Desde muy pequeño, Diego Elías honra el legado que su padre José Manuel le dejó en el squash. Con su progenitor como maestro, el discípulo logró superarle a todo pulso, consumando esa frase cliché que nunca pasa de moda. De hecho, el ‘Puma’ -como hoy llaman al peruano en el PSA Tour- ya ha cumplido un sinfín de sueños que no hace mucho lucían imposibles. Haber ganado el US Open es uno de ellos. Y ahora, haciendo honor a su apodo, está al acecho de la cima mundial, el mayor anhelo. Cerca está.
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“Yo comencé desde muy chico por mi papá, que ha sido campeón nacional durante muchos años. Desde que nací, él me lleva las canchas y, apenas pude caminar, comencé a jugar. Desde los tres o cuatro años que llevo practicando squash”, nos contó Diego sobre sus inicios.
Desde entonces, ya nada podía frenarlo. La raqueta fue el juguete favorito de su infancia, que luego -poco a poco- él mismo la convirtió en su mejor arma para arrasar el mundo con su maravilloso talento. En los torneos de menores internacionales ya daba señales de lo grande que iba a ser. Hoy pocos están a su altura.
Fue a partir del 2013 que comenzaron las andanzas de Elías en el más alto nivel del squash. Aquel año se unió al PSA World Tour y rápidamente anunció el itinerario triunfal que tenía por delante. En el camino ganó una medalla de plata en los Juegos Panamericanos Toronto 2015 y el oro en Lima 2019 para Perú. Ahora se está encargando de superar todas las expectativas.
Su evolución, claro, ha sido constante. Empezó desde muy abajo y hoy por hoy ya está bordeando la cúspide mundial. El transcurrir de cada temporada ha representado muchos peldaños subidos por el ‘Puma’. Así lo refleja su progreso en el ránking.
Pasar del puesto 251 al 48 en solo un año es una misión casi imposible para cualquiera, pero Elías lo logró a base de mucho esfuerzo. Después siguió escalando al Top 30, luego al Top 20 y así sucesivamente hasta llegar a su actual Top3, la mejor posición de su carrera. Pero esto no acaba ahí. El peruano quiere ser el mejor del planeta.
“Es como un sueño hecho realidad. El squash es mi vida, es mi trabajo, es lo que me encanta hacer. Entonces, llegar a ser ahora el cuatro del mundo (hoy 3°) es increíble. La verdad que todavía no me lo creo, pero mi meta sigue siendo tratar de llegar a ser el número uno y creo que estoy en buen camino”, expresó
-De la aflicción a la gloria -
A inicios del 2021, Diego vivió un tiempo bastante complicado. Una lesión en la cadera le privó de varias competencias entre enero y julio. Incluso, se barajó la posibilidad de tener que operarse. De manera inevitable, la angustia se apoderó de él, pero finalmente todo salió bien y logró recuperarse sin pasar por alguna intervención quirúrgica.
“Fui a ver varios doctores en todas partes, en Estados Unidos, y casi todos me decían que tenía que operarme y que iba a tomar mucho tiempo. Ahí es donde uno piensa ‘pucha, de repente, no va a ser igual mi carrera o de repente no voy a poder jugar al nivel que estoy jugando ahora’. Yo creo que en esos momentos basta que confíes en una o dos personas. Así conocí a mi preparador físico en Florida, que ahí estoy hasta ahora. Me ayudó muchísimo con mi lesión, no me hice ninguna operación ni nada y ahora siento que estoy mejor que nunca físicamente”, narró Diego.
“Y siempre con la ayuda de mi papá que estuvo ahí conmigo en esos momentos cuando casi nadie está contigo. Porque cuando uno no está jugando, está lesionado, no se escucha mucho de él, como que la gente se olvida de un poco de de ti. Mi papá estuvo ahí en todo momento y se lo agradezco muchísimo”, añadió.
Habiendo superado esa situación, el peruano retornó al circuito con más fuerzas y volvió a brillar como siempre, logrando posicionarse entre los cinco mejores del mundo después de una temporada de ensueño.
Pero Diego no es conformista. Afianzarse en el Top 5 del ránking mundial la campaña anterior solo significó un paso más en su ambicioso trayecto a ser el mejor de todos. Por eso, esta nueva temporada (2022/23) la ha empezado de la mejor manera posible.
Recientemente, conquistó el US Open -una de las mayores hazañas de su carrera- venciendo a nada menos que el egipcio Ali Farag, actualmente número 1 del mundo. Gracias a este logro, el peruano ya suma 12 trofeos de PSA en su vitrina (21 finales y 225 victorias en 333 partidos).
Sin duda alguna, esta última gran gesta representa una importante motivación personal para alcanzar el número uno que tanto desea en el circuito. De hecho, en la última actualización del ránking, Diego figura en la posición número tres y quedó solo a dos peldaños para alcanzar su máximo objetivo. Le sobra condiciones para lograrlo. Ya lo demostró varias veces.
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