Aunque él lo haya querido maquillar asegurando que hay cosas que no se supieron de su accidentada salida a comienzos del 2014, Ángel David Comizzo se fue por la puerta falsa de Universitario en aquel entonces. Tras haber salido campeón nacional un año antes con el club de forma heroica ante Real Garcilaso, disputando dos de tres finales en ciudades de altura (Cusco y Huancayo), el técnico dejó a la familia merengue con los crespos hechos en marzo del 2014. El exarquero de River Plate renunció en plena Copa Libertadores para fichar por el Monarcas Morelia de México y dejó en el plantel hasta cinco refuerzos que él mismo pidió.
Como era de esperarse, después el argentino se ganó a pulso el repudio casi general de la hinchada merengue, quienes no lo querían ver, como se dice, ni en pintura. “Al hincha de la 'U', si en algún momento le hice sentir dolido o le causé algún malestar, le pido disculpas”, hizo así las paces Ángel en su regreso esta temporada a Campo Mar. Sin embargo, más allá de aquel fatídico episodio que sigue fresco en un gran sector de la hinchada, su camino hacia la redención con la crema ha comenzado de la mejor manera, y busca no salirse de ruta este domingo (4 p.m.) ante Alianza Lima. Los blanquiazules le respiran en la nuca en el liderato del Torneo Clausura con solo dos puntos menos (19 contra 17 de los íntimos). No es una final pero será un partido decisivo en la lucha por el título.
En este segundo proceso, Comizzo dirigió 13 partidos, ganó ocho, empató tres y solo sufrió dos derrotas. Y la estadística general también lo ampara: en total, contando su paso en el 2013, el exgolero acumula 60 partidos oficiales con la 'U' y obtuvo 30 victorias, igualó 17 veces y se fue derrotado en 13. Luego de ya haberle agarrado la manija al equipo, el desafío es gigante: ingresar en el olimpo de los entrenadores que sacaron campeón nacional a la 'U' en más de una oportunidad. Antes lo consiguieron Roberto Chale (1999 y 2000), el uruguayo Roberto Scarone (1969, 1971 y 1982), y Marcos Calderón (1964, 1966, 1967 y 1985). Una celebración en diciembre servirá para limar asperezas con una hinchada que solo le concederá el perdón definitivo si gana la estrella 27.
-Conoce el camino-
Lo que juega a favor de Ángel es que ya sabe lo que es tocar el cielo con la crema. Sabe, también, lo que es pasar del frío al calor y del llano a la altura en cuestión de días, que es como se juega nuestro campeonato. Además conoce la idiosincrasia de un club que históricamente tiene como eslogan que son más grandes que sus problemas, los deportivos y sobre todo los dirigenciales. Su carácter fuerte como el acero y su espíritu inquebrantable ante la adversidad le cae como anillo al club merengue.
El argentino está curtido, en su carrera como futbolista y técnico le tocó descender hasta las puertas del infierno tras ser pulverizado por la crítica de la prensa y los insultos de las hinchadas rivales: en Argentina, los fanáticos de River lo idolatran (ganó cuatro títulos como arquero), los de Talleres de Córdoba (club en el que debutó) lo quieren, pero se ganó la antipatía del resto de equipos, incluyendo el de Boca Juniors, al que alguna vez tildó polémicamente de “pobrecitos” a sus hinchas.
En la Liga MX es persona no grata tras la famosa patada que propinó a Carlos Hermosillo en la final de 1997 que disputó su equipo León ante Cruz Azul. Aquella violenta acción desembocó en un penal con el que perdió la posibilidad de ser campeón ante la ‘Maquina Cementera’. La hinchada de su propio equipo lo responsabilizó por la derrota y el periodismo azteca lo deshumanizó por aquel acto temerario. “Sigo tratando de encontrar una explicación a lo que ocurrió, de verdad te digo y de manera muy honesta: sigo sin encontrar el por qué, creo que fue un… algo que ocurrió en milésimas de segundo y uno nunca sabe por qué toma ese tipo de decisiones”, confesó muchos años después el argentino.
-Raíces fuertes-
No es casualidad que las versiones cremas que le tocó dirigir a Comizzo (en el 2013 y la de ahora) tengan el mismo sello futbolístico: priorizar la posesión del balón, la tranquilidad para construir desde el fondo y la paciencia para vulnerar a rivales que aglomeran muchos hombres atrás. En su época de aquero, Comizzo fue llevado a River por César Luis Menotti. Ahí, con libreta en mano, escuchaba cada charla técnica con suma atención y se nutría de la filosofía romántica del ‘Flaco’ por la tenencia de la pelota y de tener los pases como el plan a, b y c para vulnerar al arco rival. De los trece partidos que dirigió Ángel David, según las estadísticas, solo en dos (Deportivo Coopsol y Sport Huancayo) el rival tuvo más el esférico.
Curiosamente, años después le tocó convivir en el camarín con las enseñanzas de alguien que es visto en tierras argentinas como la némesis de lo que predica Menotti: Carlos Salvador Bilardo. Aunque muchos no lo saben, Ángel David fue parte de la Argentina subcampeón del Mundial de Italia 1990. Nery Pumpido se lesionó en el camino y el hoy técnico de Universitario fue llevado de emergencia. Aunque finalmente no tapó ningún minuto, conformó aquel plantel que casi toda la gloria por segunda vez consecutiva en una Copa del Mundo.
Si hay que buscarle una conexión entre su pasado como pupilo de Bilardo y esta 'U', sin duda es lo fuerte que se ha hecho en el aspecto defensivo. Los merengues solo encajaron tres tantos en el Clausura y son el cuadro menos vencido.
-Madurez-
Si en el 2013 fue una constante mantener su rígido 4-2-3-1 en cualquier cancha, Comizzo se ha mostrado distinto en este regreso a tienda crema. En Huancayo, por ejemplo, dejó su clásico sistema para iniciar con un 4-2-2-2. Y luego, en el replanteo, dibujó un 4-3-2-1. Eso sí, mantiene ciertas reglas que son innegociables para su forma de ver el fútbol. Ha vuelto a dejar en claro que utilizar jóvenes es una debilidad y que para él no hay titulares fijos.
La competitividad es alta en la interna merengue. Elementos jóvenes como Barreto, Cabanillas y De la Cruz son tan importantes para el argentino como el boliviano Henry Vaca, quien llegó con bombos y platillos, ha tenido pocos minutos.
-CINCO COSAS QUE NO SABÍAS DE ÁNGEL COMIZZO-
Asimismo, el técnico hace mucho hincapié en el trabajo sin balón y eso se ve reflejado en el césped. Es raro que uno de los futbolistas cremas deambule en la cancha cuando el rival tiene el esférico. Convenció como nadie a Alejandro Hohberg y a Alberto Quintero para que apoyen siempre a los laterales. Ambos hacen un desgaste importante al momento de presionar al rival. Su ida y vuelta es incansable.
En clásicos ante Alianza, a Comizzo le ha ido regular: perdió uno y ganó otro. Luego de hilar cuatro victorias consecutivas, el Universitario de Comizzo tendrá su primera prueba de fuego y nada menos que ante el compadre. El Ángel de Ate busca demostrar que el título del 2013 no fue obra de un milagro y que tiene licencia volver a tocar el cielo con la crema. Para ello, a ocho fechas del final, ganarle al rival de toda la vida será crucial.