Daniel San Román

Ningún piloto, jamás, ha sentido sobre los hombros la carga de un legado tan imponente en el deporte como él. Nadie. Es probable, incluso, que ningún deportista en la historia lo haga. Tal vez el hijo de Michael Phelps si se lanza a nadar en algunos años o la de Valentino Rossi si le toma gusto a las motos, pero por lo pronto es el único. tiene sobre el pecho el mismo apellido bordado que su padre, el del hombre más grande en la historia de la . El del heptacampeón, el de récords que aún no pueden derrumbarse y el del que nadie puede discutir. El único apellido que tiene calidad de verbo en la categoría: Schumacher.

LEE TAMBIÉN | Kimberly y el oro que soñó de niña: los resultados que sustentan su título mundial

A Mick se le exige desde el apellido pese a ser uno de los pilotos más jóvenes de la grilla. Se ignora que hace dos años nomás estaba girando sobre la F2 y se le demanda desde el ADN que de la talla a las expectativas. Y, aun así, no se achica comenzando comenzado a sumar puntos y viéndose cada vez más cómodo atacando. Hace una semana nomás lo hizo contra Lewis y el temple le bastó para ser considerado el piloto de la fecha. Así a medida que pasa la temporada el heredero comienza a pagar los dividendos de una afición que le exige, desde el recuerdo, el protagonismo pese a estar en una escudería menor como Haas.

En el padock está prohibido preguntarle a Mick sobre su padre. Simplemente no se habla. Aun así, hay momentos en que el joven piloto se deja llevar. Esto sucedió hace unos días tras su destacada participación en el Gran Premio de Austria. Consultado sobre el gran momento que está comenzando a protagonizar, Mick solamente ha atinado a decir que “renunciaría a cualquier cosa si fuera necesario para hablar con mi padre sobre automovilismo”. Nudo en la garganta, ojos llorosos y carraspera generalizada. No ha habido nadie que haya podido quedar inmune ante algo tan natural como la vida: el amor de un hijo por su padre.

Todos quieren ver brillar a Nick. Häkkinen acaba de celebrar su ambición en Austria y Ferrari ha dejado en claro en más de una ocasión que cuando los tiempos sean precisos quieren darle uno de los monoplazas escarlata. No olvidemos que Nick es nacido de la academia de la escudería por lo que si el joven Schumacher sigue demostrando actuaciones como las de Austria podría incomodar el futuro de Sainz e incluso el de hasta Leclerc. Si a esto sumamos las nulas posibilidades que el cavalinho vuelva a recurrir a Antonio Giovinazzi como opción y viendo a Callum Ilott girando por los óvalos norteamericanos, la figura de Mick suma probabilidades. ¿Quién no quiere a un Schumacher nuevamente en Ferrari?, ¿a quién el corazón no le bombea más rápido de imaginar algo de Michael empuñando ese volante? Comencemos a soñar. Mick nos está dando con qué.

***


Contenido Sugerido

Contenido GEC