovecharon el tiempo juntos para conocerse a fondo y para cerrar algunas brechas que habían tenido hasta ese día. La promesa era ser mejores y, para ello, conversaron sin miedo. Dichas reuniones fueron intensas y con mucho sentimiento.
“Cuando nos enfrentamos con José Terán se dio el inicio de la concentración en El Pueblo. Desde ahí se formó una familia muy linda. Ya lo éramos, pero esta vez era diferente, pues concentrados se formó algo bonito. Cada uno de nosotros contamos nuestras vidas, sobre la familia. Y después de cada almuerzo y cena, hacíamos un compartir para dialogar. Aparte de reírnos, las bromas y la chacota, estuvimos mentalizados”, nos comenta Josimar Vargas sobre la concentración.
Además, el volante confesó que antes de enfrentar a Boca, conversaron mucho. “El grupo estaba con muchas ansias y cada uno habló de cómo se iba a sentir, porque lo íbamos a dejar todo. Era un momento que se vivió al máximo. En lo personal, yo no pude dormir antes de ese día”, agrega.
-¿Tu camiseta, ‘Loco’?-
Pudo ser por nervios o por la emoción de salir pronto a la cancha. O simplemente por distracción. El motivo no se sabe, pero lo real es que Mauricio López salió en un partido sin camiseta. Aunque Carlos Uribe no recuerda exactamente en qué encuentro fue –la memoria le dice que fue frente a Nacional–, aún se ríe cuando lo cuenta.
“En los partidos, todos salíamos con chompa, camiseta y licra debajo, y desfilábamos por medio de la cancha. Nos saludábamos y cada uno se sacaba su chompa para la foto oficial. Pero, en un partido, Mauricio López se sacó la chompa y se quedó sin camiseta, estaba posando solo en licra y nadie se dio cuenta, menos él. Le dijimos: ‘¿Loco, y tu camiseta?’. Y él respondió: ‘No sé’. Todos nos reíamos y tuvo que correr al vestuario a pedirle una camiseta a ‘Pajita’ (utilero)”, nos cuenta el volante ‘Cachito’ Uribe.
Por otro lado, destacó que hoy se siente “contento por ser parte de la historia de un club tan grande”. Además, dijo estar “agradecido con Dios” por darle la oportunidad de participar en ese título, que fue “algo inolvidable en su vida”.
-La respuesta de ‘Mauri’-
Para Mauricio López, haber salido al estadio sin camiseta también es sinónimo de risas. Por años, le han recordado ese episodio y él lo toma con mucha gracia. Al final, fue quien anotó el último penal para el título de la ‘U’ y esa imagen vale más que cualquier otra.
“Esa historia es real. Contra Nacional de Uruguay, al momento de hacer la foto antes de jugar el partido, estaba sin la camiseta. Me saqué la chompa y tenía puesto solo el calentador. Tuve que regresar al vestuario. Me han molestado por años con eso (risas)”, comenta Mauricio López.
Nueve años después de ese torneo, ‘Mauri’ solo recuerda anotar el último tanto y correr directo a los brazos de sus compañeros, entre el estallido del estadio: “Es muy gratificante y lindo poder recordar ese momento y ser parte de la historia de la ‘U’ por aquel gol de penal frente al mítico Boca Juniors. Por más cliché que suene, fue un momento inolvidable. Solo de recordarlo se me eriza la piel. El estadio lleno, mi familia y amigos en la tribuna, una cosa de locos, un sueño hecho realidad”.
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