Casi deja la natación por mal congénito y hoy es campeona

Andrea Berrino es la protagonista de una verdadera historia de perseverancia y lucha por alcanzar los sueños propios. De pequeña le detectaron un problema congénito en su columna vertebral y, a pesar de los pronósticos iniciales poco alentadores, la nadadora argentina nunca dejó de creer y hoy es una deportista destacada. 

"Me llegaron a decir que tenía que abandonar por completo la natación; que lo ideal era dejar todo. Vine a Córdoba y me dediqué sólo a la recuperación. Me habían dicho que no iba a poder nadar más en el alto rendimiento. Era horrible para mí", recordó la nadadora argentina de 20 años en una nota con el medio Mundo D.

Luego de dos años, su fortaleza y tenacidad le permitieron rehabilitarse y contradecir aquellos pronósticos negativos que aseguraban iban a terminar en escoliosis, espina bífida y problemas congénitos de su columna.

En el Mundial Juvenil de Natación realizado en Lima en el 2011, Berrino lloraba de dolor. Los médicos le recomendaron no seguir pero la deportista argentina luchó hasta el final y alcanzó las semifinales.

Su entrenador, Federico Rossi, contó que a su regreso "nos juntamos con Fernando Herrera, un preparador físico, y nos recomendó que 'sólo trabaje la patada'. La única opción era entrenador en doble turno y hacer kinesiología y fisioterapia todos los días, hasta el domingo".

Su regreso a las competencias no fue bueno: pasó de ser campeona sudamericana a mirar de lejos los podios en los torneos de su país. Sin embargo, nunca dejó de entrenar y soñar.

El año pasado, en octubre, bajó el récord argentino de 200 metros de pileta corta, el cual le pertenecía a Georgina Bardach, reconocida nadadora que obtuvo la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.

El presente de Andrea Berrino es prometedor: con 28 medallas en cuatro competencias en los últimos doce meses, la argentina se ilusiona y prepara para destacar en los Juegos Olímpicos de Río 2016.