De pronto, el dictador Francisco Morales Bermúdez se metió a la cancha y cantó el Himno Nacional con la sudada camiseta bicolor. Fue el cierre de un mes increíble e inédito para el deporte nacional: en marzo de 1977, Perú ganó los títulos sudamericanos femeninos de voleibol y basquetbol, y la selección masculina de fútbol eliminó a Chile en el camino al Mundial de Argentina.
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No hay nada mejor para enarbolar los sentimientos patrióticos de un país que un triunfo deportivo. Y si son tres, mucho mejor. La situación, obviamente, fue aprovechada por el entonces presidente de la República para asociar su régimen a los éxitos de voleibolistas, basquetbolistas y futbolistas. La canción ‘Contigo Perú’, que Augusto Polo Campos compuso en tiempo récord por encargo del gobierno militar, se transformó en el soundtrack de aquella época.
En 1977, el país afrontaba una severa crisis económica. Los paros y huelgas eran una constante, pero poco se sabía de las torturas y crímenes que el régimen ejecutaba porque los medios de comunicación estaban confiscados. Y menos aún del siniestro ‘Plan Cóndor’, operación clandestina que unió a las dictaduras de los 10 países sudamericanos. El plan, elaborado en Estados Unidos, consistía en el seguimiento, vigilancia, detención, torturas, desaparición o asesinato de los opositores a la política de los gobiernos. Por eso, en 2017, la Corte Penal III de Roma condenó a cadena perpetua a Morales Bermúdez, quien en octubre cumple 100 años. Esta pena no pudo ejecutarse, debido a que antes debió culminarse un proceso de extradición. Los abogados penalistas Carlos Caro y Luis Lamas Puccio le explicaron al Diario con detalle este caso.
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Pero volvamos a marzo de 1977. Lima fue escenario de tres eventos deportivos de primer nivel: La edición 12 del Sudamericano de vóleibol femenino, la edición 14 del Sudamericano de basquetbol femenino y los decisivos partidos ante Ecuador y Chile, clasificatorios para el Mundial de Argentina 1978.
LA PREVIA
Se esperaba mucho de las ‘matadoras’, que ya habían logrado cinco títulos continentales. El reto era sumar una nueva estrella para igualar a Brasil. Además, el público soñaba con celebrar por primera vez en casa (los anteriores títulos se obtuvieron en Buenos Aires 1965, Santos 1967, Montevideo 1971, Bucaramanga 1973 y Asunción 1975). Desde la llegada del japonés Akira Kato en 1965, el vóley peruano irrumpió como una potencia y desplazó a las ‘garotas’. Y el coreano Man Bok Park, quien asumió en 1974, siguió con éxito el legado ganador.
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En cambio, casi nadie creía en las chicas del básquet, porque Brasil, campeón de las seis anteriores ediciones, era el favorito y amenazaba arrasar con sus rivales. La Federación Peruana tomó en serio el reto de anfitrión y contrató al técnico estadounidense Jim Sims, quien llegó decidido a revolucionarlo todo con sus innovaciones tácticas y estrictas sesiones de entrenamientos. Hasta allí, el máximo logro del básquet femenino peruano era un segundo lugar en el Sudamericano de 1971.
La mayor expectativa, qué duda cabe, estuvo centrada en los partidos de la selección de fútbol, que había sumado sendos empates (1-1) en sus visitas a Quito y Santiago, con goles de los punteros Juan Carlos Oblitas y Juan José Muñante, respectivamente. Obviamente, el rival a vencer era Chile, que cuatro años atrás sacó a Perú del Mundial Alemania 1974. Era el momento de arreglar cuentas con los sureños, a quienes ya se había derrotado con autoridad en la fase de grupos de la Copa América 1975. El técnico Marcos Calderón contaba con un plantel de lujo.
LA TÁCTICA
Luisa Fuentes era la máxima estrella del vóley peruano. Con 29 años, la ‘Gran Capitana’ había sido figura en la obtención de los anteriores cinco títulos sudamericanos, y también disputó los mundiales de Japón 1967, Bulgaria 1970 y México 1974, los Juegos Olímpicos de México 1968 y Montreal 1976. La contundencia de sus ‘mates’ era legendaria. Y como su sucesora asomaba Ana Cecilia Carrillo, de 22 años. ‘Anacé’ era ágil y también exhibía una pegada terrible frente a la net.
