La conquista del espacio, la Guerra de Vietnam y los movimientos por los cambios sociales eran los temas excluyentes en Estados Unidos a fines de la década del 60. Por esa época también, silenciosamente, se dieron los primeros pasos para inculcar la pasión por el ‘Deporte Rey’ en un público que solo “conocía” el fútbol americano, béisbol, el básquetbol y el boxeo. La inversión millonaria, los insólitos cambios al reglamento y la posterior llegada de legendarias figuras -con Pelé a la cabeza- no alcanzaron para posicionar al fútbol en la tierra del ‘Tío Sam’.
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A pesar de que una selección amateur de EE.UU. se dio el lujo de vencer 1-0 a Inglaterra en el Mundial de 1950, la chispa no se encendió, sino recién hasta 1967 cuando se organizaron dos torneos nacionales: La National Professional Soccer League (NPSL) y la United Soccer Associaton (USA). Y como el experimento no funcionó, al año siguiente ambas entidades se fusionaron para crear la North American Soccer League (NASL), entidad reconocida por las federaciones de fútbol de EE.UU. y Canadá.
EL EXTRAÑO ‘SOCCER’
La NASL arrancó con 17 equipos en 1968 y fue un fracaso en todo sentido, tanto que al año siguiente solo quedaron cinco participantes. El ‘soccer’ no parecía ser un buen negocio. No había estadios para la competencia, por lo que se tenía que alquilar los escenarios de fútbol americano, y en ocasiones se jugaba en la dura superficie de tartán. Los partidos se disputaban con las tribunas semidesiertas (la asistencia variaba entre dos mil a siete mil espectadores). Por si fuera poco, la cadena CBS -que adquirió los derechos- dejó de transmitir los partidos por su escasa audiencia. La legión de desconocidos futbolistas extranjeros no atraía a nadie.
Los cambios al reglamento tampoco fue un acierto en un torneo que no otorgaba ascensos, ni descensos (no existía una Segunda División). El sistema de puntuación premiaba al ganador con seis puntos, uno por victoria por penales y un punto adicional si el equipo anotaba más de tres goles en un partido. Sí, desde 1974 se anularon los empates, porque si un encuentro terminaba igualado, saldría un ganador por Shoot-Out. Pero ojo, los penales no se efectuaban desde el punto de sentencia, sino que el jugador arrancaría desde 32 metros a la línea del gol, con solo cinco segundos para anotar. Y como dato anecdótico, la mayoría de equipos lucía exóticos uniformes, con diseños parecidos a los del fútbol americano o el béisbol. La NASL parecía un universo paralelo en relación al fútbol ‘normal’.
QUE PASE EL REY
Todo cambió en 1975. Los clubes optaron por invertir y atraer con fabulosos sueldos a ilustres veteranos A-1. El club Cosmos de Nueva York dio el mejor golpe de efecto y contrató a Pelé, considerado el mejor jugador de todos los tiempos. Con 35 años, ‘O Rei’ -que firmó por tres temporadas a cambio de la cifra récord de 4.7 millones de dólares- fue un ‘boom’ mediático en el aspecto deportivo, económico y comercial. El ’10′ brasileño aún tenía magia para regalar y los estadios se llenaban para verlo en acción. Las cadenas televisivas se ‘peleaban’ por obtener los derechos de transmisión y las camisetas y souvenirs del Cosmos se vendían ‘como pan caliente’.
El ‘Rey’ necesitaba una corte real. Por eso llegarían al equipo de la ‘Gran Manzana’ el italiano Giorgio Chinaglia, el brasileño Carlos Alberto y el peruano Ramón Mifflin.
“Solo había un estadio de fútbol, en Rhode Island. Y casi todos los partidos se jugaban en canchas de béisbol, que eran un desastre, porque incluso tenían montículos de tierra en algunos sectores. Cuando se instalaron las canchas sintéticas de tartán fue un alivio, porque ahí sí se podía dominar el balón. Tuve la suerte de volver a jugar con Pelé, tal como lo hice en Santos. Incluso, estuve presente el día de su despedida en el partido Cosmos vs. Santos y anoté el gol del triunfo”, nos cuenta Mifflin, el elegante ‘Cabezón’.
LLUVIA DE ESTRELLAS
Los demás clubes no se podían quedar atrás. El portugués Eusebio llegó para jugar por el Boston Minutemen y el irlandés George Best fichó por Los Angeles Aztecs.
Cosmos ganó sin problemas los títulos de 1977 y 1978, y Pelé se fue por la puerta grande, pues anotó 64 veces -golazos para todos los gustos- para aumentar su leyenda, y también para anidar los ceros a la derecha en sus cuentas bancarias.
