La copa de la Liga Nacional de Vóley pesa mucho, pero los brazos cansados de las chicas de Alianza Lima lo cargan con la fuerza acumulada de toda una hinchada que siempre apoya. El club íntimo quiere todo: fútbol, femenino, ahora vóley. Liberados de cargar un peso de 31 años sin títulos y tres finales seguidas perdidas, ahora ya gritan campeonas y el pueblo blanquiazul sigue de fiesta. Hay, por supuesto, una historia detrás.
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Y si bien conocemos al detalle los rostros que forman este equipo —desde la capitana Esmeralda Sánchez hasta la última en llegar, Marina Brambilla —, a su lado está el cerebro de Cenaida Uribe. Llegó a finales del 2022 para, como dicen las propias jugadoras, “imponer su competitividad” y ordenar un poco las ideas que se tenían. Y lo hizo con la presión de buscar el título. Era eso o nada.
“Cuando yo llegué ya habían hecho dos finales y a mi ya qué me quedaba. No venía a hacer más finales, venía a ser campeona. Lamentablemente quedamos segundas otra vez, pero ahora sí ya nos tocó”, nos comenta Cenaida, quien para la última temporada trajo desde Francia a Clarivett Yllescas y Maeva Orlé, esta última que terminó como MVP de la liga.
Cuando Cenaida triunfaba en la San Martín, en la década pasada, Alianza aún no apostaba del todo por el vóley. “Ahora es distinto y ha sido una reestructuración general”, nos dice y cuenta que su aporte está no solo en el trabajo con el primer equipo, sino en trabajar en la base de la disciplina. “Es desde la base. Tenemos chiquitas de 9, 10, 11 hasta 15 años trabajando. Tenemos a 250 niñas entrenando todas las semanas. En temas de academia también, este año hemos tenido casi 400 niñas”, nos cuenta.
Y ese es el otro paso que está dando Alianza, en que sus bases alimenten el primer equipo, como lo ha hecho con Esmeralda Sánchez y Esmeralda Loroña, que llevan más de diez años en el club. Y así esperan sumar más nombres a la lista.
—Las reglas—
Con la experiencia de haber sido notable voleybolista —medalla de plata en Seúl 88 y una década jugando en Italia—, Cenaida supo entender lo que necesitaba el equipo. “Yo meto presión dándoles lo que necesitan: nutrición, psicólogo, todo. Siendo un poco dura. Querían ir al estadio a ver al equipo de fútbol yo no les decía que no. ‘Eso acaba a las 11 y mañana juegas. No hay estadio’, les decía. Y lo entendieron”, nos cuenta.
Y así fueron varias reglas que se pusieron en prácticas para que el equipo se alinee: no tardanzas, nos faltas, no uso de celulares y la disciplina. “Hemos logrado que se concienticen de la responsabilidad que tienen”, comenta Cenaida.
No es fácil hacer que un equipo se logre compenetrar , pero Alianza lo hizo para poder sacar adelante el proyecto. “El equipo aprendió a convivir y cada una entendió cómo es la otra y hay tres capitanas donde cada una es responsable de cada cosa”, nos dice sobre la labor de Esmeralda, Marina y Chavelita.
Así, Alianza logró romper una espera de 31 años y levantar el título por primera vez en el formato liga (desde el 2002). Y ahora apuntan a más aunque saben que el reto es grande. “Seguro habrá más expectativa y ya no solo es por el torneo local, sino también el internacional”. Y justamente, el próximo año les toca disputar el Sudamericano de Clubes. “Hay que reforzar el equipo porque lo que se pueda seguro vamos a mejorarlo —en referencia a los últimos terceros lugares de Regatas—, pero hay que tener en cuenta del nivel de Brasil”, sentencia.
En eso ya trabaja Cenaida, pero por ahora todo el pueblo blanquiazul está celebrando. Y lo tienen bien merecido.
"Es muy lindo lo que no están haciendo", asegura Esmeralda Sánchez y la capitana del equipo de vóley se refiere a los homenajes, agradecimientos y momentos que están viviendo tras el título.
Y pasó de inmediato. Tras el título el pasado domingo, regresaron a Matute a entregar la Copa al profesor Petry -que no acudió al Polideportivo por su sansión-, y ahí miembros del club las recibieron y hubo una pequeña celebración con las jugadoras.
Luego, el día lunes se realizó una sesión de fotos con cada una de las chicas y el cuerpo técnico, posando con la hermosa copa ganada. Cada una vivió un momento especial en Matute.
Entrevistas, presentaciones e incluso firma de autógrafos con la hinchada para que la fiesta sea de todos. "Me piden fotos en las calles", cuenta Esmeralda, y se lo merecen.
Y el último viernes les tocó recibir el aplauso en el Estadio Nacional. En el entretiempo del partido del primer equipo de fútbol ante UTC se realizó un homenaje en el campo de juego y dieron una vuelta olímpica simbólica para celebrar con todo el pueblo blanquiazul.