El famoso delantero Romario de Souza (Río, 54 años) solo le ganaba en estatura por dos centímetros (1 metro 67 contra 1,65), el arquero mexicano Jorge Campos (Acapulco, 49 años) por tres y el meta Johnny Vegas (Huancayo, 43 años) por cinco. Pero mientras el crack brasileño se cansó de hacer goles sobre las porterías rivales (1.002), Campos anotó 47 y Vegas 45; el peruano Jorge Antonio Chávez Darnell (París 1887-Domodossola 1910), como arquero del Racing Club de París, solo los evitó ya que el destino que marcó su vida era volar. Y es que el máximo héroe de la aviación civil peruana con sus estupendas voladas salvó su valla ante los equipos rivales que esos años (1907-1908) disputaban el torneo francés de Primera División. Justo en el de 1907 resultaron campeones al vencer 3-2 al Roubaix y Chávez fue figura como cuando enfrentó al Bordeaux, Olimpique y Chalons entre otros de esa época.
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La versión que conocí de Chávez en París en 1982 no fue, pues, sobre sus vuelos en los cielos parisinos sino al contrario: debajo de una portería. Nada referida a la hazaña que realizó cuando solo tenía 23 años al cruzar los Alpes y que acabó con su trágica muerte al caer con su bimotor Bleriót cuando estaba a solo 20 metros de tocar el suelo italiano de Domodossola. Fue como ¡futbolista! Pese a su escasa estatura y sus 65 kilos de peso, acostumbrado a ganar altura sobre el cielo de París, para él era una cómoda costumbre ‘volar’ de palo a palo barajando los remates del atacante rival. Eso sí, siempre enfundado en su clásica chompa cuello hacia arriba que, con el transcurrir del tiempo quedó para la historia -hasta hoy- con el sello ‘Cuello Jorge Chávez’.
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Fue el Jefe de Deportes de la agencia AFP, el español Rafael García (1917-1988) quién me mencionó el nombre del Chávez futbolista, saber algo de su historia por su infortunada travesía y de pasajes que como arquero llegó a constituirse como uno de los mejores de esos años en el fútbol francés. De García le había leído en Lima estupendas notas y era un cronista de marca mayor en toda Europa. “No llegué a conocer a Chávez Darnell pero si leí de sus hazañas como arquero del Racing y luego como aviador. Terrible que un accidente en el monoplano que manejaba lo alejara tan temprano y para siempre de nosotros”, llegó a decirme García cuando me despedía de él en la Redacción de la AFP que, gustoso me facilitó tras el triunfo de Perú sobre Francia 1-0 con gol de Juan Carlos Oblitas esa tarde/noche del 28 de abril.
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García hasta me mencionó el nombre de Mario Vargas Llosa que trabajaba en AFP y que cultivaban una gran amistad. Hace 15 días, buscando contrastar esta última versión ubiqué a Raúl Tola en Madrid y éste a al hijo de MVLL, Álvaro y lo que obtuvo de Mario fueron estas frases: “Mario le confió a Álvaro que trabajó con este señor García en AFP; que, además de ser Jefe de Deportes fue Sub director . Un personaje simpático, correcto, trabajador y que pertenecía a un grupo de trotkistas españoles de la que él (Mario) no formaba parte”. También Mario le ratificó a Álvaro que cuando dejó AFP su puesto lo ocupó Julio Ramón Ribeyro.
Han pasado los años y fue a través del periodista limeño Walter Sosa Alarcón que retomé esa historia de García y Chávez Darnell cuando de casualidad a Walter en la sede de la Asociación Nacional de Periodistas, en el jirón Huancavelica, le hice mención del nombre de nuestro héroe. “Yo he recibido fotos de él como arquero junto con sus compañeros de equipo del Racing y, además recortes de diarios franceses que hablan de su desempeño en el fútbol”. Confieso que desde ese instante, todo lo que ocurrió en vida a Jorge Chávez a lo que hoy podamos escribir y decir de él en su trayectoria como futbolista -arquero, en el más estricto sentido de la palabra- duró en mí menos de lo que se pueda oír en una semicorchea.
En las fotos aparece Jorge (Geo en francés como escribían su nombre los diarios de esos años) con su chompa que le cubría todo el cuello y alineado junto a sus demás compañeros del equipo profesional de Racing. Igual cuando posaba en su monoplano Blériot con el que cayó. Una incipiente medicina de esos comienzos del Siglo XX no pudo salvarlo de la muerte. Hoy se dice que una transfusión de sangre le hubiera permitido seguir con vida. En cama recibió a sus amigos aviadores, a su compatriota Juan Bielovucic Caballé y periodistas. Incluso llegó a recibir el premio de 50,000 liras y una medalla de oro conmemorativa por su hazaña. Lo cierto que cinco días después del accidente fue declarado muerto por un paro cardíaco.
En Wikipedia aparece una frase que dijo en esos duros trances: “No, no, yo no me muero”, pero la versión de Bielovucic ha sido la más difundida: “¡Arriba… más arriba todavía!”. El poeta italiano Giovanni Pascoli concluyó una elegía en su nombre de esta manera: “Cae con su gran alma sola siempre subiendo. ¡Ahora sí, él vuela!”. Fue tan inexplicable su muerte que el periodista y amigo de él, Luigi Barzini en el mismo hospital de San Biaggio donde murió, llegó a plantearse esta pregunta: “¿Pero de qué muere Chávez? No de sus heridas: No tiene fiebre, no tiene congestión, no tiene infecciones, habla mientras se apaga. ¿Donde está el mal que lo mata?..."
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Raúl Dreyffus Arévalo (periodista recientemente fallecido y ex arquero de la 'U') al mostrarle la foto de Chávez con su chompa cuello arriba, no salió de su asombro. “En esos años 40 cuando era portero no recuerdo quién trajo esa moda a Lima pero sí mencionó a nuestro héroe. A partir de allí todo el mundo comenzó a llamar a ese tipo de vestimenta con el nombre ‘cuello Jorge Chávez’. Si era verano las chompas eran más delgadas y en invierno gruesas pero con el típico cuello arriba”, dijo Dreyffus. Enseguida mencionó los nombres de José Soriano (en los Diablos Rojos de Chiclín, Banfield y River), Juan Valdivieso, Carlos Novella, Jorge Garagate y Luis Suárez como los que más la usaron. Y con esa lucidez que mantuvo hasta el día de su muerte, me dijo que los arqueros argentinos Amadeo Carrizo, Hugo Gatti y Julio Mussimesi también la lucieron.
Mientras veo la foto del Mausoleo del Cementerio del Pére-Lachaise donde reposaba con sus padres peruanos Manuel Chávez Moreyra y María Dartnell Guisse de Chávez, la historia me indica que parte de sus restos fueron traídos a Lima 47 años después de su muerte (el 19 de setiembre de 1957) y hoy se hallan en Las Palmas. En la traducción de diarios franceses de esos años se refieren al valeroso peruano que nunca conoció el Perú pero que sus padres lo inscribieron como peruano, quién -como está en Wikipedia- tenía el cabello rubio cenizo, ojos azules claros, contextura atlética y gozaba de muy buena salud. En uno de los recortes periodístico dice: “Es necesario recordar a Chávez, el jugador del Racing Club que, además, vuela más de una hora en altura”. Y en otro: “el mejor del I’USP fue Willy den Reek y el mejor de Racing fue ‘arriere’ (detrás) Chávez”.
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