Pedro Canelo

A mediados de 1996, la selección peruana de fútbol comenzaba a tomar un oxígeno bajo la dirección técnica de Juan Carlos Oblitas. Comenzaron a sumarse buenos resultados y algunos futbolistas fueron exportados a ligas de Europa. Uno de ellos fue Flavio Maestri, quien llegó al Hércules de Alicante de España después de un bicampeonato con Sporting Cristal. En La Florida buscaron un reemplazo para compartir el puesto con jugadores como Ricardo Zegarra y Jorge Lazo. El elegido fue un goleador de la segunda división argentina. Su nombre: Luis Alberto Bonnet, ese atacante que llegó en silencio al Rímac, para un año después despertar un grito que suena hasta hoy en la mente.

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