A Alberto Rodríguez le alcanzó el físico para jugar un Mundial y ser semifinalista de Copa América”, me dice un colega en la tribuna de prensa del estadio Nacional. Esa reflexión envuelta de alivio, aparece en la noche del primer amistoso que jugó la selección peruana después del Mundial. El rival era Ecuador y antes del inicio del juego, se hizo un homenaje a la hinchada peruana a un año de la clasificación a Rusia. Quien entregó el reconocimiento fue Alberto Rodríguez, quien llegó con muletas al haber sufrido un mes antes una lesión en el tendón de Aquiles. Su carrera siempre fue un ida y vuelta de pausas obligadas y brillos máximos. Este prócer del reencuentro mundialista se quedó con algunas asignaturas pendientes. Y una de ellas fue llegar a la liga española.
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