Los Juegos Nacionales, la gran deuda en el deporte peruano con los jóvenes del interior

La única curva que todos los peruanos debemos mantener ascendente es la de los éxitos deportivos y los buenos resultados. El gran legado de Lima 2019 no está solo en tener edificaciones de categoría mundial, sino en la capacidad de superación de los atletas. Hace un año, seguíamos con la emoción al máximo tras los Juegos Panamericanos y esperando el inicio de los ParaPanamericanos. Y ese envión no puede parar.

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En la primera conferencia de prensa del presidente del IPD, Gustavo San Martín, en la Videna, lanzó una idea que, ojalá, la pandemia no la haya puesto en cuarentena: Los Juegos Deportivos Nacionales. La sola idea de que todo el país pueda competir, a nivel local, regional y nacional en una competencia deportiva, como la tienen muchos países del continente, será una gran forma de mantener ese camino ascendente que dejó 56 medallas en Lima 2016, 16 de oro (11 en los Panamericanos y 5 más en los ParaPan).

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A nivel deportivo, como pasa en otros aspectos, Lima no es necesariamente el Perú. Hay muchísimos talentos que han salido del interior del país. Tradicionalmente, el Norte como Tumbes o Piura han dado muy buenos pesistas, de Madre de Dios o Aguaytia han salido buenos representantes en canotaje, Huancayo y Huancavelica, está demás decirlo, ha dado a extraordinarios fondistas y marchistas.

¿Cuántos más hay y no han sido descubiertos aún? La responsabilidad no es solo del IPD. Tampoco es exclusiva responsabilidad de las federaciones. Muchas han mejorado su capacidad de gestión, pero aún tienen dificultades en la capacidad para detectar los talentos en las provincias, sea por cualidades técnicas o por biotipo. Además, esos Juegos podrían ser la excusa perfecta para involucrar a los gobiernos locales y regionales.

Enfrentamientos por zona, formación de selecciones regionales para alcanzar la gran final nacional. Sería como tener nuevamente una versión de Lima 2019, pero con figuras de acá. La oportunidad permitiría a las federaciones descubrir esos talentos ocultos. Serían 38 o 40 deportes compitiendo en simultáneo en sedes como Videna, Villa María del Triunfo, San Miguel o la de Punta Rocas. Moviendo la capacidad hotelera, dándoles la oportunidad a gestores deportivos y organizativos a poner en práctica todas las lecciones aprendidas en la organización de certámenes multideportivos.

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Nuestra dirigencia debe tener un mismo objetivo, el mismo que nos debe llevar a repetir la hazaña de Lima en Santiago dentro de tres años. La capital chilena albergará los próximos Panamericanos y ParaPanamericanos. El gran obstáculo será que esta vez nuestros deportistas no estarán clasificados por el mero hecho de ser sede, sino que tendrán que ir a buscar su clasificación.

Los Juegos Nacionales asoman como una gran tarea pendiente, y una forma de saldar esa deuda histórica con los jóvenes del interior, quienes pueden encontrar en el deporte una forma sana –y hasta lucrativa para convertirse en mejores personas y ser ejemplo para los más chicos.

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