Casi le cuesta vida. En una época en que las chicas solo subían al ring en tacos y diminutas prendas para anunciar el round que venía, ella se decidió a hacerlo con los guantes puestos. “La hija del minero” en obvia referencia a su padre fue como llamaron todos en el deporte de los puños a Christy Salters, la boxeadora que años más tarde cambiaría para siempre la imagen de la mujer sobre un cuadrilátero. Eso sería en la primera década de su matrimonio con James Martin, el hombre que la entrenó, la convirtió en campeona y luego despechado por una infidelidad la apuñaló tres veces y le pegó un tiro. Christy Martin, así la conocimos todos por el marido, es una sobreviviente.
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“Mujer bonita es la que lucha”, era una de las frases de cabecera de Christy, cuando descubrió su pasión por este deporte. En un inicio James “Jim” Martin, 23 años mayor que ella, trató de ahuyentarla cuando le pidió asesoría en su gimnasio. Martin, en el masculino mundo del boxeo, pensaba que entrenar a una chica era un retroceso en su trabajo. Rápidamente se dio cuenta de su error. Junto a Christy alcanzaría la gloria deportiva y se haría rico. El éxito fue tal que Don King, célebre por su visión para los negocios, les sugirió a las transnacionales más importantes de la cosmética, como Revlon, Max Factor y Elizabeth Arden que contrataran a su representada como imagen de sus productos.
Por entonces Christy Martin repudiaba públicamente la homosexualidad de la mayoría de sus oponentes. En el papel ella era una dama que podía repartir golpes. Íntimamente sabía que, eso no era del todo cierto. De adolescente, había tenido experiencias lésbicas.
Las cosas en su matrimonio, con el paso del tiempo, fueron poniéndose agrias. Ella y su marido se convirtieron en adictos. Christy admite que le costaba empezar su día sin esnifar algunos gramos de cocaína. El consumo de ambos afectó el manejo de su vida profesional. Solo de esa forma se explica el haber retado a Laila Ali. La hija del “Más Grande” era mucho más fuerte que ella, estaba invicta y era campeona dos categorías por encima de la suya. El riesgo era altísimo y las consecuencias fueron graves.
La masacre de agosto del 2003 duró apenas cuatro asaltos y Christy nunca le perdonó a su esposo / entrenador el no haber intervenido cuando claramente estaba recibiendo una paliza. Así las cosas y con la ex campeona ya en franco declive el matrimonio entró una pendiente peligrosa. Del maltrato psicológico pasaron a la violencia física. De eso da cuenta el documental “Pacto con el Diablo” que transmite Netflix.
Finalmente, Christy tras reencontrarse con una vieja novia de la escuela, decidió salir del closet. Herido en su orgullo y superado por la situación Jim Martin intentó matarla. Maltrecha, Christy milagrosamente consiguió sobrevivir para denunciarlo. Hoy su ex marido cumple condena en una cárcel de California. Ella, por su parte, recientemente se ha casado y es feliz con Lisa Holewyne otra ex pugilista de elite a la que venció en sus años dorados.
“Los golpes del destino son mucho más fuertes que los que se reciben en el ring”, susurra Christy entre amigos. Cada vez tiene menos ataques de pánico. Ella “La hija del minero”, fue la primera que logró que el boxeo abriera sus fauces a las mujeres. Ya está en El Salon de la Fama de la dulce ciencia. Una sobreviviente.
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