Desde Bolonia, Italia, Gary Medel es un pitbull que le ha puesto pausa a su trabajo de cada fin de semana basado en perseguir y encimar delanteros en la Serie A, para mostrarle los dientes al Gobierno de Sebastián Piñera. El referente de la selección chilena ha sido claro a través de sus redes sociales para salir en defensa de su país . “Da lo mismo los nombres de los ministros si no hay cambio real en las leyes para hacer de Chile un país más justo. Esos son los anuncios que faltan”.
En tanto, Marcelo Díaz, campeón de la Copa América 2015 y 2016, ha dejado de esconder el balón para ponerlo en la cancha del cuestionado presidente. "Estar en tu contra (Chile) sería olvidarme de mi origen y eso nunca va a pasar", dijo el jugador de Racing, luego que sus compatriotas le cuestionaran su fidelidad con el pueblo mapochino tras subir un video en donde mostraba su apoyo a los militares y carabineros.
Carlos Caszely, ex goleador y figura histórica de la 'Roja' en los Mundiales de 1974 y 192, a pesar de los años, sigue demostrando que tiene la puntería afinada. Hace poco, como en sus mejores tardes con la camiseta del Colo Colo, disparó con todo hacia el Gobierno de turno. “Nos han mentido durante tantos años, llegó un momento en que sonó el pitito de la olla a presión y no hicieron caso".
Mientras que, en las calles de Santiago, se vive una situación surrealista. Las hinchadas de los principales clubes (Colo Colo, Universidad Católica y Universidad de Chile) han dejado de pelearse por banderolas, bombos y camisetas, para plantarse juntos en primera línea y dar la vida por su país en el cemento. Y, así, son incontables los ejemplos que demuestran que el fútbol, ese que despectivamente e injustamente denominado como el pan circo del siglo 21, también se puede convertir en una fuerza importante para transmitir un descontento común en el aspecto social y político hacia el Estado, en este caso el chileno,.
El mundo fútbol se levanta, se defiende y planta cara, básicamente, porque también ha sido golpeado. Por estos días, en los que se vive una crisis social que tuvo como la cereza del pastel la alza del pasaje del metro, la Primera División, la Primera B, la Segunda División, la Liga Femenina, el Fútbol Joven y el Fútbol Infantil se ha detenido por las protestas que han invadido cada calle de la capital chilena. Y allí, en medio de gases lacrimógenos que se disipan en el aire y llantas quemadas, está Miguel Curiel. El delantero peruano de 31 años es un conocido nuestro que paseó su fútbol por Universitario de Deportes (2008) y Alianza Lima (2010-12), entre otros clubes. Pero en la actualidad se ha olvidado de ser delantero. Hoy es defensor, pero no precisamente del área de Santiago Morning, club de la Segunda del fútbol chileno que lo ha acogido con los brazos abiertos este año, más bien sus propios seres queridos.
“Temo por la seguridad de mi familia. No es fácil irse a trabajar sabiendo que los disturbios pueden afectar directamente a quienes más quieres. Tengo amigos que por incendios cercanos han tenido que abandonar sus casas”, señala apenado nuestro compatriota, quien vive muy cerca al centro de Santiago, y que ha retomado los entrenamientos en la sede de su club, que queda a menos de cinco kilómetros del Palacio de la Moneda, sin saber todavía una fecha oficial del regreso a las canchas. Estas hoy lucen vacías y con un silencio sepulcral. Aunque claro, Miguel se confiesa y nos cuenta que el lado bueno de no jugar, es que así pasa más tiempo con seres queridos dentro de su casa, de la que sale muy poco, debido al toque de queda decretado por el Gobierno.
“Es la primera vez que me toca vivir con el toque de queda. Las pocas veces que uno sale es para comprar cosas para la casa. Sin embargo, todos los supermercados están cerrados y no hay cómo abastecerse. Uno sale y se encuentra en cada esquina gente con cacerolas y otra gente saqueando las tiendas. Han sido cosas que me han impactado y que uno no quiere vivir”, señala Curiel, quien venía destacando y alternando en un fútbol chileno que cataloga como más aguerrido que el peruano, pero no más técnico.
En lo que va de la temporada, lleva seis goles y su equipo se encuentra 12 puntos del líder, Santiago Wanderers. Pero, para su mala suerte, su buen momento no ha sido frenado por el buen momento de un arquero o un rudo defensor, sino por una realidad social que escapa de sus manos cambiarla. “Estaba concentrado y a tres horas de jugar ante San Luis de Quillota. Pero nos escriben al grupo y nos dicen que se suspendió el partido por protestas. Hemos tenido varios días sin entrenar”.
Curiel nos cuenta, también, que le llama la atención cómo se unió el pueblo chileno ante situaciones que les parece injustas, y hace una comparación con lo que sucede en nuestro país. "Desde mi punto de vista, Chile tiene un mejor sistema de transporte que Perú y están muy organizados. No he visto el nivel de pobreza que hay en nuestro país. Sin embargo, deben tener sus motivos y otras grandes deficiencias para alzar su voz y salir a marchar".
Como se sabe, el ex Sport Boys es uno de los cuatro peruanos que militan en nuestro país hermano del sur. Además de él, están Alexander Succcar (Huachipato FC), Josepmir Ballón (Universidad de Concepción) y Gabriel Costa (Colo Colo), el uruguayo que sacó DNI peruano en el 2017. Pero Miguel no ha tenido la suerte de juntarse con ellos, aunque asegura que sigue los partidos de Ballón por televisión y le gustaría que se puedan reunir, más en medio de esta situación, en donde reunirse con otro peruano es como encontrar un hermano más en medio de una zona de guerra. “Es caótico todo lo que pasa. No hay buses, los colegios están suspendidos, los buses están quemados y no hay nada para comprar. La gente tiene miedo y no abren sus negocios".
Son estos los momentos donde uno se da cuenta que los futbolistas son también de carne y hueso, son tan humanos como el resto. Por esa razón, le pregunto a Miguel por el rol que debe tener jugador en este tipo de situaciones, y él la tiene clara. "Creo que todos debemos tener nuestras ideas. Hay jugadores que tienen familia y jubilados que estos negocios es su fuente de ingreso. Nosotros como futbolistas queremos unir a la familia un fin de semana y hablar de política muchas veces divide. En nuestro papel, solo nos queda fomentar la paz".
Miguel entiende que en la vida, así como en un partido de fútbol, nada está dicho hasta el pitazo final. Por esa razón espera que las aguas se calmen y poder seguir ganándose los frejoles haciendo goles. Pero, en caso no sea así, tendría que dar un paso al costado, aunque él no quisiera abandonar un lugar en el que lo han tratado con hospitalidad y lo han hecho sentir como en casa. “En algún momento lo analizamos si la situación empeoraba. Esperemos que todo vaya mejorando. Si hay que tomar una decisión por el bienestar de la familia, se hace”.
Chile arde y no en aliento hacia su selección. La gente abarrota las plazas y no por celebrar un nuevo título de Copa América. Hay jóvenes corriendo por las calles y no por practicar algún deporte. Y allí, en medio de todo este caos está Miguel, un peruano que, así como tantos otros, así como uno de los tres que fallecieron en las calles, dejó todo por un futuro mejor. Ahora, él solo quiere ser feliz nuevamente haciendo lo que más le gusta: patear un balón.