“¡Hola, hija! Mira, estoy con el goleador histórico”, le dice José Luis Carranza a Francesca -esposa de Carlos Cáceda, portero de Melgar de Arequipa- a través de una videollamada antes de empezar la entrevista mientras enfoca a Waldir Sáenz que saluda con una sonrisa tímida el halago envuelto en una capa de “joda”. El ‘Puma’ es así. Lo sabe su hija, ‘Wally’ y todos los que estamos ahí presentes.
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Sentados en un par de sillas de madera tallada, en la hemeroteca de la vieja sede del diario El Comercio, en el jirón Lampa, están ‘Wally’ y el ‘Puma’, el representante de la alegría aliancista y el fiel reflejo de la garra crema, los ídolos de Alianza Lima y Universitario de Deportes. En medio de decenas de libros de archivo que guardan cronológicamente la historia contada por este diario, dos históricos del fútbol peruano recuerdan sus batallas en el campo. Y lo que era vivir un clásico con dos hinchadas, algo que no ocurrirá esta tarde (3:30 p.m.) en Matute...una vez más.
“Un clásico con una hinchada es como ir a una fiesta y que le falte la orquesta. No está completa”, dice Waldir, goleador histórico de Alianza, que luce unas zapatillas deportivas negras, un jean llamativo y una casaca acolchada de color azul con capucha.
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“Los clásicos son una fiesta”, agrega el ‘Puma’ que viste con la indumentaria de la ‘U’, su piel. “Me gustaba jugar con chimpunes nuevos, cortarme el cabello”, recuerda el ídolo merengue con más títulos (8) en la historia.
Desde hace algunos años ningún clásico en casa de los compadres se ha jugado con dos hinchadas. La medida que no resuelve el problema de fondo tiene su nacimiento en los actos de violencia protagonizados por unos cuantos desadaptados que no tienen problemas en manchar la camiseta que llevan puesta. De hecho, hoy, el estadio Alejandro Villanueva lucirá repleto con 30 mil aliancistas y se permitirán los instrumentos musicales. Aun así faltará algo.
“Al hincha de Alianza le encanta enfrentar al de la ‘U’, y viceversa. Cuando hacía goles me gustaba sacarle pica a la hinchada rival y celebrar con la mía. Ahora ya no se puede hacer eso”, señala el goleador histórico del club íntimo con 178 celebraciones. Con él en el campo, nunca faltaron los festejos.
“Todos nos motivamos cuando están las dos hinchadas. Te dicen todo de afuera y eso te motiva. Pero el hincha también tiene que tener conciencia. Es un partido de fútbol nada más, no es una guerra. Después de un partido nos abrazábamos, conversábamos porque somos amigos”, agrega el ‘Puma’.
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Enemigos íntimos
Un abrazo entre ambos es el puntapié inicial de la charla histórica de ambos. Un saludo fraternal, como si fueran amigos de toda la vida. Dos tipos que en los 90 protagonizaban verdaderas batallas futbolísticas en el campo de juego, pero que afuera eran más que compañeros de profesión.
“Tenemos la coincidencia de que su suegro y mi papá son del mismo barrio, allá en Pisco. Entonces hay una buena amistad entre los dos”, cuenta Sáenz, que se crio en las entradas de Alianza desde muy joven y creció con el único deseo de ganarle a la ‘U’, aunque en frente siempre estaba el ‘Puma’. “Yo nunca le di la espalda en una jugada porque sino perdía”, afirma entre risas el exgoleador.
“Había choque, pero sin mala intención”, aclara José Luis, quien llegó a Universitario con 14 años y vivió en el Lolo Fernández. Es decir, cada poro de su cuerpo es crema.
“Él es el goleador. Yo disfrutaba enfrentándolo. Somos amigos y eso siempre va a quedar”, añade.
Los ídolos posan juntos, bromean mientras el fotógrafo calibra su cámara y hasta hacen planes para viajar juntos. Atrás quedaron los clásicos en los que se despellejaban y buscaban derrotarse. Hoy, en la antigua e histórica sede de El Comercio, no dudan en pedir que vuelvan a vivirse los clásicos con dos hinchadas, pero sobre todo, que el hincha ponga de su parte.