Ver jugar a los Golden State Warriors es un placer. Por dos motivos: con su propio estilo, entienden que el básquet es un juego de equipo, donde la rotación de balón y jugadores es clave para encontrar espacios y romper defensas; en sus filas está uno de los jugadores más espectaculares de la NBA, Stephen Curry.
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Anoche cayeron ante los Denver Nuggets y la serie va 3-1 a favor de los Warriors en estos Playoffs 2022. Así, después de dos años sin clasificar a la fase decisiva de la NBA, el equipo que dirige el multicampeón Steve Kerr está a un partido de avanzar y vuelve a ser candidato al título cuando ya muchos daban por terminada la dinastía que llegó a cinco finales seguidas entre 2015 y 2019 (ganó 3 y perdió 2).
La ida de Durant y las lesiones
La final del 2019 contra los Raptors fue dura no solo por la derrota que sufrieron en seis partidos. Evidentemente, había dolor por el dominio que mostró Kawhi Leonard con Toronto, pero también había mucha preocupación porque se sabía que podía ser la última temporada de Kevin Durant y la lesión de Klay Thompson era muy seria. Pasó lo peor para los Warriors: KD se fue a Brooklyn para jugar con Kyrie Irving, mientras que la pareja idea de Curry se rompió el tendón de Aquiles.
Las cosas se pusieron aun más feas cuando al inicio de la temporada 2019-2020, Curry sufrió una lesión en la mano que lo alejaría más tres meses de las canchas. Esto llevó a los Warriors a terminar como uno de los peores quipos de la Liga con un récord de 15 victorias y 50 derrotas. Solo unos años atrás habían firmado la mejor temporada en la historia de la liga: 73 victorias y 9 derrotas.
En la 2020-2021, los Golden State de Kerr empezaron de cero sabiendo que Klay Thompson no iba a regresar hasta inicios del 2022. Así que iniciaron una nueva reconstrucción en torno a Curry y Draymond Green. Ya tenían al joven Jordan Poole, que estaba en pleno ascenso y le dieron un rol más importante al experimentado y número 1 del Draft 2014 Andrew Wiggins. Steph se coronó campeón de la tabla de anotación, promediando 32 puntos por partido y los Warriors estuvieron a un duelo de meterse en los Playoffs.
Curry, Poole y el resurgimiento
Si tienes una entrada para ir a ver a los Warriors es mejor que vayas temprano. El show de Curry empieza en el calentamiento. Hace lanzamientos (y los emboca) desde lugares inauditos, ejecuta triples desde la media cancha consecutivamente sin fallar y hace maravillas con la pelota en sus manos porque también es un gran dribleador. Pero quizá lo mejor de Steph es que sigue mejorando con el paso de los años. Ya la temporada pasada, y luego de una lesión seria en la mano, probó que su talento seguía intacto a los 32.
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En el inicio de la 2021-2022, en los primeros quince partidos de la temporada regular hizo olvidar a todo el mundo que es un veterano de 33 años (hoy ya tiene 34 porque cumplió en marzo). Promedió 29.5 puntos, 6.5 asistencias, 6.1 rebotes y 1.6 robos por partido lanzando 13,5 triples con un 41,9% de acierto. De locos. ¿Qué hace Curry para ser mejor cada año? Según el entrenador de los Warriors, Steve Kerr, es la forma en que él cuida su cuerpo.
“Desde que llegué aquí hace siete años, se nota una gran diferencia”, dice Kerr a la revista GQ. “La forma en que ha transformado su cuerpo influye en cómo tira a la canasta, cómo entra en la zona pintada, cómo sortea las pantallas. Y eso también le ha ayudado en la defensa. Es un defensa excelente. El estigma de que es un defensa débil lo ha acompañado desde el principio de su trayectoria, y a los que piensan eso les diría que lo vieran noche tras noche”, agregó.
Y si algo le faltaba a los Warriors este año para llevar su juego nuevamente a lo más alto era Klay Thompson. El mejor compañero de Curry —los conocen como los Splash Brothers— se sanó completamente de su lesión en le tendón de Aquiles y ahí lo vemos, ganando partidos con sus triples, jugadas defensivas y haciendo historia: está muy cerca de superar a LeBron James y convertirse en el segundo máximo anotador de triples de la historia de los Playoffs.
Pero Curry y Thompson no son los únicos que han permitido el resurgimiento de los Warriors. Lo de Jordan Poole es notable. El chico de 22 años, que casi no logra que le garanticen la tercera temporada de su contrato, hoy parece salido de la misma escuela de Curry y Thompson. Es un francotirador capaz de igualar los rangos de Stephen, es inteligente para moverse en el campo, desmarcarse y buscar los espacios. Y también es una amenaza en la pintura porque penetra y es un gran finalizador. Andrew Wiggins también encontró su posición y rol en el equipo. El alero le da atletismo y físico al cuadro titular. Baja muchos rebotes, marca a los mejores ofensivos del rival y se ha convertido en un jugador muy eficiente en el triple. Cosas que pasan cuando tienes un equipo sabe a lo que juega y tiene un estilo definido.
Por último, y no menos importante, Draymond Green. No ganó el premio a mejor defensor del año, pero claramente regresó a ese nivel. Esta temporada volvió a ser ese jugador que domina los partidos sin hacer puntos, pero con una claridad mental que asombra.
Así, los Warriors han vuelto a ser ese equipo que da gusto (y envidia para quienes son de otro equipo) ver jugar todas las noches.
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