Verstappen se consagró el año pasado bicampeón de la F1 con récord de victorias ( 15 ). Este año ya lleva ganados dos GP.
Verstappen se consagró el año pasado bicampeón de la F1 con récord de victorias ( 15 ). Este año ya lleva ganados dos GP.
Daniel San Román

Siempre se suele esperar que el que es el mejor lo sea en todo. Se cree, tal vez porque así lo hemos percibido desde pequeños, que el campeón no solamente tiene que ser el mejor de la pista, sino el mejor compañero, el mejor amigo, el mejor dando entrevistas, el mejor “tester”, etc. Sin embargo, lo cierto es que para ser campeón de la simplemente tienen que cumplirse dos condiciones: ser un buen piloto y tener un buen auto. Lo demás, por más que suena cruel, no importa.

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Hamilton hace unos años dominaba la categoría con un auto ostensiblemente superior a los demás y hoy, que posee una versión mansa del otrora letal Mercedes, simplemente rueda sobre el trazado esperando que los de adelante tengan una mala tarde.

Es en este escenario, de una categoría que le ha puesto refrigerante en las venas de la emoción, donde la imagen de Fernando Alonso toma tanta relevancia. No tan sólo porque lo hace en la pista, dónde está volviendo a ser protagonista, sino por todo lo que generan fuera. Tener más de cuarenta y seguir en el ritmo competitivo de la categoría más exigente del automovilismo exige algo más que velocidad, obliga a tener pasión y dedicación desmedida.

Christian Horner, team manager de Red Bull, ha dicho hace unos días que “Max es un hombre muy independiente, y es muy fuerte en sus opiniones y en su perspectiva de lo que quiere hacer en su vida. Aun así no lo veo siendo un Fernando Alonso y todavía compitiendo a los 41 o 42 años de edad”.

Correr tanto tiempo en la categoría te obliga a tener la resiliencia necesaria para asimilar tanto los años buenos como malos. Miren a Lewis. Recién tiene dos años sin títulos y ya comienza a vérsele las costuras de la frustración. Sin embargo, hoy Red Bull sabe que para ganar títulos necesitan a Max (quien tiene contrato hasta el 2028) y el bicampeón ha sido claro que su permanencia en el equipo depende en gran medida de la continuidad del genio Adrian Newey. Un ingeniero brillante que en los últimos días ha comenzado a sonar como un posible refuerzo para Aston Martin. “Su corazón sigue en la Fórmula 1 y su compromiso con el equipo también. No estamos hablando de los contratos ni de su duración, pero sabemos que estará en la escudería por muchos años”, ha confesado Christian Horner a manera de guillotina ante cualquier rumor que ponga en duda la continuidad de Adrian. El tiempo nos dirá si la declaración fue más un deseo que una sentencia.


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