Fernando Pacheco en 2019. Kluiverth Aguilar en 2020. Percy Liza en 2022. Jesús Castillo en 2023. Y ahora Piero Quispe. En los últimos cinco años, un peruano promedio emigra por temporada de la Liga 1 al fútbol extranjero, lo que explica la debilidad de la competencia del torneo local y la pobreza de variantes con que se nutre a la selección, pero sobre todo resumen con contundencia por qué aún queda una esperanza contra el pesimismo:
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1. Alianza, Cristal y la U son los únicos clubes con condiciones de formar a un joven para la alta competencia.
2. Ser el mejor de todos una temporada e irte es, a la vez de una gran noticia para el club cantera, que recibe un dinero importante por su inversión, una medalla personal, un impulso gigantesco, casi un milagro.
Uno de ellos es Piero Quispe.
"ESTOY MUY AGRADECIDO CON EL AFICIONADO PERUANO Y DE LA 'U'": Jorge Fossati llegó al país, habló sobre su salida de Universitario y la posible marcha de Piero Quispe al extranjero. pic.twitter.com/1XaOHCvOF1
— ESPN Perú (@ESPNPeru) December 18, 2023
El proyecto
Un futbolista para los próximos diez años. Así tituló DT su primera nota sobre el próximo nuevo mediocampista del Pumas de México. Eran los días en que la administración Ferrari presumía de él una futura venta millonaria. O quien sabe, las primeras señas del nuevo 10 de la selección, ya con Cueva en prematuro retiro. Eran, por supuesto, presunciones. Estimados. Cálculos de tesorería. La verdadera graduación de un jugador de fútbol joven no es la foto con su nuevo auto o sus vacaciones de shopping comprando Balenciaga.
Es, si se me permite, jugar el tipo de partido que es una final y ganarlo. Pelear un play off ante ese rival pesado que es Alianza, de visitante y allí, cuando otros se esconden o les quema la pelota, ser la figura. Dar un pase gol. Correr 90 minutos. Y nunca una palabra de más, un exceso, un vuelto, justo él, Piero Quispe, a quien molieron a patadas los defensas aliancistas. Ese partido consagratorio -dicen en su entorno, que ya no es solo peruano sino también se afinca en una oficina en Italia- terminó por cerrar la operación con México: había que pagar dos millones por la compra del 80% del pase por cuatro años y decidieron pagar.
También podría resumirse con números su 2023 -42 partidos en la temporada, 6 goles- pero hoy prefiero la euforia. La ilusión. Tito Chumpitaz, su primer entrenador en la Academia que lleva el apellido del Capitán de América, siempre me insiste: “Además de ser un jugadorazo, al que conozco de chico en la Escuela, es un gran muchacho”. Pocos se dieron cuenta pero la noche del 8 de noviembre post Matute, tras los festejos en el Pullman de San Isidro, recibió un mensaje de WhatsApp y desapareció: era su padre, que le decía que allá en el Hacienda Naranjal, su barrio de toda la vida, lo esperaban 500 vecinos despiertos para darle un abrazo, para pedirle que se cuide, para agradecerle por poner en el mapa las calles polvorientas de este rincón que los diarios casi nunca visitan en Lima Norte. Y él se fue.
El futuro
“Siempre soñé con esta alegría, sobre todo cuando estuve en las malas”, le dijo a su padre al celular. Todavía no había firmado con Pumas ni este contratazo con Nike hasta el 2028. Todavía no se había convertido en el único futbolista peruano vendido en la temporada que se acabó. Entonces tomó un taxi y se fue a casa para lo único posible esta noche de estrella 27: llorar como un niño.
Ahora corresponde estar a la altura de la estadística. De cientos de futbolistas jóvenes peruanos que juegan la Liga 1, solo se va uno. Uno emigra. La madurez tardía les juega en contra, el pasaporte comunitario que no tienen es una valla muy alta para soñar con Europa. El último lugar de la selección en las Eliminatorias los devalúa. Hay quienes ven mucha TV por cable y creen que somos otro país: lo que es un mérito individual notable lo reducen casi a una casualidad. A un castigo.
No importa. El mejor futbolista peruano del campeonato 2023 se va. Hasta dentro de mucho tiempo, Piero Quispe. Nos vemos en quince años en la Liga 1.
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