Ante una nueva final, el mismo Chile, otra Argentina [OPINIÓN]
Ante una nueva final, el mismo Chile, otra Argentina [OPINIÓN]
Jorge Barraza

Chile mantiene la excelencia que lo llevó al título el año pasado y le agregó confianza, superó el trance de la pérdida de Sampaoli y ya se acopló a Pizzi. Se la puede catalogar como la mejor selección sudamericana hoy por juego, por jugadores y por ser la vigente campeona de la Copa América. Al menos hasta que empiece la final en Nueva Jersey.

Argentina mejoró, cambió nombres, aceitó su funcionamiento, se ve enriquecido al plantel, más unido y decidido a no dejar escapar otro título. Y se lo nota a Messi juramentado para ganar. “En este año que pasó crecimos como equipo, como grupo y llegamos espectacular al partido”, dijo Leo en la conferencia de prensa del viernes por la noche. A propósito de ello, se vio un Messi espléndido y maduro hablar con fluidez, serenidad e inteligencia. Con aplomo, firmeza y autoridad de capitán. Leo no es dicharachero y tampoco se tira de cabeza ante un micrófono, pero fue revelador verlo tan decidido y natural enfrentar al periodismo. Respondió todo sin esquivar temas urticantes, aunque siempre en su estilo y en sus tonos bajos, ponderando con el respeto habitual al adversario. Tampoco buscó excusas en la caótica situación del fútbol argentino: “Las cosas que pasan en la AFA no nos afectan a la hora de jugar”.

Así llegan al choque estelar de esta magnífica copa del centenario Chile y Argentina, a un año de aquella idéntica final en Santiago. En el interín, el equipo de Martino ha realizado cuatro cambios importantes en su estructura: Mercado por Zabaleta en el lateral derecho; Funes Mori por Demichelis en la zaga; Banega por Pastore como volante de armado e Higuaín por Agüero en el centro del ataque. No son simplemente variantes de nombres. Mercado tiene más marca, más temperamento y más llegada al área que Zabaleta. Funes Mori es más joven y posee mayor liderazgo que Demichelis; también aporta cabezazo ofensivo. Banega es un conductor más confiable que Pastore, jugador exquisito aunque sin regularidad y con escaso fuego interior. Y el Higuaín de hoy aventaja en mucho al Agüero de la Copa pasada. Y a sí mismo. Se lo ve más fuerte de la cabeza, más descontracturado. Ha hecho 38 goles en la temporada italiana y viene de marcar 4 en esta Copa, 2 a Panamá y 2 a Estados Unidos. Si el goleador mueve la red, está feliz, y si está feliz, cuidado con él.

Son cuatro modificaciones superadoras. Asimismo, en el juego está más afiatado el equipo argentino, mejor ensamblado. Su evolución comenzó con el triunfo por 1 a 0 sobre Colombia en Barranquilla, por la Eliminatoria, en noviembre pasado; eso le dio la paz interior. Es una Argentina con una idea más acabada de lo que pretende el técnico, con más posesión de pelota y toque, con asociación y elaboración. También a Gerardo Martino se lo nota más sereno, menos presionado y sin las dudas del año anterior. Gracias a los últimos cotejos de la Eliminatoria y a esta copa, Martino ha reducido sustancialmente los cuestionamientos que le hacían.
Tendrá, eso sí, una carga psicológica pesada el cuadro de Messi por lo que significa haber perdido dos finales los dos últimos años. Jugará contra dos rivales: Chile y sus propios fantasmas. Maradona, siempre tan agradable, les tiró una losa encima: “Si no ganan, que no vuelvan”. Se verá si este equipo es capaz de escalar este muro, que no es bajo.

Hace ocho años que Chile no le gana a Argentina, pero eso hoy tiene escasa o nula relevancia. Los últimos tres partidos entre la Roja y la Albiceleste fueron un empate (0-0 en la final anterior) y dos triunfos argentinos: 2-1 en Santiago por la Eliminatoria y el primer choque del grupo “C” de este torneo, otra vez 2-1. Las estadísticas favorecen al país de Borges, el título se lo llevó la patria de Neruda.

En este año que va desde Santiago a Nueva Jersey, Chile sólo ha cambiado el técnico. Por lo demás, mantiene la propuesta de presión y ataque sostenidos. Y la unión d este plantel que lleva años compitiendo. Diez elementos titulares que ganaron la copa pasada jugarán esta noche en Estados Unidos: Bravo, Isla, Medel, Jara, Beausejour, Aránguiz, Marcelo Díaz, Vidal, Vargas y Alexis Sánchez. Sólo el veterano Valdivia no fue convocado por Pizzi. Es una generación excepcional, que pocas veces se da: de los once que entrarán al campo, hay nueve de alta calidad técnica, varios cracks (Bravo, Díaz, Vidal, Medel, Alexis Sánchez), otros muy buenos (Aránguiz, Vargas, Jara, Isla). Para mejor, entró Fuenzalida y ha sido figura, hasta marcó dos goles siendo defensa. Se trata de un equipo formidable, el mejor de la historia de su país. Lo sufrió México, lo comprobó Colombia.
Vale agregar un asunto no menor: pasó la semifinal sin Vidal y sin Marcelo Díaz, que para Argentina sería como decir sin Messi y Mascherano. O para Colombia sin Ospina y sin James. Esta noche vuelven ambos.

Menotti dedicó un elogio inmenso a Vidal en su columna de La Nación: “Ha alcanzado un nivel que lo coloca entre los mejores del mundo. Es impresionante el crecimiento que ha tenido. Vidal era un volante competitivo, metedor, de buena técnica, pero esta última temporada en el Bayern Munich lo ha hecho un futbolista de excepción. No erra pases, recupera, tiene una increíble velocidad de regreso, aparece por sorpresa, mete pases de gol...” Suscribimos.

Cuando juega bien, la Roja es una tromba, ningún otro equipo en Sudamérica alcanza ese nivel de excelencia y agresividad. A veces llega a atacar con 5 y 6 efectivos. Es herencia del bielsismo y del sampaolismo. La continuidad de ese fútbol pretende lograr ahora Juan Antonio Pizzi. Y no sólo es una cuestión de estilo: es de característica y de capacidad de esta excelente camada.
Todos los ingredientes presuponen un choque fantástico, de ida y vuelta y con fútbol grande, ofensivo, como ha sido en casi todo el torneo. Ojalá el árbitro Heber Lopes esté a la altura y no haya que lamentar errores graves. “Este partido es como una final de Mundial”, dijo el mencionado Vidal. No está muy errado. Jamás una final de América tuvo este decorado, esta expectativa internacional. El Metlife Stadium de Nueva Jersey rebalsará con más de los 82.566 espectadores que pueden verlo sentados. Y la taquilla posiblemente superará los 20 millones de dólares. La expectativa es enorme y está plenamente justificada: Chile hizo un buen Mundial, estuvo a un pelo de eliminar a Brasil en octavos (aquel bombazo de Pinilla en el travesaño en el último minuto del alargue…); es el campeón actual de la Copa América y ahora, confiadísimo, busca otra. Argentina llega por tercera vez consecutiva a una instancia decisiva en sólo dos años. Fueron los dos mejores equipos del torneo, son los dos mejores del continente. No hay cómo discutirlos, es la definición perfecta para una copa espectacular.

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"Chile: el país que quiere ser campeón del mundo", por — El Comercio (@elcomercio)

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