Tras el retiro de Pelé, las leyendas mundialistas seguirían llegando a Norteamérica para poner fin a su carrera. Cosmos contrató al alemán Franz Beckenbauer, al holandés Johan Neeskens y al paraguayo Roberto Cabañas. El genio Johan Cruyff fichó en 1979 a Los Angeles Aztecs y su compatriota Rob Resenbrick en Portland Timbers, el italiano Roberto Bettega al Toronto Blizzard y el polaco Kazimierz Deyna al San Diego Sokers. Y los Strikers de Fort Lauderdale presentaron al alemán Gerd Müller, a George Best, al chileno Elías Figueroa y al peruano Teófilo Cubillas.
El famoso ‘Nene’, con 10 goles mundialistas en su hoja de vida, se puso la camiseta ’20′ de su equipo, y luego la ’10′. Pero más allá de anotar 65 veces y de lucir su reconocida calidad sobre el césped o en el tartán, no logró ningún título, ni distinción alguna en sus cinco temporadas en Estados Unidos (1979-1983).
La NASL se llenó de jugadores extranjeros y la legión incluyó a más peruanos: Los exseleccionados José Velásquez (Toronto Blizzard), Julio Baylón (Rochester Lancers), Juan Joya Cordero (Atlante de Chicago), Enrique Casaretto (Miami Toros) y Santiago Ojeda (Atlantic City FC) exhibieron su fútbol. Y otros menos conocidos como el portero Gerardo Rubiños, Humberto Arguedas, Miguel Company, Eduardo Wolf, Carlos Lazón, Walter Eisner y Jorge Benítez.
FIN DE FIESTA
Sin embargo, el público volvió a seguir brillando por su ausencia en los estadios. Y es que, la verdad, es espectáculo seguía ofreciendo un nivel casi amateur. Además, los consagrados cracks extranjeros casi ni se esforzaban ante la escasa competencia.
Ante este panorama, la mayoría de los clubes -excepto Cosmos- no tenía cómo pagar los sueldos de sus carísimas plantillas. Obviamente, era imposible pretender realizar un trabajo serio con divisiones menores. Por eso no había forma de que crezca el fútbol de Estados Unidos.
La agonía llegó a su fin en 1985, cuando la NASL anunció su disolución. Chicago Sting fue el último campeón, tras vencer en la final al Portland Timbers. Aquel primer intento de popularizar el fútbol en Norteamérica apenas duró 10 años.
EL RESURGIR
Apenas un año antes de ser sede del Mundial de 1994, Estados Unidos tuvo nuevamente una liga profesional. Y se le denominó Major League Soccer. La primera edición contó con solo 10 equipos y, al contar con estadios adecuados y una mejor proyección, los clubes se mostraron más sólidos.
El nuevo siglo significó el auge del fútbol en EE.UU. La selección ‘yanqui’ asistió a cuatro de los cinco mundiales (no clasificó a Rusia 2018) y logró victorias importantes (venció 1-0 a México en 2002) y también derrotó a España, entonces campeón mundial, en la Copa Confederaciones de 2009. Además, quedó cuarto en la Copa América Centenario que organizó en 2016.
El nivel de la MLS creció, pues por sus equipos ha desfilado estrellas de la talla de David Beckham, Steven Gerard, Zlatan Ibrahimovic (Los Angeles Galaxy), Kaká (Orlando City), Bastian Schweinsteiger (Chicago Fire), Didier Drogba (Montreal Impact), Wayne Rooney (DC United), Fredrik Ljungberg (Seattle Sounders), Thierry Henry (New York Red Bulls), Andrea Pirlo, David Villa, Frank Lampard (New York City FC), Carlos ‘Pibe’ Valderrama (Tampa Bay, Colorado Rapids y Miami Fusion) y Marco ‘Diablo’ Etcheverry (DC United), entre otros.
Y a diferencia de los años 70 y 80, surgieron ídolos ‘made in USA’ como Landon Donovan, Clint Dempsey, Claudio Reyna, Brian McBride y Jozy Altidore, quienes militaron en la Premier League. De hecho, todos los clubes trabajan con las divisiones menores.
Mejor le ha ido a la selección femenina, cuatro veces campeona del mundo y actual número uno en el ránking mundial FIFA.
Hoy, el ‘soccer’ es el quinto deporte más popular en Estados Unidos (después del fútbol americano, básquetbol, béisbol y hockey sobre hielo) y la MLS -con 26 equipos divididos en las Conferencias del Este y Oeste- se ha convertido en una liga atractiva, no solo por los sueldos que ofrece, sino por el aceptable nivel de competencia. Los mundialistas Raúl Ruidíaz, Edison Flores y Pedro Gallese, junto a Alexander Callens, Yordy Reyna, Andy Polo y Marcos López son hoy los embajadores peruanos. Además, otros 34 equipos compiten en el torneo de ascenso denominado USL Championship.
La North American Soccer League (NASL) reapareció en 2011 como una especie de Segunda División, pero volvió a desaparecer hace dos años. Igual, el fútbol de Estados Unidos le debe mucho a esa vieja liga, porque hace más de 50 años dio el puntapié inicial para profesionalizar y popularizar el ‘Deporte Rey’
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