Influenciado por la escuela asiática -que por entonces dominaba la escena mundial-, el equipo peruano aplicaba velocidad a las diferentes jugadas de estrategia que no podían ser neutralizadas por los rivales. Eso, sumado a la rigurosa preparación física a la que Park sometía a sus pupilas, siguiendo la línea de Akira Kato. Los mates de ‘Lucha’ Fuentes, Irma Cordero y ‘Anace’ eran letales. Mercedes Gonzales era la hábil armadora y la recepción mejoró con los ingresos de las jóvenes Delia Córdoba y Gaby Cárdenas. Y el plantel se completaba con Maruja Ostolaza, María ‘Gata’ Cervera, Luisa Merea, Cecilia del Risco, Teresa Nuñez y Silvia Quevedo.
La selección de básquet, en cambio, sufría la ausencia de su principal figura: Karin Junet, quien brilló en el Sudamericano de Lima 1971, donde Perú perdió en la final ante Brasil. Pero Mister Sim no se hacía problemas y siguió con su plan de acción. Lidia Quintana asumió el liderazgo y surgió Shellah Allison, una chiquilla de 16 años que jugó como una consagrada.
Jim Sims -asesorado por Ricardo Duarte y Francisco Guzmán- transmitió su filosofía a sus pupilas: planteó dos sistemas defensivos, prevaleciendo el zonal individual, siguiendo con su fórmula dos-tres, el desplazamiento de la jugadora rival, sin descuidar la circulación de la pelota. Las organizadoras eran la capitana Lidia Quintana y Betsabé Dávila, las rebotera Marilú Menéndez y en la posición de ataque Bertha Román y Shellah Allison. La experimentada Rosa Salhuana y Rosa Quelopana también solían aparecen en el quinteto titular. Doris Delgado, Katia Manzur, Mariella Picasso, Carmen Penagos y Elvira Valenzuela completaron el grupo.
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El equipo de fútbol debía enfrentar a Ecuador y Chile en el Estadio Nacional. Teófilo Cubillas, el más exitoso jugador peruano de la historia, pidió no jugar ambos partidos. Lo cierto es que el ‘Nene’ no ‘apareció’ en los partidos de Quito y Santiago, donde recibió duros golpes (ante Chile solo jugó 18 minutos). El DT Marcos Calderón movió la pizarra, retrasó a Percy Rojas y asunto resuelto para su esquema 4-3-3. El hábil ‘Trucha’ conformó una volante de lujo con el incansable Alfredo Quesada y José Velásquez, arquetipo del buen volante de contención.
En el ataque lo conformaban Juan José Muñante, Hugo Sotil y Juan Carlos Oblitas, con la sorpresiva aparición de Alejandro Luces, un diminuto delantero de Unión Huaral. En la defensa, Eleazar Soria y José Navarro se alternaron el puesto de lateral derecho, Rubén Toribio Díaz era dueño del carril izquierdo y los experimentados Héctor Chumpitaz y Julio Meléndez, los amos de la zaga. Y por primera vez en muchos años, el arco estaba en buenos manos con el argentino nacionalizado Ramón Quiroga.
TRIUNFOS PREVIOS
Las ‘matadoras’ hicieron su tarea: ganaron sus partidos previos, casi sin sudar. La superioridad rojiblanca era enorme. Ecuador, Venezuela, Paraguay, Bolivia, Chile (en Lima) y Argentina (en Arequipa) sufrieron contundentes derrotas de 3-0. Y así, el equipo de ‘Manbo’ quedó a punto para disputar el título ante Brasil.
“Esos partidos previos eran como un entrenamiento”, recordó ‘Anacé’ Carrillo, en una entrevista con la revista El Gráfico-Perú (edición 425), en marzo de 2008.
“El único rival era Brasil, pero todos queríamos ‘blanquear’ a las chilenas. Era algo especial. Las jugadoras sureñas eran nuestras amigas y nos pedían parar la mano, pero en verdad, queríamos ‘romperles’ el alma”, agregó la número 5 de aquella selección.
