La lluvia fue un acto romántico que le entregó la naturaleza para uno de sus momentos más gloriosos de su carrera. Un tanto que el Perú no celebró, pero que los amantes del fútbol tampoco lamentaron tanto. Martín Palermo hoy suena como posible entrenador de Universitario y por ello recordamos aquella jornada cuando le marcó a Perú para mantener con vida a Argentina en su clasificación para Sudáfrica 2010.
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Martín Palermo hoy es un técnico con nueve años de experiencia, siempre dirigiendo en equipos de Primera. Tras su retiro en junio del 2011, pasó poco más de un año para verlo sentado en un banco. Fue con Godoy Cruz. A partir de ahí, ha dirigido a cinco equipos en Argentina, Chile y México, siendo su último club el Curicó Unido, que dejó hace tres semanas por malos resultados.
De concretarse el interés de Universitario, Palermo llegará al Perú, país al que solo enfrentó una vez con Argentina y fue la noche más gloriosa que le tocó vivir en su país. En el único partido que enfrentó a la Blanquirroja marcó aquel recordado gol que confirmó el apodo de “San Palermo”.
Fue el 10 de octubre del 2009 en la penúltima fecha de las Eliminatorias. Perú visitó el Monumental de Buenos Aires como colero del certamen, pero ante la albiceleste se plantó en el campo y estuvo a punto de dejarlo sin mundial, con el gol de empate marcado por Hernán Rengifo en el minuto 90.
SAN PALERMO
Fue cuando apareció Martín Palermo para poner su zurda bendita y en la última jugada marcar el tanto de la victoria albiceleste. Lluvia, neblina, tabique roto y Maradona en el banco fueron el marco perfecto para una jornada que él recuerda como su gol más importante por lo que significó.
“Se me treparon todos. Una vez que se fueron todos, me quedé solo. Llorando de cara al cierto, gritando “Gracias, gracias”. Y besándome el tatuaje de Stéfano”, cuenta Palermo en su autobiografía “Titan del gol y de la vida”, que tiene como portada justamente la imagen de él con los brazos al cielo de aquella noche bajo la lluvia.
Stéfano es el hijo no nato que perdió cuando tenía 29 semanas de gestación. Martín y su esposa Lorena Barricchi esperan por el nacimiento del pequeño, pero el 6 de agosto del 2006, al goleador el arco de la vida se le puso de espaldas y le quitó lo que más quería. Ese mismo día, en su partido más difícil, marcó dos tantos ante Banfield, sus primeros goles emotivos en su carrera.
En las tribunas estaban sus padres, también mojándose en el diluvio que caía en Buenos Aires. En el campo, lo que no pudieron Aimar, Messi, Di María, lo pudo Palermo, que había ingresado en la segunda parte por Higuaín. En Perú, lo lamentaba en el campo un joven Carlos Zambrano y en el banco Christian Ramos, los dos únicos nacionales que aún permanecen en la selección.
“El goleador del pueblo”, lo bautizó Víctor Hugo Morales en el relato del gol ante Perú. Y para Palermo fue así. “Al ser agónico, decisivo y hasta casi imposible de creer, ese gol me permitió reconciliarme con el hincha argentino, con el hincha de la Selección. SI me retiraba del fútbol sin esa reconciliación, me hubiese quedado la sensación de que le había fallado a la camiseta y a la gente”, reconoce en el citado libro.
Asegura que ese gol lo celebraron los hinchas de River -rival de Boca- y Gimnasia -rival de Estudiantes, donde se formó-. Además, le permitió aferrarse al plantel de Diego Maradona para luego decir presente en el Mundial Sudáfrica 2010, donde marcó ante Grecia, el gol que él reconoce como el más importante de su carrera.
“Fue inmensa la alegría que le dio al pueblo argentino con el gol a Perú en las Eliminatorias y con el gol a Grecia en el Mundial”, reconoció el mismo Maradona sobre lo que significa el Palermo goleador y lo que fue aquella jornada cuando la lluvia fue el marco perfecto para el Titán.
“Según mi hermano, el gol que le hice a Perú bajo la lluvia es el resumen de aquellos cientos de goles que metí en aquel descampado. Uno de los goles más importantes y emotivos de mi carrera lo hizo acordar a aquellos anónimos de los arquitos de madera”, sentencia en su autobiografía.
Ahora, quizás, le toque venir al Perú a seguir con su carrera de técnico. Sin duda se hablará de este gol y él no tendrá reparos en recordarlo. Han pasado doce años y seguro se seguirá emocionando como aquella noche.
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