Jugaba con el ceño fruncido, ponía la pierna fuerte, impasable por aire y, cuando se dejaba crecer la barba, tenía cara de malo. Dentro del campo, tenía el perfil del recio defensa uruguayo, aunque su apelativo aseguraba lo contrario: “Palito”. Se trata del argentino Marcelo Asteggiano, quien en su primer capítulo en el fútbol peruano sumó un campeonato con Universitario en el 93′. Actuación que le valió para jugar en Sporting Cristal, club con el que logró ser tricampeón y subcampeón de la Copa Libertadores en el 97′. Hoy, el ex jugador y actual entrenador, radica en Rafaela, provincia de Santa Fe, y charló con El Comercio, previo encuentro entre “celestes” y Racing, el club donde se formó como futbolista profesional y al que eliminó camino a la final. Además, el argentino reveló cómo le marcó el camino al exitoso técnico peruano y ex compañero de zaga en la “U”, Juan Reynoso, en Cruz Azul.
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-¿Qué le espera a Sporting Cristal en Avellaneda?
Se enfrentan dos grandes: el club más copero de la historia del fútbol peruano y el tercer grande de Argentina. Cristal sufrió en su debut, ahora tiene que ganar para seguir en la Copa. Racing ganó a Colón y llega con buen ánimo.
-¿Cómo ganar en casa ajena?
Dependerá del funcionamiento que empleará Roberto Mosquera, el equipo deberá ser ordenado y reducir el margen de error. En Copa Libertadores los errores son goles. Cada uno debe proponerse jugar su mejor partido. Tiene que haber un nivel de juego muy regular, que jueguen un partido para ganar. No tengo duda que lo deben hacer. Tienen que demostrarlo a nivel mayor.
-Los centros al área en búsqueda de los cabezazos serán una constante. ¿Cómo controlabas el juego?
Si estás muy concentrado es muy difícil que te cabeceen y ganen en el área. He jugado dieciocho años y no me han ganado de cabeza. También es importante la astucia con tu marcación. A veces mover al jugador hace que pierda estabilidad. Pero cada uno cumple una función, hay cortinas y bloqueas. Es algo que al jugador que resulta aburrido, pero es determinante en los partidos. Setenta por ciento de los goles son de pelota parada.
-¿En el baile a Racing en el Nacional (4-1), el gol fue tuyo o de Bonnet?
Me preguntaron muchas veces, pero lo importante fue el gol para el grupo, pues nos daba el pasaje para ir a la final. Logramos una ventaja sobre Racing que nos potenció desde lo anímico.
-¿A qué se debe la deuda de clubes en torneos internacionales?
Los años que jugué en la U y Cristal, los compañeros se entrenaron muy bien. A mí me parece que he estado en planteles competitivos para llegar a finales. La ilusión en Cristal la teníamos desde el primer día, Sergio Markarián, nos dijo que teníamos dos caminos: salir tricampeón o llegar a la final de la Copa Libertadores. En ese momento, se veía muy difícil, la Copa. Bueno, se ganó el tricampeonato y cuando pasamos a Vélez, campeón del mundo, el punto de quiebre cambió. Todos los equipos están expectantes a que un equipo peruano sea protagonista. La última alegría nos las dio Ricardo Gareca con Perú, una alegría enorme en Argentina.
-Julinho pudo haber cambiado la historia en la final ante Cruzeiro. ¿Pasó el lamento?
Se encontró con un gran arquero, Dida. El gol que nos hacen fue fortuito que pasó entre un mar de piernas. Nos quedamos tranquilos, que lo dimos todo. Intentamos ganarla. Más allá de lo quieres ganar, en ese momento se te derrumba el mundo, yo me sentí muy mal. Más allá de haber cumplido con la gente que cumplió con nosotros, fue difícil asumir la derrota. Pero Julinho nos salvó muchísimos partidos, esa se la perdonamos (risas).
-¿Costó superar la derrota?
Yo lo sentí mucho cuando sonó el silbato. Tuve dos sensaciones. Terminó el partido, me sentí satisfecho y triste por la final. Tuve la tranquilidad de haber dado todo, pero me quedé con manos vacías. También soy consciente que no siempre se llega a jugar una final de Copa Libertadores, no es común en nosotros.
-¿Qué recuerdos del Roberto Mosquera asistente técnico?
Se iniciaba como asistente técnico. Más allá que la cabeza era Sergio Markarián, Roberto y Leo Rojas eran muy importantes para nosotros, así como Mario Mendaña como preparador físico.
-¿Alguna anécdota copera con Cristal?
Cuando llegamos a Belo Horizonte, hay una escena que me quedó grabada. Miré por la ventana de la habitación, concentraba con Luis Bonnet, y le dije: “Pelado, pensar que mañana a esta hora sabremos si somos campeones de América o no”. Faltaba 24 horas. Era un grupo muy divertido, solidario, humano. Durante todo ese proceso, tuvimos grandes comando técnicos Juan Carlos Oblitas, Sergio Markarián, Roberto Mosquera, Leo Rojas, nosotros hasta teníamos misa. Era un grupo muy unido.