“Manbo nos hacía entrenar desde las 6 de la mañana y no nos íbamos hasta hacer las cosas perfectas. Nadie podía hacer una broma durante las prácticas. Y solo lo hacíamos por amor a la camiseta. Las brasileñas, por ejemplo, no creían que nos pagaban dos dólares diarios”, puntualizó Ana Cecilia.
La selección de básquet llegó a la final tras derrotar con autoridad a Ecuador (73-59), Chile (74-53), Bolivia (97-54), Paraguay (103-50), Colombia (96-72) y Argentina (74-57). Para la prensa, hasta allí, el equipo había cumplido con creces, porque nadie creía que Perú iba a poder vencer a Brasil.
“Mister Sims nos hacía entrenar contra hombres”, reveló Shellah Allison, también en la revista El Gráfico-Perú, para explicar lo duro del trabajo a la que fueron sometidas antes del Sudamericano.
“Yo estaba aún en el colegio, al igual que Marilú (Menéndez) y Katia (Manzur). Y nos llenó de coraje que aquí todos digan que Brasil y Argentina nos iban a ganar. Trabajamos fuerte, hicimos giras y las más grandes nos ayudaron mucho. Hicimos un gran equipo”, contó Shellah.
El 12 de marzo, la selección de fútbol hizo la fiesta ante Ecuador. Un contundente 4-0 ilusionó a los hinchas en el Estadio Nacional. Velásquez abrió la cuenta con un frentazo, Oblitas hizo un doblete y en la última jugada Luces -recién había ingresado- selló la goleada. La figura de la cancha fue el ‘Flaco’ Quesada, y el portero Quiroga casi ni tocó la pelota. La bicolor quedó a punto para la revancha ante Chile.
“Había optimismo en el grupo. El empate en Santiago nos dio la seguridad de que íbamos a clasificar”, recuerda Julio Meléndez, capitán de aquel equipo. “Yo jugué los amistosos de 1976, y cuando llegó Héctor Chumpitaz me dijo que siga con el cintillo de capitán. Fue un gesto que pintó de cuerpo entero al verdadero ‘Capitán de América’”, explicó el ídolo de Boca Juniors.
LA NOCHE - COLISEO AMAUTA, 5 DE MARZO
SEXTETO TITULAR: Irma Cordero, ‘Anacé’ Carrillo, ‘Lucha’ Fuentes, ‘Meche’ Gonzales, Delia Córdoba y Gaby Cárdenas.
El Amauta, con capacidad para 20 mil personas, presentó un lleno de bandera. Nadie quería dejar de ser testigo de la consagración de Perú como campeón sudamericano. Y en verdad, se esperaba un partido más parejo, pero la bicolor no tuvo compasión de las brasileñas, a quienes aplicó la misma dosis que a sus demás rivales. La violencia de los mates de ‘Anace’, Irma y ‘Lucha’ y la astucia de ‘Meche’ fueron demasiado para la resistencia brasileña. Los parciales 15-8, 15-6 y 15-5 grafican lo que fue la desigual contienda.
“Fuimos las mejores de América y, hasta mi retiro, eso no varió. Hoy, la situación del vóley me da pena. Cualquiera nos gana. No hay progresos”, dijo ‘Anacé’ hace trece años. Y la situación sigue igual. Perú ganó el último título en 1992, y desde entonces, los siguientes trece torneos sudamericanos los ha ganado Brasil, con Argentina y Colombia como nuevas potencias.
EL GOLPE - COLISEO AMAUTA, 24 DE MARZO
QUINTETO TITULAR: Lidia Quintana, Rosa Quelopana, Marilú Menéndez, Bertha Román, Shellah Allison.
La orden de Mister Sims fue clara: anotar los primeros puntos y defender esa ventaja a ultranza, sometiendo a una defensa zonal individual Cristina Punko y Hortencia Marcari, las más efectivas de Brasil. Aquí marcaron la diferencia Shellah Allison, infalible en sus tiros a la canasta y la capitana Lidia Quintana. El primer tiempo terminó de acuerdo a lo planificado por Sims, con el triunfo 40-35.
