Rodrigo Ureña, 42 partidos en la U. Una campaña le bastó para entrar en la historia. Tiene contrato tres años más con el club estudiantil. FOTO: GEC.
Rodrigo Ureña, 42 partidos en la U. Una campaña le bastó para entrar en la historia. Tiene contrato tres años más con el club estudiantil. FOTO: GEC.
Miguel Villegas

Los jugadores así se meten en la memoria de los hinchas y de allí no salen más. Diría incluso que, sin importar la nacionalidad, hay futbolistas diseñados/destinados a defender una camiseta que reconoce en sus características su identidad histórica. Si la U fuera una jugada, no sería una pared ni una huacha. Y si fuera un jugador -con el permiso de Toto, de Martínez, de Leguía- no sería un malabarista: la U sería un hombre que más destructor que orfebre, más entregado que sutil, más valiente que campeón de pataditas. Alguien que se tira de cara para recuperar una pelota. El molde, que no es para cualquiera, lo llena hoy el chileno Rodrigo Ureña.

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