-¿Tu personalidad facilitó la adaptación en Cristal?
Juan Carlos Oblitas me elogió, y uno siempre trataba de dejarlo todo en el campo. Transmitía a mis compañeros, tenía buen juego aéreo, era duro en la marca. Además, también tenía alrededor mío a grandes centrales con quienes me complementaba. Juan Reynoso, me dijo en su momento, que era la persona con quién se sintió más cómoda al jugar en su carrera. Después jugué con Pepe Soto, un gran central, el “Conejo” Rebosio, Marengo. Más allá de lo que podía aportar, a mi lado tenía jugadores que podían solucionar problemas.
-Hablando de Juan Reynoso. Triunfa como entrenador en Cruz Azul
Me pone muy contento. Lo de Juan es una historia increíble.
-¿Qué pasó? ¿Cuéntanos?
Juan, con quien jugué y salí campeón en la “U”, sabía que yo había jugado en Cruz Azul, y que tenía buena relación con el presidente del club. Ahí surge la posibilidad de que vaya como jugador. Hablé con el presidente, y ya después, él hizo la operación, yo no intervengo.
-¿Convenciste al presidente de Cruz Azul?
Sí, le hablé por un buen futbolista y persona, un gran profesional. Cruz Azul quería, al principio, al colombiano Luis Carlos Perea, el papá del atacante colombiano de la Vallejo, León de Huánuco. Pero se rompió los meniscos, por eso Juan me habló a mí. También fue el destino de Juan Reynoso con Cruz Azul. Confiaron en mí. El primer año de Juan, salió campeón, capitán y el mejor extranjero. Hoy le va muy bien como entrenador, se ha capacitado y ha dado los pasos necesarios para estar bien. Me siento muy contento.
-¿Cómo te definías dentro del campo?
Tenía voz de mando. Era de hablar siempre dentro del campo. Un central tiene que comunicarse, es lo que inculco a los chicos que dirijo. Con o sin pelota, el defensa tiene que hablar. Iba muy bien por arriba, el juego aéreo me hacía impasable. Era un defensa con mucho carácter e iba fuerte a las jugadas.
-¿La boquilla también es un recurso para un defensa?
¿Recuerdas al brasileño Paulo Nunes de Gremio? Lo agarré 20 minutos, lo dejé en el piso, sacudí de los pelos, y le dije: “por aquí no vas a pasar”. A esos jugadores, como Julinho, habilidosos, tienes que irle a la marca y hablarle fuerte.
-¿Qué concepto de los centrales Alonso y Merlo, de la “U” y Cristal?
Les dan jerarquía a sus equipos. Ahora, tendrán que hacerlo a nivel de Copa Libertadores, la exigencia es distinta. Ahí no puedes fallar, nadie puede fallar.
-¿Zambrano o Abram?
Lo tuve desde chico a Zambrano cuando era asistente técnico de “Chemo” Del Solar en la selección nacional. Si Zambrano controla más su vehemencia para jugar, será un jugador más enorme de lo que es. Abram destaca en Vélez, en un medio competitivo, es un chico que gana experiencia. No puedo dejar de mencionar al “Mudo” Rodríguez, quien lo tuvimos en Cristal. Era un jugador impasable por aire, con un físico envidiable. Era para que haya jugado en Italia o Inglaterra.
-Eres el perfil del zaguero que siempre busca la “U”.
Transmitía mucho lo que buscaba la “U”, la entrega y la garra. Mucha gente se identificó con el equipo campeón del 93′.
-El dicho del “Puma”: “el jugador que deja la “U” por Cristal no triunfa”, no resultó contigo.
José es una persona muy querida y especial para mí. Recuerdo que en la “U” me decía: “no eres argentino”, (risas). Lo quiero mucho y respeto, igual él a mí. Yo jugué en dos equipos grandes que tenían planteles muy competitivos. Era el jugador de garra que se caracterizaba en la “U”, pero supe adaptarme al juego de Cristal. Cada equipo tiene su ADN. La “U” es garra, Alianza es fineza en su juego y Cristal siempre buscaba jugar muy bien.
-¿Estás dirigiendo?
El 31 de diciembre acabó mi vínculo de dos años y medio con Atlético Rafaela, ahora estoy en la etapa de diagnóstico y propuestas de otro club. El 8 de marzo iba a dirigir a un equipo de Segunda en Perú, pero desistí por la pandemia. Si hay un proyecto interesante aceptaré, pero los directivos deben estar convencidos del entrenador. En algún momento dirigiré en Perú. Por ahora, estoy involucrado en un proyecto de menores.
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