Brasil despertó e impuso condiciones. Volteó el partido y el silencio se apoderó del Amauta. Todo parecía resuelto. A falta de cinco minutos, la ‘verdeamarelha’ ganaba 81-77. Pero ocurrió algo mágico. Como de película donde las ‘buenas’ tienen que ganar. Shellah se agigantó y canjeó por puntos todas las pelotas que tocaba. Perú ganó 86 a 81, en uno de los triunfos más vibrantes de la historia del deporte peruano.
Y como era una constante en esas épocas, las chicas jugaban casi gratis, solo por ‘amor a la camiseta’. Fue la única vez que el básquet femenino del Perú logró el título sudamericano (en la rama masculina, la solitaria estrella se obtuvo en 1938).
“Lo increíble era que nuestro promedio de talla era bajísimo. Algunas compañeras medían 160 metros y la única alta era Marilú, que llegaba al metro 80. Las brasileñas, en cambio, eran unas gigantes, pero en cada balón nos jugábamos la vida. Perú se hizo respetar por esos años, pero luego Brasil nos sacó ventaja. Las directivas descuidaron la disciplina y hoy Perú marcha último en la Serie B de Sudamérica. Es lamentable”, puntualizó Shellah Allison en 2008, en El Gráfico-Perú.
REVANCHA - ESTADIO NACIONAL, 26 DE MARZO
ONCE TITULAR: Quiroga; Navarro, Meléndez, Chumpitaz, Díaz; Velásquez, Quesada, Percy Rojas; Muñante, Sotil y Oblitas.
Apenas dos días después del triunfo de las chicas del baloncesto, los pupilos de Marcos Calderón regalaron a la afición la tercera alegría. Fue la ‘cereza del pastel’ de un mes fantástico en cuanto a logros deportivos. Perú derrotó 2-0 a Chile, quedó primero en el grupo C de las Eliminatorias Sudamericanas, y así obtuvo el pase para la liguilla final, a disputarse en Colombia, frente a Brasil y Bolivia. Allí se obtendría el boleto para el Mundial de Argentina 1978.
Vencer al clásico rival con autoridad y eliminarlo es motivo de fiesta. A pesar de que el primer tiempo terminó con el 0-0, existía la sensación de que el gol iba a llegar de todas maneras, porque la presión bicolor fue insistente. Los famosos zaguero Elías Figueroa y Alberto Quintano tuvieron mucho trabajo.
Pero todo cambió en el segundo tiempo. Hugo Sotil (49′), con un poderoso frentazo, y Juan Carlos Oblitas (55′) anotaron en la valla de Leopoldo Vallejos y sentenciaron el partido. Y cuando Chile intentó reaccionar y atacó, apareció la figura del legendario Héctor Chumpitaz para enseñorearse, como siempre. El 2-0 no se movería.
La revista Estadio de Chile comentó así el partido: “Todo fue normal y sucedió lo que tenía que suceder. No solo porque el team peruano jugó y juega mejor, sino porque Chile le facilitó el camino. Desde los primeros minutos el panorama se vio clarísimo: el team chileno había venido a defender lo indefendible, a mantener un cero a cero durante una hora y media. Era cosa de adivinar cuánto tiempo iba a pasar antes de que salieron el gol de los dueños de casa que, en todo caso, jugaban para eso: para hacer goles, porque sucede que es la única manera de ganar en el fútbol”.
Lo que se vivió en el Estadio Nacional fue una verdadera locura. El publicó celebró como si la clasificación al Mundial ya fuera un hecho. El ‘Contigo Perú’ se cantó con fervor. Y la imagen del cierre de aquel mes inolvidable tuvo como insólito protagonista al eufórico General Morales Bermúdez, quien ‘robó’ cámaras celebrando con la camiseta que le sustrajo a Julio Meléndez.
Cuarenta años más tarde, el dictador sería condenado a cadena perpetua por diversos crímenes y casos de violación de los derechos humanos durante su gobierno.
Cuarenta años más tarde, la hinchada peruana volvió a vibrar cuando la selección de Ricardo Gareca clasificó al Mundial Rusia 2018.
Por eso, en 2017, la Corte Penal III de Roma condenó a cadena perpetua a Morales Bermúdez, quien en octubre cumple 100 años. Esta pena no pudo ejecutarse, debido a que antes debió culminarse un proceso de extradición. Los abogados penalistas Carlos Caro y Luis Lamas Puccio le explicaron al Diario con detalle este caso.
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